Juanjo Navarro / Músico
Juanjo Navarro (Godelleta, 7-noviembre-1976) es un músico que apabulla por su currículo, realmente impresionante. Además de poseer el título superior de clarinete por el Conservatorio de Música de València, cuenta con el de Dirección de Orquesta por el de Murcia, y el de Dirección y Pedagogía por la Universidad Internacional de La Rioja.
“Mi primera oportunidad fue en la banda juvenil de Godelleta, con veinte años”, rememora. Hoy sobresalen las numerosas actividades que realiza, como invitado, fuera de nuestras fronteras, mostrando su amplio talento en las principales salas del planeta: “recientemente dirigí un concierto en la Franz Liszt de Budapest y en julio, otro en el Musikverein de Viena”, apunta.
Sin embargo, reconoce que gran parte de su trayectoria se la debe a su mujer, Mª Carmen López, “que tanta paciencia ha tenido siempre”. Flautista y también profesora de música en secundaria, juntos han moldeado la siguiente generación, la que encarnan sus hijas Dunia (2007), violinista, y Thais (2009), violonchelista.
¿Naces o te haces músico?
Me hice, por supuesto, pues no provengo de una saga de músicos, sino que soy el primero de mi familia. Además, entré en la música de un modo muy casual, pues el presidente de la banda de Godelleta de entonces (Miguel Roser) era un tío lejano y me apuntó.
Primero quise tocar la percusión, pero quizás porque veía a más niños con el clarinete me cambié a este instrumento, que forma parte de mí desde los nueve años.
«Comencé en la percusión, pero viendo tantos niños con el clarinete me cambié a este instrumento»
¿Diriges tanto bandas como orquestas?
Mis inicios fueron la dirección de bandas, en un primer momento la de mi pueblo y después ya en Almería. Sin embargo, debido a mi formación como director de orquesta, dirijo desde hace seis años la orquesta de la universidad almeriense.
Cuando me reclaman para dirigir en el extranjero a veces es para bandas y otras para orquesta, indistintamente. Normalmente los directores -especialmente los valencianos- estamos preparados para ambas formaciones musicales.
¿Qué virtudes debe tener un buen director?
Mucha empatía con los músicos, para saber llevarlos y sacar lo mejor de ellos, una buena formación musical -una gran experiencia con tu instrumento, por supuesto- y gran sapiencia a nivel técnico.
¿Cómo ha cambiado la forma de instruir?
Varía igual como lo hace la sociedad. Ahora, más que profesores somos motivadores, con una función muy psicológica -llevando al alumnado entre paños-, mientras en mi época era todo lo contrario: el profesor era mucho más duro y la exigencia era máxima. Son dos vías diferentes para llegar al mismo punto; quizás la mezcla de ambas sería la perfecta.
«Ahora más que profesores somos motivadores, con una función sobre el alumno muy psicológica»
Con respecto al Conservatorio de Almería, el cuál diriges, ¿cuál es su nivel?
Cuando llegué en 1997 la diferencia respecto a los de València era notoria, especialmente a nivel de bandas, pero el trabajo ha permitido que la distancia se haya ido reduciendo, teniendo en cuenta que las de la Comunitat Valenciana siguen siendo la cuna musical de este país.
La existencia de tantos conservatorios en España, sin duda, ha hecho que suba el nivel global. En la actualidad imparto clases de clarinete en el Conservatorio de Almería, dirijo el aula de música de la universidad y comando tanto el coro como la orquesta.
¿Qué es ‘Diesis’?
Es una academia de dirección de orquesta y banda, fundada junto a José Miguel Rodilla. Ambos somos los maestros principales -impartiendo clases en Almería, Sevilla, València y Murcia- y también contamos con otros profesores invitados. No solo damos clases, sino que otorgamos la titulación en España, funcionando muy parecido a un conservatorio.
En la música, ¿qué te queda por hacer?
Muchísimo, por supuesto. Mi principal foco es seguir dirigiendo orquestas internacionales y que me vayan invitando a mejores. Las llevadas a cabo en Budapest y Viena han sido de las más relevantes y el reto es continuar escalando, poco a poco.
«La emoción al dirigir en las grandes salas de Europa es enorme, ante un público tan entendido»
¿No te intimida un público tan entendido?
Son ciudades donde rebosa la música. La emoción al dirigir en estas salas es muy grande, por el lugar tan emblemático que es, y siendo plenamente consciente de que en el auditorio hay mucha gente acostumbrada a asistir a conciertos de altísima calidad, continuamente.
También eres habitual en conferencias.
He dado infinidad de master class en universidades de Estados Unidos: Iowa, Kansas, Michigan, Illinois, Virginia, Carolina del Norte, Maryland… sin olvidarnos de València, Galicia, Granada y Almería.
¿Cuáles han sido tus últimos retos?
Estuve de tribunal en un concurso de dirección de orquesta, en Italia, y seguidamente dirigí otra en Lomza (Polonia). También hemos empezado el máster de Dirección de Orquesta en la Universidad de Almería, el primero en un centro público.