Carolina Cerezuela / Actriz y cantante
La trayectoria de la polifacética actriz, cantante y presentadora Carolina Cerezuela (Elche, 14-enero-1980) merecía desde hace ya algunos años un reconocimiento, como el que recibió recientemente durante la gala final del Festival de Cortometrajes de Crevillent.
Recordemos que comenzó jovencísima en el teatro y la moda, siendo su participación en el premio Linda de España (2001) un trampolín hacia la televisión. En la pequeña pantalla triunfó en diversas series, especialmente en su papel de Mónica Salazar en ‘Camera Café’, junto a Ana Millán, Arturo Valls, Carlos Chamarro…
Dúo musical
Felizmente casada con Carlos Moyá -con quien reside entre Mallorca y Madrid- decidió dar un paso atrás en su carrera profesional para crear una familia. Sin embargo, poco después, en 2015, las casualidades del destino le trajeron al cantautor Jaime Anglada, “todo un hermano hoy en día”, con quien forma un dúo musical.
Expresa su solidaridad y pésame con las víctimas de la trágica DANA acontecida en la provincia de València. “Es una tierra que siento tan mía, y es tan terrible lo que estamos viviendo”, argumenta, destacando que “a las personas nos sacan las personas, no las instituciones: me siento orgullosa de todos los valencianos”.
¿Qué ha significado el reconocimiento en el Festival de Cortos de Crevillent?
Es muy bonito y estoy sumamente agradecida. Hay un refrán, que ha ido cambiado, que dice que nadie es profeta en su tierra, pero siempre me he sentido muy querida y acompañada por la zona de Elche y Crevillent.
A veces no somos conscientes de nuestros propios méritos, hasta que los menciona otro. Principalmente me he dedicado a trabajar y si alguien quiere hacerte un reconocimiento es un síntoma que lo ha disfrutado y valora.
¿Te lo esperabas?
No pensaba que el primer reconocimiento fuera en Crevillent, como mencioné en la gala. Me lo habían propuesto el año anterior, pero por una cuestión de fechas no pudo ser, aunque me supo mal, porque debemos apoyar este tipo de iniciativas.
El reconocimiento es lo de menos. Lo importante es que, de manera local, se está incentivando y apoyando a jóvenes para que estén motivados y saquen nuevos cortometrajes adelante.
«Dice el refrán que nadie es profeta en su tierra, pero yo me siento muy querida en la mía»
¿Siempre quisiste ser actriz?
Sí y no. Con doce-trece años deseaba ser trabajadora social y ayudar a los niños con discapacidad o cualquier problema de adaptación. Asimismo, quería estudiar derecho, periodismo, actuar, cantar, trabajaba en voluntariados…
Finalmente hice relaciones laborales, sin plantearme lo de ser actriz: puse las herramientas para ello, pero sin la pretensión de serlo.
Empezaste muy pronto en el teatro.
Sí, en el de La Torreta, mi instituto. Lo hacía como hobby, porque me apasionaba la interpretación. Fui aprendiendo de los que estudiaban arte dramático en Murcia, pero la mejor escuela siempre fueron las tablas de un escenario, defendiendo un papel y aprendiendo expresión corporal y a proyectar.
¿Cómo se produjo el salto a la televisión?
Estaba en dos compañías de teatro amateur, mientras trabajaba en la moda para pagarme mis cosas. Participé en el concurso ‘Linda de España’ y, tras ganarlo, me preguntaron si era actriz. Mi respuesta fue que no, que hacía teatro porque me agradaba.
Me ofrecieron hacer una prueba para una serie de TVE, ‘El Secreto’, me cogieron y ahí comenzó mi andadura televisiva.
¿’Camera Café’ fue un antes y un después en tu carrera?
Fue el papel más fácil de todos los que he defendido. Hubo series mucho más duras, como ‘Arrayán’ -grabada en Málaga, Premio Ondas-, pero sí, ‘Camera Café’ tuvo muchísima audiencia, también porque era un formato nuevo.
«De joven no me planteaba trabajar como actriz, aunque sí puse las herramientas para serlo»
¿El ambiente era tan bueno como se traspasaba a la pantalla?
Sí que lo era, y parte de la magia era la complicidad que teníamos, porque era un plano secuencia. Debíamos saber escuchar mucho al compañero, entenderlo y que hubiera química para que pudiera salir, en ocasiones, ¡en una sola toma!
Éramos todos jóvenes, con muchas ganas, mucha iniciativa, con deseo de crear algo chulo y pienso que lo conseguimos. ¡El resultado fue espectacular!
Quisiste poco después formar tu propia familia…
Había estado muchos años trabajando duro, para crear una estabilidad profesional, y me llegó el momento de crecer a nivel personal. La vida también son cuestiones de prioridades, sabía lo que era madrugar, pasar años enteros sin apenas dormir, no dejar de estudiar guiones, renunciar a fines de semana con amigos…
Decidí, al querer ser madre, serlo presente, no una que le contaran lo que le pasaba a mi hijo. No me apetecía tener una persona que viviera mi vida, que se ocupara de sacar adelante mi casa y cuidar de mis hijos. Me tocaba hacer lo que realmente quería, no lo que debía, porque para mí la vida es hoy, no confiar que el día siguiente lo disfrutaré.
¿Tu faceta musical estaba escondida?
En una entrevista de 2007 o 2008 ya decía que quería ser cantante. Siempre me ha fascinado la música, pero, aunque sé escribir canciones, no sabía musicarlas. Luego te das cuenta que, si dejas que todo fluya, las cosas y energías llegan, como sucedió.
Era el momento de decidir si me quedaba en mi zona de confort o no, probar, ¿por qué no? Íbamos a disfrutar, junto a Jaime, sin arriesgar y sin tampoco hacer caso a las críticas.
¿La guitarra es tu escudo?
Más que nada es una toma a tierra, una raíz, un instrumento musical muy orgánico, con un sonido que te ancla a las canciones. Oigo una cuerda de guitarra y me surge un tono, una musicalidad. Me identifico con ella y me lleva al sitio.
«El papel de ‘Camera Café’ fue el más fácil que me tocó defender, lo disfrutamos muchísimo»
¿Dónde y cómo conoces a Anglada?
En el finger de un vuelo Palma-Madrid. Teníamos muchos amigos en común, aunque no nos conocíamos en persona. Me lo presentó allí una amiga, en 2015, y ella le pidió que me escribiera una canción para una ONG en la que colaboro.
Al aterrizar me entregó su billete, en el que había compuesto las letras. ¿Esto cómo suena?, le pregunté. Seguidamente quedamos junto a más amigos, sacamos las guitarras y el propio Jaime me dijo que nuestras voces conjugaban muy bien, sin esfuerzo. Grabamos esa canción y ambos nos quedamos con ganas de más.
¿Y nació ‘Manzana de caramelo’?
Hicimos nuestro primer disco, grabado en Madrid. El segundo lo preparamos en Nashville (Tennessee), la capital del country, donde disfrutamos muchísimo. Habíamos escrito previamente a Brad Jones, con quien ya habían trabajado grupos como ‘M-Clan’, y nos dijo “ok”. ¡No lo dudamos y viajamos a Estados Unidos!
La música me ha dado muchas satisfacciones, me sigue proporcionando la adrenalina del directo, sin olvidarnos del momento creativo y la interpretación, porque no quiero ser una super cantante sino interpretar las canciones que cuentan una historia y que cada uno las pueda sentir.
¿Qué más habéis creado?
Además de varios singles, hemos versionado ‘Karma camaleón’, de Culture Club, tras la sorprendente aceptación de Boy George; ‘Felicidad’, de Romina y Albano; y ‘Me cuesta tanto olvidarte’, de Mecano. También, durante la pandemia, creamos ‘Somos demasiado’, cada uno desde su casa, online, fue muy bonito.
¿En qué estáis focalizados ahora?
Tenemos sobre la mesa un par de canciones, que vamos a grabar en estudio, y seguir con nuestros conciertos y gira. Hacemos galas privadas y actuamos en numerosas salas pequeñas, donde se disfruta de un ambiente muy íntimo. ¡Me encanta!
«La música me ha dado muchas satisfacciones, me sigue proporcionando la adrenalina del directo»
¿Te sientes más cantante o actriz?
Las dos cosas, sin encasillarnos y ponernos límites, porque el arte es arte, y me siento creativa, defendiendo distintos escenarios. Soy Carolina, y no me gusta elegir, porque todo me agrada, como presentar un programa de televisión.
Cuando soy actriz, me siento actriz; igual que cuando canto o presento en tv. Y cuando estoy en casa, con mis tres hijos, me siento madre, disfrutándolo del mismo modo.
¿Algo más?
Me gustaría animar, especialmente a los jóvenes, a que hagan lo que sienten, sin limitarse a “estoy en Crevillent, todo me queda muy lejos”. Se es actor no por la actividad que desarrollas. Hoy en día la persona que hace lo que dice tiene máximo respeto y admiración.
Enhorabuena por el certamen de cortometrajes, que me encantó, perfectamente organizado y defendido por su director, Roque Ortiz. Debemos seguir dando altavoz a la cultura, es muy necesario.