Manu Valls / Actor y guionista
Manu Valls (València, 6-julio-1974) es puro teatro, donde actúa, guioniza y dirige, faceta en la que, reconoce, disfruta menos, “llego a sufrir”. Ha trabajado asimismo en el audiovisual, “una carrera de fondo, en la que debes desear estar ahí”, siendo incluso el director de una película pequeña que se tituló ‘Faltas leves’ (2007).
Además de ser el “malo” de la nueva temporada de ‘L’Alqueria Blanca’, son varias las funciones que interpreta, como ‘La mujer más fea del mundo’ o ‘Valparaíso’, que está maravillando al público. Es una adaptación, escrita por él mismo, sobre una pareja que se reencuentra una semana al año, en el mismo lugar, desde la transición hasta la pandemia, ¡36 años!
“Es muy bonita”, remarca. El segundo encuentro es en 1981, poco después del golpe de estado del 23-F, cuando sobrevolaba la posibilidad de regresar a una dictadura, con todo lo que eso significaba para una adultera. Dirigida por Rafa Calatayud, “maravilloso, cómo mima a los actores”, sobresale la evolución de dos personas tan distintas “pero enamoradas”.
Dramaturgo, actor, guionista y director, ¿cómo te defines?
Realmente me gusta escribir y actuar, porque dirigiendo lo paso mal. A veces no me queda más remedio, como en ‘La mujer más fea…’ o en audiovisual, mi primera película. En otras ocasiones tiendes a hacer funciones que no te tocarían -para ahorrar costes-, porque la nuestra, y más en esta tierra, es una profesión precaria.
He tenido la oportunidad de trabajar con profesionales como Xavo Giménez, María Cárdenas (tristemente fallecida), Eva Zapico, Isabel Martín, Chema Cardeña… Rodearte de los que te enseñan es lo mejor que puede pasar en esta profesión.
¿Tras licenciarte en Imagen y Sonido tenías claro qué hacer?
Mucho antes Xavo y yo montamos, junto al profesor de teatro (Manolo Gil), nuestra primera compañía teatral, porque mi sueño era actuar, pese a que no había salas alternativas y solo hacían funciones las compañías consolidadas: Albena, Pavana y Arden.
La única opción era que te contrataran en los castings, pero de repente se me abrió una ventana en el audiovisual, con el guion de ‘Faltas leves’.
«Rodearte de los que te enseñan es lo mejor que a uno le puede pasar en esta profesión»
¿Qué acogida tuvo?
Estuvo en diversos festivales y, en críticas, hubo de todo. Fue un proyecto pequeño que contó con Mabel Rivera -que acababa de ganar un Goya por ‘Mar adentro’-, Helio Pedregal, Sergio Caballero, Cuca Escribano…
La experiencia fue maravillosa, formando un muy buen equipo. Uno de los problemas del cine en España es que muchas películas pequeñas acaban en cajones; ahora con las plataformas, menos.
Tuve la suerte de coincidir con Xavier Crespo, que me ayudó a desarrollar la faceta teatral con su productora ‘Dacsa Produccions’, dedicada al audiovisual.
¿Volviste entonces al teatro, con ‘L’ùltim viatge de Cary Grant’?
Sí, la primera que escribí y levanté a nivel profesional, junto a Xavi y Alejandra Madli y bajo la dirección de María Cárdenas. En la obra -de las más bonitas que hemos realizado- se trataba el tema de la familia, que me apasiona; en este caso una bastante deteriorada, con dos hijos y un padre distanciados que jugaban a interpretar las películas de Cary Grant.
¿Cómo está funcionando ‘Valparaíso’?
Es una obra muy bonita, en la que se habla del adulterio desde una perspectiva muy humana, el amor al otro y el respeto hacia las respectivas familias, algo que puede sonar surrealista. La gente que la ha visto sale llorando, aplaudiendo en pie.
«A Chema Cardeña le debo mucho, porque un actor solo aprende a actuar, actuando»
¿Y ‘La mujer más fea del mundo’?
Es anterior, de 2023, año que tuvo dos nominaciones en los Premios de Artes Escénicas Valencianas. El viaje con esta función fue doloroso, porque poco antes de estrenar falleció mi padre: Isabel Martínez asumió la dirección y ayudó a convertir el espectáculo en el bonito y duro cuento que resultó. ¡Ojalá pudiera trabajar siempre con ella!
¿Ser director te hace empatizar más con los actores?
Los actores trabajan con lo que llevan dentro y, a mi edad, con 50 años ya cumplidos, solo quiero trabajar con aquellos que me hagan disfrutar. Si para sacar la mejor interpretación debo sufrir, no me interesa. Me encanta la terminología inglesa del ‘to play’, jugar.
En los últimos años, una compañía (Arden Producciones) y una persona me ha enseñado a trabajar disfrutando y cómo dirigir desde el cariño. A Chema Cardeña le debo mucho, porque un actor solo aprende a actuar, actuando. Profesionalmente le debo el actor que soy.
¿Cuáles son tus proyectos más inmediatos?
A mediados de diciembre estrenamos en la Sala Ruzafa ‘El día de San Judas’, escrito con humor negro, precisamente por Cardeña. También voy a aparecer en la nueva temporada de ‘L’Alqueria Blanca’, donde hago de malo.