Entrevista > Mario Salafranca / Diseñador de moda (La Vall d’Uixó, Castellón, 23-febrero-1996)
Los vestidos que muestran las presentadoras en las Campanadas de Fin de Año se han hecho virales desde hace más de una década, gracias sobre todo a la televisiva Cristina Pedroche. Nuestra Àlex Blanquer, de À Punt, ya nos deslumbró el pasado año con un diseño de Isabel Sanchís, y el pasado 31 de diciembre lo volvió a hacer, ahora de la mano de Mario Salafranca.
El joven modisto, que también vistió a Blanca Romero (Telecinco), jamás fue un chico convencional. “Me fascinaba el tema de las revistas y las alfombras rojas”, confiesa, aquellas que vemos en la ceremonia de los Premios Goya o en los certámenes de moda.
Su imparable crecimiento se debe asimismo a las redes sociales, “que son todo a día de hoy”, herramienta que utiliza con maestría para darse a conocer principalmente en las provincias de València y Castellón. “Por ellas también conecté con Blanca”, señala sonriente.
¿Cómo eras de pequeño?
Muy creativo, me gustaba todo lo relacionado con crear, ya fuera dibujar, pintar, hacer teatro o manualidades. Sin embargo, no iba encaminado hacia el mundo de la moda: carecía de referentes, tipo mi madre cosía y por eso he seguido sus pasos.
Sí es cierto que me encantaba todo lo relacionado con la moda. A modo de anécdota recuerdo con nueve años perderme la Cabalgata de Reyes para acompañar a mi tía en la elección de su traje de novia.
«Con nueve años acompañé a mi tía en la elección de su traje de novia, perdiéndome la Cabalgata»
¿A qué querías dedicarte?
Tras finalizar bachiller dudaba entre el periodismo y la moda. Hablé con mis profesores, que me aconsejaron la segunda opción, aunque siempre con la idea de focalizarme en la comunicación de moda, como he hecho.
El primer año ya le anuncié a mi madre que este mundo es como una jungla, una pelea de gatas, en la que no puedes parar de hacer vestidos.
¿De qué modo fuiste creciendo?
Mientras completaba el grado de Diseño de Moda, de cuatro años, empecé a coser para amigas y conocidas, así como participé en diversos desfiles. Seguidamente monté una web e hice el master de Dirección de Empresas, creando el atelier -de nombre homónimo- en 2020.
Las redes sociales me han ayudado a crecer muchísimo. Mi población es pequeña y mis clientes proceden de diferentes puntos: València y la provincia de Castellón, donde hay menos competencia.
Un paso más lo diste en septiembre.
Me introduje en una agencia de comunicación de Madrid que me ayudó a comenzar a vestir a ‘celebritis’ como Mar Flores, Violeta Mangriñán, Melanie Olivares, Blanca Romero…
«Mi estilo es elegancia, fuerza y atrevimiento, buscando el empoderamiento de la mujer»
¿Cuál es tu estilo?
Lo defino como una mezcla de elegancia, fuerza y atrevimiento, buscando en todo momento el empoderamiento de la mujer. Contamos con una línea masculina, pero mi punto fuerte y la mayoría de mis diseños son para ellas.
¿Tu día a día es estresante?
Mucho, siempre pegado a los teléfonos (personal y de empresa), tomando pedidos y demás. Entro en el atelier temprano por la mañana y no paramos hasta las 8 de la tarde, con un pequeño receso para comer. En ocasiones me pregunto si me compensa, pero si hago esta labor es porque me gusta, sin duda.
Hablemos del vestido de Àlex Blanquer en las pasadas campanadas.
Me lo propusieron antes de la DANA y a la propia Àlex la invité a mi desfile en la Mediterranian Fashion Week, previsto para el 17 de noviembre, pero todo se trastocó por la tragedia.
La idea de À Punt, me dijeron, era hacer un homenaje a alguna empresa afectada. No se pudo concretar y volvieron a contactar conmigo, también porque Blanquer quería que la vistiese.
La idea de incorporar el nombre de los 85 pueblos ¿de quién fue?
Mía. Àlex deseaba superar al vestido del año pasado -que era espectacular- y que fuera totalmente diferente. Me comentó sus gustos y preferencias, quería ir de blanco, el tema de la capucha lo probamos y nos agradó…
Un día, estando en la Plaza del Ayuntamiento de València, vi lo de los nombres y pensé que sería bonito incorporarlos en la capa, bordados artesanalmente.
«En el vestido de À Punt quisimos homenajear a todos los pueblos afectados por la DANA»
¿Fue la parte más complicada?
No, fue acoplarle todo el armatoste para que le quedase perfecto. Ha sido uno de los trabajos más complicados que he realizado en cuanto a estructura, pues ella va con un tul invisible, con la capucha acoplada.
También vestiste a Blanca Romero.
Se lo dije a la agencia y me dijeron eso está hecho. Cuando nos conocimos tuvimos un flechazo: su vestido es uno de los icónicos de nuestra Colección París de este año. Es blanco y negro, con corte sirena y una cola majestuosa.