Entrevista > Gessica Alfieri / Profesora y asistente de espectáculos (Salerno, Italia, 19-febrero-1987)
Nadie en su familia había practicado esta disciplina, y aunque “llegué tarde, a los diez años, la danza me cambió totalmente la vida”, reconoce Gessica Alfieri. Se especializó en la tradicional del sur de Italia, la tarantella, de origen napolitano, con un movimiento muy vivo y acompañado de canto.
“Fue mi primer gran amor”, subraya, al igual que la docencia infantil: quiso unir ambas, licenciándose en pedagogía y logrando un diploma en danza clásica, “siempre cum laude”. Pareja de Pierpaolo Laconi, Whitedream, se enamoraron de España, concretamente de Sant Joan, donde residen desde hace siete años.
Aquí ha desarrollado su gran talento, porque además de acompañarle en sus espectáculos “increíbles” de burbujas, realiza otras dos funciones de danza (‘Susurros’ y ‘Dancing movie’), da clase a niños de primaria e imparte danza todas las tardes-noche, hasta las 22 horas. “No paro, pero me fascina mi trabajo”.
¿Qué te ha enseñado la danza?
En primer lugar, disciplina y orden, además de sacrificio, luchar por aquello que uno quiere. Pero igualmente en otros muchos momentos de la vida, porque si tú deseas algo, lo acabas consiguiendo: la danza es también escucharse a uno mismo.
¿Cómo conociste a Pierpaolo?
Me contrataron como bailarina en un resort donde él era el jefe de animación. Hacíamos juntos el show ‘Moulin Rouge’ y surgió la chispa, aunque no podía ser porque era mi jefe (ríe). Me enamoré primero de su arte, su sensibilidad.
Finalizada la temporada de 2014, Pierpaolo regresó a Roma, pero organicé un espectáculo en mi pueblo para que viniera como invitado. Allí acabé de conquistarle y, ya juntos, uno de los dos debía cambiar su destino: lo hice yo, mudándome a la capital.
«Nos enamoramos de Sant Joan y si podía dar clases y enseñar danza en Italia… también en España»
Pero después descubristeis Sant Joan.
¡Es una maravilla de lugar! Pensé que si enseñaba danza y era maestra infantil en Italia… también lo podría hacer en España. Tuve que homologar mi licenciatura y aprender castellano, siendo los propios alumnos los que me enseñaron: Gessi, esto no se dice así, me sugerían.
Hablemos de los shows. ¿Cuáles son tus funciones exactas?
Ejerzo de coreógrafa y bailarina. En ‘Dreaming Bubbles’ solo estaba yo ayudándole en todo momento, mientras en el nuevo espectáculo, ‘My Bubble World’, hay otra persona más (Ana Penalba), es decir, ya es más un pequeño cuerpo de baile.
Hay mucho trabajo detrás que no se ve: ensayos, creaciones y coordinación, por supuesto, con Whitedream, para facilitarle su tarea. El aspecto visual del show ha ganado muchísimo, ahora es más atractivo.
«He visto mil veces el espectáculo de Pierpaolo y me sigue sorprendiendo, me deja con la boca abierta»
¿Tuvisteis alguna dificultad?
Por fortuna Ana y yo trabajamos juntas en otra función, ‘Susurros’, una denuncia contra la violencia de género. Las dos tenemos ya mucha complicidad entre nosotras, nos entendemos con una mirada, y hemos pasado de ser compañeras a amigas.
Protagonizo, además, junto a otras cinco bailarinas, ‘Dancing movie’, haciendo un repaso de los musicales más afamados de la historia, por ejemplo ‘Grease’, ‘Chicago’ o ‘Cabaret’. Es un espectáculo más ligero, muy divertido de ver.
Ahora que no nos oye, ¿cómo son los espectáculos de Whitedream?
Los he visto miles de veces y sigue sorprendiéndome, me deja con la boca abierta. Sin duda, me enamoré de él sobre todo por esta parte artística que posee, es única.
Cuando nos mudamos a España no fue sencillo, nadie le conocía y tuvo dudas de proseguir con esta línea de la vida artística o romper con todo, empezar de cero. Por suerte pudo seguir, y estoy muy agradecida: no le veo en otro lugar que no sea el escenario, ¡allí es feliz!
«Actúo en ‘Susurros’, contra la violencia de género, y ‘Dancing movie’, repaso de los grandes musicales»
¿Cómo está funcionando ‘My Bubble World’?
Muy bien. En esa mágica hora enseña lo que el público quiere ver: el proceso ha sido muy largo, de más de un año, y el resultado es fabuloso. Tiene, asimismo, mucha facilidad para conectar con la gente en un idioma que no es el nuestro.
Pero debo confesar que ya somos un poco ‘españoles’, de Sant Joan, un sitio que nos ha dado tanto. A veces pensamos si lo mejor hubiera sido no mudarnos, pero en Alicante se vive tan bien, los arroces son excelentes y ¡hay tinto de verano, mi favorito!
Siendo profesora de infantil, ¿qué diferencias educativas ves respecto a Italia?
Aquí quizás se le da más importancia a la infancia, a los primeros años de educación. No obstante, ahora soy más mayor, tengo más experiencia y mi perspectiva ha variado. También es verdad que soy una enamorada de España.
Me encanta igualmente ver la pasión que los menores muestran por la danza. Intento enseñar la típica del sur de Italia, la que aprendí de niña.