Antonio Campos nace en Pedralba, en la habitación del primer piso de la calle de la Acequia número 43. Esa misma calle fue devorada por la crecida del Túria en la devastadora DANA del pasado mes de octubre. En los caminos de la Serranía comenzó a correr un chaval que sería Campeón de España de 3.000 metros obstáculos y logró una marca imbatida durante ocho años.
Olímpico en Montreal 1976, Antonio es un referente del atletismo valenciano de los años setenta. Su mente va tan rápida como lo fueron sus piernas. No olvida una fecha, una cifra ni un nombre; el polideportivo del pueblo lleva su nombre. Antonio Campos ha sido, además, uno de los empleados más longevos del Valencia CF, donde trabajó durante cuatro décadas.
¿Cuándo empezaste a correr?
En 1966. Yo jugaba al fútbol en los juveniles del Pedralba en la media, no demasiado bien, pero corría mucho en el medio. En el 66 la Federación Valenciana de Atletismo vino a hacer una competición a Pedralba, y me dijeron en el pueblo que se iba a hacer un equipo de atletismo y que me apuntase.
¿Cuánto has corrido?
Unos 115.000 kilómetros en veinte años de profesional.
«Debo de haber corrido unos 115.000 kilómetros en mis veinte años como profesional»
¿Y luego?
Hasta los cincuenta y pico estuve corriendo. Aun cuando bajaba al río en plan ‘amateur’ dejé en ridículo a varios corredores que se picaban conmigo diciendo: Vamos a pasar al viejo ése que ya no puede. Luego les apretaba y les dejaba atrás porque casi nadie saber correr bien, no se saben impulsar. Además, no sabían con quien se la estaban jugando.
Cuando el cartílago de la rodilla me dio demasiados problemas dejé de correr. También a esa edad había cogido peso. Hace ocho años me operé; ahora salgo en bici, y hoy he hecho cuarenta kilómetros, unas dos horitas.
¿Corriste en el equipo del colegio?
Al colegio fui solo hasta los diez años y medio. Mi padre me sacó para ir a trabajar en la agricultura, en el secano, a la labrar, despurgar… la faena que se hacía entonces en las cepas de la viña.
Volvamos a ese incipiente equipo de atletismo de Pedralba.
Nos entrenaba Leonardo Vanacloches, del Valencia CF. Venía dos o tres días a la semana desde València a Pedralba con una Lambretta que tenía. Éramos ocho o diez chicos y seis o siete chicas, todos de Pedralba. En mi primera competición corríamos 3,5 kilómetros e hice primero con unas zapatillas de tenis. Una semana después más o menos fuimos a correr a Sueca e hice segundo, aún como Club Deportivo Pedralba.
La tercera carrera fue la Vuelta a València de juveniles a pie. Nos llevaron en autobús desde las Torres de Quart a la antigua Plaza del Caudillo. En ese trayecto Emilio Ponce, que era entrenador del Valencia CF, me dijo que me iban a hacer la ficha del club. Yo aún era del Pedralba, pero me comentó que ya estaba todo arreglado con ellos, ahí mismo, en el autobús, me dieron su equipación y firmé la nueva ficha.
«En mi primera competición corríamos 3,5 kilómetros y gané con unas zapatillas de tenis»
Por cierto, ¿cómo quedaste?
También quedé segundo en ésa. Me dolían mucho los pies y no pude ganar.
¿Tu primera lesión?
¡Qué va! Antes de la carrera, aún en Pedralba, fui a hablar con mi abuela para decirle que no tenía zapatillas con qué correr en València. Ella me mandó a la tienda del tío Estanislao, en el pueblo, a coger unas que ya pagaría ella luego. Y eso hice, cogí unas botitas de tenis negra, me las probé y estaban bien.
Una vez en València nos cambiamos todos los corredores en el Ayuntamiento y conforme avanzaba la carrera me iban doliendo los pies cada vez más; los últimos metros fueron casi insoportables. Al acabar, cuando quedé segundo, me descalcé y vi que los cartones que llevan muchas zapatillas nuevas para mantener la forma seguían dentro. ¡Menudo crío tonto!
Fichas por el Valencia CF pero sigues en Pedralba.
Eso es. Así estuve unos cinco años. Trabajaba con la familia en Pedralba y cuando competía con el Valencia CF debía ir a la ciudad.
«Trabajaba con la familia en Pedralba y cuando competía con el València CF iba a la ciudad»
¿Cómo te organizabas siendo un chico que vivía en la Serranía?
Mi padre me compró una Torrot con la que iba desde Pedralba hasta Benaguacil. Una vez allí dejaba la moto en casa de mis abuelos y cogía el ’trenet’ que me dejaba en el Puente de Madera, donde me esperaba el delegado del Valencia CF, que tenía un Seat 600, y me llevaba a correr a los pueblos en la categoría de juvenil, donde ganaba todas las carreras.
Luego empecé a cumplir años y subir de categorías, y lentamente se acercaba el momento de entrenar todos los días.
¿Qué pasó entonces?
Entonces se ocupó de mí un señor que venía de Vigo que se llamaba Alfonso Ortega, que aún hoy vive con noventa y cuatro años. Hasta ese momento entrenaba por Pedralba a mi aire; pero él hacía planes de entrenamiento y me los enviaba por correo. Cuando vio que mi nivel había subido mucho, me dijo que ya no me podría entrenar.
Era el año 1971 y fue cuando tuve que irme a València. Durante un encuentro internacional que se celebró en Londres, Alfonso habló con Rafa Blanquer de mí. Era saltador de longitud, pero también era ya entrenador. Le dijo que tenía un chico de Pedralba que corría muy bien y que si podía entrenarme.
Por fin llegó el traslado a València.
Exacto. Me fui a una pensión que estaba en la Avenida Fernando el Católico número treinta y cinco. Ahí estuve dos o tres años hasta que conocí a Pilar y me casé con ella. En València no hacía otra faena más que entrenarme, lo hacía dos veces al día. Lo hacía en Mestalla, en el campo de golf, en el río Túria, en el campus universitario… por todas partes.
«Entrenaba en todas partes: en Mestalla, en el golf, en el río, en el campus…»
¿Entrenabas en el mismo Mestalla?
¡Claro! Por las rampas y escaleras para hacer cuestas, como en las rampas del anfiteatro algún domingo. Antes siempre se entrenaba en la parte de atrás, en una zona de tierra, en lo que es la avenida Aragón, hasta que Ros Casares compró los terrenos de Paterna en el 74.
Mucha gente para entrenar en tan poco espacio.
Entrenaba el Valencia CF, que tenía prioridad, y lo hacía a las diez de la mañana, que por cierto ahí entrenó el equipo que fue campeón del 71; Claramunt, Paquito, Sol, Forment, Sergio, Roberto Gil… Pero también debíamos entrenar en Mestalla el filial, el amateur… y las secciones deportivas: atletismo, halterofilia, tenis de mesa, baloncesto, balonmano y tiro con arco.
El actual local de la Agrupación de Peñas era el gimnasio para los de halterofilia y para la musculación y estiramientos de los de atletismo. Pero en el 94 llegó Paco Roig y se cargó las secciones deportivas que se habían montado a final de los años 50 de manos de Alfredo Ruiz, Antonio Ferrer, Germán Chiva…
¿Se notó la mano de Blanquer?
El primer año de cogerme Rafa Blanquer quedé subcampeón de España y batí todos los récords de València de tres mil metros con obstáculos. Al tercer año de estar con él ya quedé Campeón de España en Madrid, en el estadio de Vallehermoso y batí los récords de València y de España en esa modalidad. Era el año 1974, y me hacen internacional.
«Con Blanquer el primer año fui subcampeón de España y batí todos los récords de València»
¿Y las equipaciones de entonces?
Todo te lo daba el club, claro. Y si te falta algo ibas a la calle Sorní, a Deportes Fernando, regentada por Fernando, un alemán que fue defensa del Valencia CF. Él ya tenía Múnich, Adidas… y fue también de los primeros en tener esquí y raquetas de tenis que encordaba. Cecilia era la encargada de la tienda, te firmaban un albarán y lo canjeabas allí para liquidarlo.
¿Qué tal la internacionalidad?
Pues ese primer año debo ir a Ginebra, en Suiza. Allí hice segundo y batí el récord de España de Vicente Egido, atleta salmantino que corría por el FC Barcelona. En el año 1975 el club catalán se fija en mí y me quiere fichar. Me ofrecen buen sueldo, estar en plantilla, dedicación exclusiva y continuidad una vez terminara mi carrera deportiva.
Traslado la oferta a Joaquín Mendiluce, el delegado de la sección en el Valencia CF, para ver si me la podían igualar. José María Zárraga, que fue jugador internacional, estaba de gerente en el club. Lo trasladó a Francisco Ros Casares en la reunión de la junta directiva y todo se pudo solucionar. El 1 de febrero de 1975 me hicieron fijo en el club.
Arranca una larga etapa en el Valencia CF como empleado.
Hasta el 1 de junio de 2015, ni más ni menos. Coticé cuarenta y un años con el club.
«Johnny Rep se venía a correr conmigo siempre que le llamaba la Selección Holandesa»
Una vez dejaste de competir por edad, ¿cómo fue tu recorrido como empleado del club?
Competí veinte años, del 66 al 86 fue mi trayectoria deportiva. Luego ya comencé primero de ordenanza en el club, oficial de segunda, de primera y luego conserje. Posteriormente vino un presidente que no me podía ver porque yo digo las cosas claras, y me tiró a Paterna tres años. Ahí estuve con Manolo Hernández, que estuvo de jefe cuando lo puso Paco Roig.
¿Llegaste a ser el empleado más antiguo del Valencia CF?
Cuando me fui en el 2015 era el segundo más antiguo, sólo por detrás de Pedro Mares, utillero del Mestalla. Los Mares llevaban toda la vida en el club.
¿Algún jugador se atrevía a correr contigo?
Hice amistad con Johnny Rep, que se venía a correr cuando le llamaba la Selección Holandesa. No quería entrenarse a fondo con Ramos Costa, con el que se llevaba mal. Pero si le llamaba Michels, se venía conmigo dos semanas antes para prepararse.
Corríamos y luego nos duchábamos en Mestalla. Al salir, en los bares de enfrente yo me tomaba una cerveza y él un té con limón. Lo hacía siempre que se iba a jugar con Holanda.
Opina Antonio Campos
Quién es el mejor presidente que has visto en el Valencia CF: Arturo Tuzón. Era un hombre serio y honesto que saneó el club. Los mismos compañeros que él buscó para la junta directiva le movieron la silla.
El mejor entrenador fue… Luis Aragonés.
Y el mejor fichaje extranjero…. Mario Kempes.
A quién destacarías como mejor jugador español: Pepe Claramunt.
Quién crees que ha sido el mejor portero: Cañizares.
Dinos a quién pondrías como mejor delantero: Mijatovic, que le prometió a Roig que no se iría al Madrid.
Para terminar, la mejor persona es… El ‘Pipo’ Baraja. En cuarenta años fue el único jugador que vino a despedirse de mí a la conserjería. Además ha sido de los mejores jugadores del club. Unai Emery ha sido, por cierto, el único entrenador que tras anunciarse su marcha invitó a cenar a todos los empleados del club.