Entrevista > Salvador Gomis / Rey Cristiano de las Fiestas de Altea (Altea, 13-septiembre-1996)
El otoño llegará a Altea, como al resto del hemisferio norte de la Tierra, el domingo 22 de septiembre; pero lo que sólo sucederá en la Villa Blanca es que el cambio de estación coincidirá con la celebración de sus días grandes, que se prolongarán del 20 al 24 de este mes.
Una de las figuras más relevantes de esta edición será la de Salvador Gomis, que mutará durante unos días en rey Cristiano y, por lo tanto, en gran protagonista de la mayoría de las celebraciones.
¿Cómo han sido estos últimos doce meses de preparación para esos días grandes de Altea que están a punto de llegar?
¡El año se ha pasado volando! Esa es la verdad. Han sido muchos días de viajes para ir a probar el traje y demás; pero también hemos estado muy ocupados haciendo fiestas y eventos para recaudar dinero y poder pagar todo lo que tenemos que hacer durante los días grandes.
Hemos hecho tardeos, puesto barras en fiestas de barrio, hemos organizado la verbena del Castell de l’Olla… Visto en perspectiva, ha sido un año muy distinto a cualquier otro.
La última vez que hablamos, poco después de que fueras nombrado rey Cristiano, me decías que, pese a la diferencia generacional, tenías una gran relación personal con Teresa, la reina Mora. Supongo que haber pasado tanto tiempo juntos y haber compartido tantas cosas este año os habrá unido todavía más.
Sí, claro que sí. No sólo con ella, sino con el resto de los cargos. Y eso que a todos o casi todos los conozco de siempre, pero este último año nos ha servido para unirnos incluso un poco más.
«Me gustaría que mi reinado se recordara por haber hecho una buena embajada»
También me contabas en aquella ocasión que tú eres festero ‘de toda la vida’ y que en tu familia también hay una gran tradición festera. Pese a ello, el haber estado tan metido en la ‘tramoya’ de la organización de los días grandes, ¿te ha hecho descubrir algo respecto al trabajo que hay detrás?
Desde luego que sí. Sobre todo, lo he visto en mi hermano, que es el presidente de la filà, que no ha parado. Ha estado muy liado.
Hay que tener muchas cosas en la cabeza, porque es como tú dices: hay un montón de cosas detrás de las fiestas que casi nunca se ven.
Ya de cara a esos días grandes de Altea, ¿cuál es el acto que más esperas este año?
Me decanto por el desfile y la embajada.
Si te hubiera hecho esta pregunta cualquier otro año, sin ser rey Cristiano, ¿me habrías dado la misma respuesta?
Claro que sería distinta. Este año, por mi cargo, soy el que habla en la embajada y, claro, eso es una experiencia única. Además, en el desfile vas arriba de la carroza y pasas por delante de toda la comunidad festera. Tiene que ser también increíble.
«Los actos que más espero en esta edición de las fiestas son el desfile y la embajada»
Este año esa comunidad festera de la que hablas ha sobrepasado los 2.000 miembros. Eso, redondeando, supone casi el 10% de la población de Altea. Es una barbaridad.
La verdad que sí. Este año hay un montón de gente en fiestas. Creo que el año pasado ya éramos 1.600 o así. O sea, que son casi cuatrocientas personas más, que es una locura.
¿Por qué se suma tanta gente a las Fiestas de Altea?
¡Porque son las mejores! La verdad es que no lo sé. No te puedo dar una respuesta a esa pregunta, pero me alegra mucho que seamos tantos y que la comunidad festera siga creciendo.
Muchos de esos nuevos festeros son gente joven. ¿Qué busca esa generación en las fiestas?
Pasárselo bien, la verdad. Esa gente joven, por desgracia, no va tanto a actos como las embajadas, la procesión o la presentación de trajes. Lo que busca es eso: pasárselo bien en la fiesta.
«Sin embajada o desfiles no serían Moros y Cristianos; serían unas fiestas patronales normales y corrientes»
Pues siendo tú tan joven como eres, haz un alegato para que también participen en esos actos.
Si te soy sincero, he de decir que a mí tampoco me mola mucho lo de ir a la procesión y entiendo a los que no les guste. Pero las embajadas, los desfiles… es que, al final, los Moros y Cristianos son eso. Sin embajada, sin desfiles, no lo serían; serían unas fiestas patronales normales y corrientes. Invitaría a la gente a que disfrute de todo esto. Creo que es lo más bonito.
Si no he ido nunca a las Fiestas de Altea, ¿qué es lo que no debo perderme este año para hacerme una buena idea de cómo son?
Como he dicho, la embajada para mí es lo más bonito de todo. También destacaría la entrada de bandas, justo antes del pregón del viernes de fiestas y, por supuesto, los desfiles. Considero que la calle que tenemos aquí, la Avenida, la tienen en muy pocos pueblos.
Vamos a ponernos en el día después de las fiestas. Ahora ya se ha pasado todo. ¿Cómo te gustaría que se recordase tu reinado?
(Largo silencio) Es complicada esta. La verdad es que tengo algo medio preparado, pero no te lo puedo contar. Es una sorpresa que desvelaré en la cena de cargos, durante mi discurso. Más allá de eso, me gustaría que se recordara por haber hecho una buena embajada.