Entrevista > José Andreu / Responsable de la lonja de Santa Pola (Santa Pola, 21-febrero-1964)
Lo que hace unos años fue toda una revolución para los pescadores de Santa Pola, es hoy por hoy el pilar fundamental para la venta de su pescado.
Hablamos de la venta online, que les brinda el acceso a otros compradores, a mercados más amplios y a eliminar intermediarios. Ha supuesto abrirles nuevas oportunidades, y ha revolucionado, sin duda, la forma en la que los pescadores comercializan sus productos, permitiéndoles prosperar y crecer.
En el mejor momento
Un sistema que llegó en un momento delicado para el sector, y que consiguió sacarlo a flote. El método tradicional de la venta presencial sigue manteniéndose con todo su encanto para los casi doscientos compradores habituales de la zona. El puerto de Santa Pola es uno de los principales de la zona mediterránea.
Su flota cuenta con barcos rastreros, que faenan diariamente en zonas marinas de Alicante, Torrevieja o Murcia, en distancias de unas veinte o treinta millas y a una profundidad de entre treinta y trescientas brazas.
Además, cuentan con embarcaciones de arte menor, que realizan su trabajo en las inmediaciones de la costa, y barcos naseros, que son los que se dedican a la captura de quisquilla en aguas internacionales, pasando su tripulación en alta mar largos periodos.
Si hace treinta años le cuentan que podían vender pescado a otros países sin moverse de una silla, ¿qué hubiera pensado?
No me lo hubiera creído. Que una persona que esté por ejemplo en Grecia o en Italia pudiera comprar pescado nuestro por este sistema me hubiera parecido increíble.
Antes, algunos compradores extranjeros tenían representantes que venían a por sus encargos a la lonja y se los enviaban. Pero que ellos, desde su país, puedan ver el género al mismo tiempo que los compradores que están en la lonja, y comprarlo ellos mismos al mismo tiempo sin moverse, era impensable.
¿Qué ha supuesto este sistema para ustedes?
Hoy por hoy este sistema es para nosotros imprescindible, y ha logrado en unos años que nuestro nivel de ventas haya aumentado y haya dado un respiro al sector. Ha sido muy importante. Ten en cuenta que por ejemplo el 20% del pescado de escama, como la lubina y la dorada, se vende online. Principalmente a Italia, Grecia y Francia, ya que en sus países escasea, y afortunadamente nosotros los tenemos en abundancia.
Por nuestras aguas pasan al día más de doscientas especies diferentes, y facturamos unas 3.000 cajas de pescado diariamente.
«El pescado tiene que llegar en un máximo de veinticuatro horas desde su captura para que no pierda su frescura»
La rapidez en llegar a su destino es fundamental para el pescado. ¿Cómo se transporta?
Eso es primordial. Si el destino es dentro de España es más sencillo: el pescado sale de inmediato en camiones adaptados para su conservación, y llegan en unas horas. Si el destino está fuera de España, los camiones llegan hasta Barcelona, y de ahí o bien en avión, dependiendo de la urgencia, o siguen el recorrido en los camiones.
El producto tiene que llegar en un máximo de veinticuatro horas desde la captura para que no pierda su frescura.
¿Esta época del año es buena para la pesca en Santa Pola?
En pescado sí, y en precio también. En verano el precio sube, porque se consume mucho pescado, y, por otra parte, hay mucha gente que viene aquí a veranear y eso se nota.
Los chiringuitos y los restaurantes venden principalmente pescado, que es lo que suele apetecer en verano cuando estás cerca de la playa.
«Por nuestras aguas pasan al día más de doscientas especies diferentes»
¿Lo de la ‘r’ es una leyenda urbana o es cierto?
Es cierto. Esto se nota sobre todo con el pescado azul. Los meses que no llevan ‘r’, que son los del verano, es decir mayo, junio, julio y agosto, son los meses idóneos para comer pescado azul. Están en su momento ideal y tienen una grasa que solo ocurre en esta época del año.
Cuando llegan los meses que llevan ‘r’, a partir de septiembre, hay que optar mejor por pescados blancos, crustáceos o moluscos, que alcanzan en esas fechas su plenitud.
¿Las grandes joyas del marisco siguen siendo la quisquilla y la gamba roja?
En mariscos, desde luego que sí, entre otras cosas porque no se encuentran fácilmente con la calidad que le dan estas aguas, y la gamba roja además es prácticamente exclusiva de las costas de esta provincia. Cualquier momento del año es bueno para comerlas.
«Facturamos unas 3.000 cajas de pescado diariamente»
¿Son un problema para ustedes las piscifactorías?
Bueno… yo creo que hay sitio para todos, el mar es muy grande. Las piscifactorías están dedicadas prácticamente solo a dos especies, que son la dorada y la lubina, y el comprador tiene la opción de comprarla así o salvaje.
El sabor y el precio te lo dicen todo; la dorada de piscifactoría te puede costar siete euros el kilo, y la salvaje más del doble. Por algo será.
Usted también se ha dedicado a la pesca. ¿Qué recuerdos le vienen de esa época?
Vengo de familia de pescadores. Cuando estudiaba y llegaban las vacaciones, me pasaba el verano de pesca con mi padre porque me gustaba, y a ello me dediqué durante muchos años.
En la actualidad, y desde hace más de veinte años, soy el responsable de la lonja. Es decir, que toda mi vida ha girado y sigue girando en torno al mar de una manera u otra.