Entrevista > Pepa Sarrió / Actriz (Petrer, 13-septiembre-1967)
Quedamos con Pepa Sarrió en el Teatro Cervantes, donde transcurre esta entrevista. A la cita llega puntual, regalándonos su gran sonrisa y haciendo gala de una gran cercanía mientras nos acomodamos en el patio de butacas.
Pepa es una de las actrices más destacadas y queridas de nuestra ciudad, con una carrera más que consolidada en el mundo de la interpretación, que le ha llevado a meterse en la piel de cientos de personajes durante los cuarenta años que lleva dedicándose a esta profesión.
Nos confiesa que su pasión por el teatro se le despertó en el instituto siendo tan solo una adolescente, y que, desde entonces, ese amor por la actuación no ha dejado de ser una presencia constante en su vida, que no ha parado ni un minuto de crecer.
Personaje a su medida
Estos días se encuentra preparando uno de los papeles con el que más satisfacciones y éxitos ha cosechado como actriz en los últimos tiempos, y que ya hemos podido ver con anterioridad en nuestra ciudad: el de la madre Bernarda de los Arcos en el musical ‘La llamada’, un personaje que parece estar hecho a su medida, y que traerá a la intérprete de nuevo a las tablas del Cervantes el próximo 21 de diciembre junto a un elenco de jóvenes actores.
Cofundadora del grupo Carasses y miembro actual de Combinats junto al actor Juanmi Reig, la hemos visto en infinidad de obras teatrales, series de televisión y cine, aunque nos asegura, sin dudarlo, que si tuviera que elegir prefiere el teatro.
El próximo 21 de diciembre regresas al Cervantes con el musical ‘La llamada’ junto a un cuadro de jóvenes intérpretes. ¿Qué tiene esta obra que gusta tanto?
Es una obra muy fresca que tiene música en directo y en todos los sitios donde la hemos hecho se ha llenado. La gente joven, más que la mayor, se identifica bastante con este musical, porque trata temas que les afectan directamente como adolescentes. Lo importante es que disfrutamos mucho encima del escenario y eso al final es lo que se transmite al público.
La gente conoce ‘La llamada’ sobre todo por la versión cinematográfica de 2017, en la cual tu personaje, el de la madre Bernarda, fue interpretado por la actriz Gracia Olayo. ¿Qué diferencias hay entre ambos papeles?
Son distintos, porque, aunque hagas el mismo papel que otra actriz, siempre intentas hacerlo tuyo. Ella lo hizo en su línea y yo lo hago en la mía. Para mí es un personaje muy agradecido, con el que me han dado la licencia para hacer lo que me dé la gana y con el que me lo paso bomba y disfruto muchísimo.
Precisamente, una vez coincidí con la propia Gracia Olayo cuando ella estaba haciendo una película y tuve la ocasión de conocerla, e incluso llegamos a cantar alguna canción juntas. Además, tiene a su hija en Elda y viene muchas veces por aquí.
«Mi personaje en ‘La llamada’ es muy agradecido»
Centrándonos ahora en tu faceta actoral, llevas cuarenta años encima de los escenarios. ¿Cómo recuerdas tus comienzos en el mundo de la interpretación?
Fue todo como muy casual. A mí no me gustaba mucho estudiar y fue en el instituto Azorín, al apuntarme a las clases nocturnas, cuando descubrí lo que realmente era el teatro. Allí conocí a Antonio Santos, que venía a mi clase y con el que después fundé, en 1985, el grupo Carasses. Gracias a él y a un profesor de literatura que había allí en el instituto, comencé a ensayar mis primeras obras y a descubrir que el teatro me encantaba.
Con Carasses estuve quince años, ensayando todos los días de la semana, incluidos sábados y domingos, y todo ello en una etapa muy difícil como era la adolescencia. En esa época no éramos muchos los que nos dedicábamos a la interpretación. En Petrer estaba el grupo Arenal, con el que siempre he tenido una estrecha amistad, y en el que el director era Juan Miquel Reig, que actualmente es mi socio y compañero en Combinats.
¿Qué tal ahora en Combinats? ¿Es muy distinto de Carasses?
Cada compañía lleva su estilo y su historia. En Carasses trabajé muchísimo el teatro clásico, que es algo que me enloquece. Fue allí donde aprendí a hacerlo todo, aunque al final el trabajo que tienes que hacer en un grupo o en otro es más o menos el mismo.
Combinats lleva funcionando veinticinco años, con obras como ‘Palabras en los bolsillos’, que no paran de pedirnos, y con la que llevamos veintidós años y unas 1.800 representaciones hechas.
«Descubrí el teatro durante mis años en el instituto»
Siempre has estado más del lado del teatro. ¿Acaso te atraen menos el resto de los medios como el cine y la televisión?
Me atraen igualmente, aunque son diferentes. Pero lo que realmente me satisface más es el teatro porque lo haces en directo. Haciendo series también me lo he pasado muy bien.
Por ejemplo, en ‘Socarrats’, o cuando entré en ‘Autoindefinits’, que me fui a la semana de la presión que había. Sin embargo, al final terminé estando allí seis años. Esto es un aprendizaje y lo bueno es que te haces familia de la gente con la que trabajas.
¿Hay algún papel que te haya marcado más en tu carrera?
Para mí son todos iguales, porque todos los vivo y los disfruto muchísimo.
Eres una actriz que lo mismo hace un solo personaje que varios a la vez en la misma obra.
Sí. En ‘Julieta y Romeo’, por ejemplo, menos los papeles principales, el resto los hice yo todos.
«Actuar te ayuda a superar tus pánicos»
¿Cómo te enfrentas a tus papeles?
Intento llevármelos a mi terreno y darles un toque personal. Es de ahí de donde sale la verdad, ya sea haciendo comedia, tragedia o drama. Y da igual la edad que tenga el personaje. En ‘Mamá se va de viaje’ salgo haciendo de una persona de ochenta y cinco años, y en ‘Palabras en los bolsillos’ interpreto a una niña de siete años. Son diferentes tipos de teatro.
¿Te queda algún personaje por hacer?
El que me den, no tengo ninguna preferencia. Lo que me suelen ofrecer es superbonito y muy creativo.
«Me gusta mucho hacer teatro clásico»
¿Interpretar es para ti un proceso terapéutico?
Bueno, ya estoy muy acostumbrada a todo esto. Actuar se lo recomiendo a todo el mundo para desconectar, para perder muchos miedos y para tener una confianza en sí mismo que le hace falta a mucha gente, sobre todo a los jóvenes. Sirve para expandirte y ayuda mucho con los pánicos. He visto gente que llevan tiempo en teatro y han conseguido cambiar toda esa serie de cosas.
¿Qué es lo peor que le puede pasar a un actor? ¿Quizá olvidar su papel cuando está delante del público?
Con eso se pasa muy mal, pero tener tablas te ayuda. A mí me ha pasado muchas veces y siempre he salido de la situación. Al final tienes que improvisar. Cuando haces una obra no importa tanto que te quedes en blanco, porque la tienes muy ensayada y sabes por dónde va a ir la cosa. Y si no, tu compañero te puede salvar. Yo he salvado y me han salvado muchísimo. Es algo que le ha pasado a todo el mundo. Sea como sea, tienes que seguir.
Con una carrera de cuarenta años a tus espaldas, habrás tenido infinidad de anécdotas…
Muchas veces eran sucesos, como por ejemplo que se te vengan encima los decorados y tener que sujetarlos, o caerte por un agujero del escenario. Me pasó con ‘El enfermo imaginario’. Un actor saltó y se hizo un pequeño agujero en la madera. Yo ni me di cuenta y, aunque me dijeron que tuviera cuidado, salí a escena. Me quedé con la cabeza encima del escenario y los pies por debajo. Me tuvieron que curar porque sangraba por la espinilla y a los cinco minutos volví a salir.
Otra vez, en Denia, con Carasses, se produjo un apagón en el teatro y me cogió en medio del escenario sola. Lo que hice fue seguir hablando a oscuras durante veinte minutos hasta que el propio director me dijo que me callara (risas).
O tener que salir a actuar en Elda con más de cuarenta grados de fiebre, como me pasó con ‘La dama duende’, de Calderón de la Barca, donde hablaba en verso y hacía de mayordomo. Ahí me llevé el premio al mejor actor, pero me lo quitaron por ser una mujer. Al final me dieron una mención especial.
«Todos los personajes que he hecho los he disfrutado muchísimo»
¿Alguna vez has pensado en tirar la toalla?
Sí, una vez, hará unos diez años, que vino una crisis en la que no había trabajo y nos tocó cerrar la compañía de teatro durante un tiempo. Pensé en dejarlo y me metí en una fábrica de zapatos durante tres meses, pero justamente al mes de empezar me llamaron de Valencia para hacer un papel y allí que me fui dejando la fábrica.
He hecho muchos trabajos para sobrevivir, compaginándolos con los ensayos y la actuación. Mis padres no me ayudaron al principio de mi carrera como actriz, porque no estaban muy de acuerdo en que me dedicara a esto. Por eso nunca venían a verme actuar, pero al final terminaron aceptándolo.
¿El sueño de todo actor es fundar una compañía de teatro, tal y como hiciste tú?
El sueño es no dejar de trabajar. Fundar una compañía de teatro lo que te da es poder seguir con esa trayectoria. Como hacer teatro es algo que te gusta, estar dentro de un grupo con gente que realmente tiene esas mismas predilecciones que tú es como tener una estabilidad. Yo recomiendo a alguien que empiece que se meta en un grupo de teatro.
«Siempre tiene que estar el teatro presente en mi vida»
¿Qué es para ti el teatro?
Mi vida y también mi vía de escape en todos los sentidos. Es lo que siempre he querido hacer y lo que afortunadamente estoy haciendo. A trancas y barrancas, pero es una cosa que no dejaré. Y si me faltara me faltaría todo. El teatro siempre tiene que estar presente en mi vida.
Por último, me gustaría mostrar desde aquí mi más sincero pésame a todo lo que ha pasado en Valencia con la DANA y a toda esa gente que se ha quedado sin nada.
Agradecimiento
Agradecemos a la dirección del Teatro Cervantes y a la concejalía de Cultura por habernos cedido las instalaciones para la realización de esta entrevista.