La posteridad es en ocasiones demasiado esquiva. Poca gente recuerda hoy al alicantino Antonio Valcárcel Pío de Saboya y Moura (1748 -1808), aunque sí al menos su título, octavo conde de Lumiares (desde 1799 hasta su fallecimiento). Literato y arqueólogo, con importantes descubrimientos en el Tossal de Manises alicantino, la ilicitana Alcudia y el guardamarenco Molar, quiso levantar palacio en Alicante capital.
Pero he aquí que la señorial vivienda asentaba en vial dedicado al insigne contralmirante siciliano-español Federico Carlos Gravina (1756-1806), mortalmente herido en la batalla de Trafalgar (el 21 de octubre de 1805), así que la residencia se conocería, popularmente, como el ’palacio Gravina’. El espacio cultural inaugurado aquí en 2001 iba a llamarse precisamente Museo de Bellas Artes Gravina (Mubag). El arqueólogo hidalgo se nos transmutaba en batallador marino.
Un racimo visitable
El museo es uno de los doce reseñados en la web Musea, museos de Alicante (Aguas de Alicante, Nueva Tabarca, castillo de Santa Bárbara ─el de la ciudad, el Musa─, The Ocean Race, Lonja, Gil-Albert, Cigarreras, Marq, MUA, Mubag, Maca y la Sede Universitaria), a la que podríamos añadirle el de los Belenes y el de la Ciudad Descubierta (junto al Ayuntamiento, en el edificio de cristal).
También el palacio El Portalet (museo sobre la ciudad), el de las Hogueras, el reciente de las Ilusiones (en la avenida Ramón y Cajal) o el Centro de Interpretación sobre los Refugios Antiaéreos. Bueno, cuestiones de espacio, detengámonos, al menos, en los más clásicos, en los que más se apegan al concepto de museo ‘de toda la vida’. Volvamos al Mubag, dedicado a la pintura del XIX y a Emilio Varela (1887-1951).
En 1997 era declarado Bien de Interés Cultural el palacio Gravina
El más mediático
Así que el ’palacio Gravina’, un edificio erigido entre 1748 y 1808, rehabilitado desde 1998 hasta 2001, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) el 28 de enero de 1997 y cuyos anteriores propietarios ya le habían adosado otras dos viviendas, se convertía en una suerte del manido “marco incomparable” para una profusión de actividades. Entre ellas, conciertos de música clásica.
Pero si hay una galería de las clásicas que se lleva la palma mediática, esta es sin duda el Museo Arqueológico de Alicante (refundación del antiguo Museo Arqueológico Provincial de Alicante), inaugurado en su sede actual, en el 2000, como Marq. El fondo original que ha dado paso de las más de 81.000 piezas actuales se trasladaba de un edificio clásico del arquitecto alicantino Juan Vidal Ramos (1888-1975) a otro.
Uno de los primeros en apostar por la interactividad fue el Mubag
De palacio en palacio
Los tesoros que se encontraban sobre todo en el neoclásico Palacio Provincial (la Diputación), inaugurado en 1932 y obra del mago de la calcarenita piedra juliana, pasaban al antiguo hospital San Juan de Dios (el Provincial), de 1931. Sanatorio, en el Pla, que acogió a muchos desheredados de la fortuna, como el Poeta Mejillón, tras irrumpir en los bares declamando una ‘Oda a José Antonio’ (“Oye, Patria, tu aflicción”).
Al igual que el Mubag, el Marq, además del fondo fijo (del que aquí surgen a veces colecciones para itinerancias), que incluye salas permanentes y temáticas, también alberga exposiciones ajenas temporales. En todo caso, fue uno de los primeros, si no el primero, por estos pagos que apostaba por la interactividad como señera y lo audiovisual como complemento. Pero más antiguo físicamente es aún el Museo de Arte Contemporáneo (Maca).
El Maca comenzaba en el edificio de uso civil más antiguo
Del grano al arte
Este comenzaba su andadura el 5 de noviembre de 1977 gracias a los fondos (de obra propia y ajena) recolectados por el colivenco Eusebio Sempere (1923-1985), pintor, escultor y artista gráfico de legado internacional. El edificio elegido era el que posiblemente sea, en la urbe, el de uso civil más antiguo conservado: el que fuera pósito (granero) de trigo de La Asegurada, sobria construcción en estilo barroco valenciano de 1685.
El inmueble (frente a plaza y basílica de Santa María), que llegó a tener uso docente y hasta político (fue sede provisional del Concejo Municipal), tardó en concretar la ampliación soñada por Sempere, que, tras agrias polémicas, se concretaría a comienzos de este siglo (en 2014 se ejecutaba la, por ahora, última de las grandes actualizaciones). Pero aún quedaban más casonas por recuperar. Como en el caso del palacio del Portalet.
Familia Maisonnave
En pleno casco histórico, esquinando las calles de Labradores y la de Santo Tomás, antaño del Portalet (puertecita) de Capuchinas (puerta en la hoy desaparecida muralla que permitía cruzar hasta el convento de esta orden), el antiguo palacete abría sus puertas a mediados del XVIII, y por estas entró, para quedarse, la familia Maisonnave-O’Connor. También fue, en 1897, sede alicantina del Partido Republicano Democrático Federal (1868-1910).
La antiguo sociedad filarmónica alicantina musiqueó por aquí entre 1900 y 1965; y en 2017, veinte años después de adquirirlo, el Ayuntamiento reabría su portón, con tres salas museabilizadas, exposiciones itinerantes, audiovisuales, actividades varias y un cómodo ascensor para quien no pueda con sus escaleras antañonas. En fin, no agotamos aquí aún nuestra lista de museos, pero estos bien veteranos son, ¿no?