Entrevista > Mario Ortuño / Músico (Catral, 5-agosto-1986)
Es fehaciente que tres municipios lideran nuestra musicalidad: Llíria, Cullera y Buñol. Además, en esta última existen dos excelentes bandas (‘La Armónica’ y ‘La Artística’), cuya rivalidad se extiende desde décadas y queda reflejada todos los veranos en su tradicional ‘Mano a Mano’.
Mario Ortuño es el director de ‘La Artística’ -conocida popularmente como ‘Los Feos’- desde hace cinco años, “cargo que asume con orgullo y responsabilidad”. Anteriormente había dirigido las bandas de Beniaján y Jumilla, ambas en Murcia.
Nos hablará de sus inicios, con especial influencia de los maestros Leonardo Martínez y Manuel Hernández Silva, y los conciertos más relevantes en los que ha participado. “El duelo en el cincuenta aniversario fue extraordinario”, resalta.
¿Músico desde cuándo?
Comencé a los siete años con el saxofón, en la Sociedad Unión Musical La Constancia de Catral. Poco después llegó un director joven, Leonardo Martínez, que revolucionó la banda, implicándose en la escuela y modernizando los hábitos.
Contrató también nuevos profesores, más específicos de cada instrumento, hizo que participáramos en certámenes… Fue un impacto cultural y musical muy importante, y posiblemente de ahí procede mi deseo de dirigir una banda.
Otro referente fue Manuel Hernández Silva.
Sin duda, en un punto donde ya sabía que me iba a dedicar a la música. Manuel, de nacionalidad venezolana, había sido el maestro de Leonardo y le conocí en 2011, en un curso que organizaba con la orquesta sinfónica de Córdoba, que dirigía.
Acudí recomendado por Leonardo y fue muy bonito, porque Manuel se emocionó al verme dirigir. Me dijo “la cadena sigue viva”, porque lo que a él le enseñaron en Viena se lo traspasó a su pupilo y este a mí.
«Cuanta mayor visibilidad tiene la entidad, la labor del director está más sujeta a críticas y opiniones»
¿Cuántas bandas has dirigido?
En muchas han sido invitaciones, como por ejemplo la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, la Orquesta Filarmónica de Málaga, la Orquesta de València o la Banda Municipal de Bilbao. Titular he sido de las de Beniaján y Jumilla.
Clave en tu trayectoria fue el premio en Bilbao Musika.
Fue en 2022, consecuencia de la carrera que iba completando. Sin embargo, mi verdadero trampolín fue cuando llegué a dirigir la banda de Buñol, en 2019.
Poco antes me habían invitado para ser el director de la Asociación Mundial de Bandas y Ensembles (WASBE, por sus siglas en inglés), que cada dos años organiza un congreso, esa edición en Buñol.
«Con la banda juvenil hacemos un gran trabajo, visible en los campamentos musicales de verano»
¿Fue entonces cuando ‘La Artística’ te testó?
La entidad se había quedado sin director, después de estar muchos años en el cargo el neerlandés Henrie Adams. Querían conocerme y fue un concierto de prueba, que por suerte salió bien, y me incorporé en septiembre de 2019.
¿Eres consciente del lugar privilegiado que ocupas?
Sí. Pero también cuanto más escala la entidad, con una mayor visibilidad, la labor del director está más sujeta a todas las críticas y opiniones. Va en el cargo y lo asumo.
Recordemos que en la profesión de músico hay mucha competitividad y ego. Con el paso del tiempo he aprendido a ser muy prudente, porque sé la cantidad de frentes y trabajo que supone llevar una banda como la nuestra, en la que hay mucho que lidiar, y debo tener muchas habilidades.
«Disfruto mucho en los ‘Mano a Mano’ de Buñol y de la rivalidad ‘sana’ que hay entre las bandas»
Una gran empatía con los alumnos, sin ir más lejos.
Esa es la figura del maestro, la que sentí en su día con Leonardo. Mi trabajo, aparte de atender a los adolescentes que están estudiando -en edades complicadas-, es ‘enchufarles’ música, para que se mantengan conectados con la banda.
Con la banda juvenil, por ejemplo, hacemos una gran labor, visible en los campamentos musicales de cada verano (cuatro días a un albergue para ensayar, sin móviles). No obstante, hay que poner unas normas y yo soy bastante estricto en ese tema.
Tenemos otra ventaja enorme, como la de contar con un número enorme de profesionales, aunque cada uno tiene sus criterios y su propio ego. Debo ser algo estratega para tener a todos contentos (ríe).
¿Cuáles han sido tus conciertos más emotivos?
El primero, el mencionado de la WASBE, que fue muy especial, donde toqué la ‘Décima sinfonía’ de David Maslanka. También, obviamente, el concurso de bandas de este verano -en el que participaron las de Llíria, Tavernes de la Valldigna y La Vall d’Uixó-.
También los ‘Mano a Mano’ de Buñol, que tienen tanta tradición, en el auditorio al aire libre (hecho en roca). El de este año fue excepcional. Lo que se vive sobre el escenario, con 170 músicos, es increíble, además de la rivalidad entre las dos bandas durante toda la semana. El objetivo de cada verano es ver quién presenta el repertorio más novedoso y singular.