Entrevista > Trino Manuel García / Cómico (Rafal, 6-enero-1982)
Nativo de la Vega Baja, Trino García llevaba una vida relativamente cómoda en Cantabria, gestionando una tienda de informática. No obstante, la comedia siempre le había llamado la atención, primero escrita, más tarde mediante vídeos de YouTube y finalmente como uno de los monologuistas más exitosos de la comarca.
Reconoce que ser de una zona tan singular como la Vega Baja también le ha ayudado muchísimo, “por nuestro acento, sarcasmo, forma de hablar, tan cercanos a Murcia”, y que de todo se puede hacer humor, también de las desgracias, “solo es necesario que pase cierto tiempo”.
Entre sus éxitos más destacados, los shows ‘Soy de la Vega Baja’, dividido en tres capítulos, “relatando nuestra historia, fiestas y tradiciones”, y ‘La Voz del Becario’, que desde 2021 le ha permitido recorrer prácticamente todo el país y conocer un sinfín de públicos, tan dispares entre sí.
«Fui haciéndome visible en los vídeos y el siguiente paso era el escenario, donde jamás me imaginaba»
¿Nacer el Día de Reyes fue una bendición?
Para mis padres sí, como me lo expusieron muchas veces, pero no para mí, porque todos los regalos se acumulaban ese día y ya nada hasta el año siguiente.
¿Cómo se hace uno cómico?
Teniendo en cuenta que llegué muy tarde -me dedicaba a la informática- lo hice en 2015 a través de la escritura, relatos de humor en mis páginas web (La Voz del Becario y Hay Noticias). Sin embargo, no me subí a un escenario hasta los treinta y siete años, poco antes de la pandemia.
Pronto me di cuenta que era mucho más rentable escribir humor desde mi casa -con muchísimas visitas mensuales- que estar en la tienda.
¿Por qué te subiste entonces a un escenario?
Las circunstancias, como es habitual, fueron las que mandaron, porque las páginas cada vez tenían muchas menos visitas. Reconvertimos esas noticias en vídeos, siendo yo la cara visible, y funcionó desde el primer momento; el siguiente paso era llevar todos esos personajes a un escenario.
«En mi segunda función comencé a disfrutar, controlando los tiempos y, sobre todo, los silencios»
¿Qué recuerdas de esa primera función?
¡Ni siquiera era consciente de lo que estaba haciendo! Solo quería decir rápido el texto que tenía memorizado, sin disfrutarlo. Pero a partir de la segunda ya fue otra cosa, empecé a ganar confianza y a controlar los tiempos, especialmente los silencios y las reacciones del público. Sinceramente, nunca me hubiera imaginado en un escenario.
Y llegó el confinamiento.
En un primer momento me hundí, porque se suspendió mi participación en ‘Monologamia’, de Prime Video. Fue una época de incertidumbre, en la que me centré en los vídeos y cuando salimos de la pandemia ya era lo suficientemente reconocido.
¿Cuáles son tus principales referentes?
Me encanta mucho el humor albaceteño, el que hacen Joaquín Reyes o Ernesto Sevilla, pero incluso más antiguo, grandes genios como Faemino y Cansado y Gila, quien te transportaba a su particular mundo, el de la guerra y el teléfono (ríe).
Todos practican un humor absurdo, parecido al mío, igual que el de los ingleses Monty Python, conocidos por series como ‘Hotel Fawlty’ o ‘La vida de Brian’.
«A los monologuistas nos es complicado actuar en Andalucía, el público es más gracioso que tú»
Háblanos de ‘Soy de la Vega Baja’.
Ahora estamos con la tercera parte, totalmente independiente de las otras dos. Si en ‘Soy de la Vega Baja’ aparecía Alcasilman, el superhéroe de la comarca, en ‘Soy de la Vega Baja, la historia’ explicamos que curiosamente Cristóbal Colón nació aquí.
Ya en ‘Soy de la Vega Baja, resacón en la Vega’ hablamos de nuestras numerosas celebraciones, desde discotecas a fiestas de pueblos. No está funcionando tan bien como sus ‘hermanos’, con los que realizamos infinidad de funciones.
¿Se puede hacer humor de todo?
El humor muchas veces es tragedia más tiempo, y es la gente la que lo determina. Por ejemplo, en septiembre sufrí una pérdida importante y, debido a que el humor es mi herramienta para desahogarme, escribí un texto que probé unos días más tarde.
Al final de la actuación dije unas palabras y solté las frases, consiguiendo lo contrario a lo que esperaba, porque fueron aplausos de lástima, cuando deseaba causar risa, hacer gracia, por eso soy cómico y me pagan. Determiné que no había pasado el tiempo suficiente.
¿Aprecias diferencias entre los públicos nacionales?
Uf, por supuesto. Como norma general, los monologuistas -los que hacemos stand up- tenemos serios problemas para hacer reír a los andaluces, porque el público es más gracioso que tú.
Otro que es mucho menos expresivo, pero al que le encanta el humor, es el del norte, sobre todo el País Vasco, No se ríen, aunque luego te manifiestan que les has gustado mucho y ¡hasta repiten!