Entrevista > Ester Vizcarra / Periodista y escritora (Mollet del Vallès, Barcelona, 11-abril-1956)
Ester Vizcarra, después de varios libros publicados, reconoce que inicialmente no tenía previsto dedicarse a la literatura, sobre todo mientras el periodismo fue el eje central de su carrera. Sin embargo, le motivó novelar la biografía del poeta Joan Valls, en 2017, y desde ese instante no ha parado de escribir.
Entre sus siguientes obras: ‘Amaga’t dels drons!’, premio Enric Valor de Narrativa Juvenil en 2021, y la reciente ‘El secret de Safira’, Premio Ciutat de Dénia. También de este frenético 2024 es ‘La cadira de l’artista indòmit’, centrada en la singular vida del pintor alcoyano Manuel Solbes Arjona.
«Estuve más de tres décadas en el ‘Ciudad de Alcoy’ haciendo de todo, jubilándome como redactora jefa»
Háblanos de tus inicios en el periodismo.
Estudié en la Universidad Autónoma de Barcelona, ubicada en Bellaterra. Comencé la carrera sin saber exactamente qué hacer, porque tenía muchas inquietudes. De hecho, fue una compañera de instituto la que me animó.
¿De qué modo llegas a Alcoy?
Me enamoré de un alcoyano durante unas vacaciones en Ibiza. Estuvimos un tiempo carteándonos y hablando por teléfono, hasta que decidí trasladarme a la ciudad, hace ya muchos años, en 1977.
Había hecho mis primeros pinitos en el periodismo en el ‘Mundo Diario’ de Barcelona y aquí me incorporé al ‘Ciudad de Alcoy’, donde aprendí los muchos valores del periodismo local. Escribí en más de tres décadas todo tipo de artículos y entrevistas, acabando como redactora jefa.
¿Comenzaste entonces a escribir libros?
Jamás lo pensé. Ciertamente sí había escrito cuentos, sin publicar, pensando que lo mío era el periodismo, pero ‘Ciutat’ cerró en 2013… Poco después se celebró el centenario del poeta Joan Valls, conocía su biografía -realizada por Adrián Miró- y pensaba que se podía novelar.
Al presentarse los proyectos que se iban a hacer, anuncié que tenía uno personal, una novela sobre la vida de Joan Valls. El libro se tituló ‘Enterreu-me en batí i sabatilles’ (2017).
«Dicen que tengo una escritura fácil de leer, independientemente de mis aspiraciones lingüísticas»
¿Quiénes han sido tus autores fetiches?
Destacaría primero a Toni Cucarella, de Xàtiva, autor de ‘Qui de casa se’n va’, en el que muestra un lenguaje valenciano muy arraigado a la tierra. Le comparo con Jesús Moncada, otro de mis ídolos, más antiguo, que escribió por ejemplo ‘Camí de sirga’.
De joven me impresionó ‘Cien años de soledad’, de Gabriel García Márquez, libro que descubrí tras leerme todos los de la biblioteca de mi pueblo. Fue un descubrimiento.
¿Nutrirte de ellos te hizo tener un estilo singular?
El estilo es una combinación de las experiencias propias, teniendo en cuenta que, al leer, aprendes. Eso no quiere decir que les imites: siempre han dicho que tengo una escritura fácil de leer, independientemente de mis aspiraciones lingüísticas y la incorporación de palabras más complicadas.
¿No es el mejor camino para llegar al lector?
Sin duda, aunque en mi caso es un poco producto del periodismo. He trabajado con muchos becarios y una de las cosas que les recalcaba era que no retorcieran las frases, complicándolas a base de subordinadas. La mejor manera de escribir es hacerlo sencillo.
«El estilo es una combinación de experiencias propias, teniendo en cuenta que al leer siempre aprendes»
¿Qué es ‘Amaga’t dels drons!’?
Tras finalizar el libro sobre Joan Valls, tan realista, quise hacer una obra de pura fantasía, un libro de aprendizaje. Creé un mundo futuro, distópico -sobre 2500- en el que se ha destruido totalmente la naturaleza y han eliminado los animales de compañía.
Los intentan reintroducir, y a la protagonista en lugar de regalarle un gato, le obsequian con un tigre, que está considerado un juguete pero que debe devolver al cabo de un año. Se vende como un sistema de reciclaje perfecto, aunque en realidad es una incitación al consumismo.
Tuviste una mirada diferente en ‘La cadira de l’artista indòmit’.
Sí, es la biografía de Manuel Solbes Arjona, persona que ha sufrido una vida muy agitada. A punto de cumplir ochenta años, creció en los sesenta, momento que la juventud tenía una rebeldía muy dispar a la actual. Ellos tuvieron que soportar el Franquismo y un ambiente mundial en el que los Estados Unidos pensaban que eran los amos del planeta.
Por eso su intervención en la Guerra de Vietnam y tantos otros hechos, que provocaron la aparición de los hippies y miles de revueltas. Manolo es de esa época: quisieron romper el arte, que no existiera norma. Él se enamoró del expresionismo abstracto.
¿También ganaste el Ciutat de Dénia?
Con ‘El secret de Safira’, un libro algo más infantil que ‘Amaga’t dels drons!’, idóneo para chicos de entre ocho y doce años.
Ahora estoy focalizada en la biografía de Jordi Soler Tura, que fue ministro de Cultura y uno de los padres de la Constitución. Ambos somos de Mollet del Vallès (Barcelona).