La capoeira es una expresión cultural que muestra, además de su esencia como lucha, diversas facetas: danza, música, acrobacias y expresión corporal, nos avanza Víctor Martínez Marí -más conocido en la comunidad como Guaraná-, fundador de la escuela Capoeira Paraguaçú de nuestra localidad.
Fue creada en Brasil en el siglo XVI por los pueblos africanos que habían sido esclavizados por los portugueses, “para trabajar en campos de café o azúcar”. Ahora la capoeira es un arte interdisciplinaria que incluye varios aspectos culturales, marciales, deportivos y artísticos.
“Es conocida por sus fluidos y sorprendentes movimientos”, apunta, pues se utilizan brazos y piernas para ejecutar maniobras de gran agilidad en forma de patadas, fintas y derribos, entre otros. Su principal manifestación es la roda o círculo de capoeira, momento muy llamativo en el que los capoeiristas forman un círculo para que dos se enfrenten en el ‘jogo’ (el juego).
Cambios
Además de discriminada -por su origen africano-, la capoeira llegó a ser prohibida y perseguida en 1890, surgiendo entonces su formato actual, una lucha entrenada a modo de juego. Fue en 1937, gracias a Manoel dos Reis Machado (Mestre Bimba) y su método ‘Capoeira Regional Baiana’, consiguió salir del código penal brasileño.
“A día de hoy seguimos diciendo jugar, no bailar o pelear, porque somos dos camaradas entrenando dentro de la roda”, expresa Víctor. Fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2014.
Pese a que se organizan competiciones, su práctica cotidiana no consiste en ello, ni mucho menos. Ahí son determinantes sus raíces africanas, cooperativas, “las de vamos a jugar los dos”, sin olvidarnos de su parte musical e histórica. “Empoderan nuestro espíritu, trayéndonos a la memoria la fuerza de ese pueblo oprimido que luchó con tanta resiliencia”, remarca.
Esta disciplina fue creada en Brasil por los pueblos africanos que habían sido esclavizados por los portugueses
Víctor Martínez Marí
Nacido en 1987 en Paiporta (València), el vínculo de Víctor con Xàbia es prolongado en el tiempo: “fueron mis abuelos los primeros en conocer esta localidad”. Acudían de vacaciones y tras finalizar los estudios de fisioterapeuta, en 2009, se desplazó para trabajar en las playas como socorrista.
Pasadas tres temporadas estivales quiso instalarse definitivamente en el municipio y en 2012 inició las clases. “Sin embargo, la capoeira llegó a mi vida mucho antes, en 2004, tras probar diversas artes marciales”.
“Conecté de inmediato con mi maestro y desde entonces me enganchó”, reflexiona, por muchas razones, como su metodología gimnástica o de lucha, “que puede llegar a ser más o menos agresiva”. No obstante, matiza, prevalece ese carácter lúdico, disfrutar y pasarlo bien por medio del cuerpo.
Tras ser prohibida, perseguida y discriminada, es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad desde 2014
Respeto al mayor
La capoeira, asegura, brinda un respeto máximo al mayor, al anterior, al que ha venido antes que tú y te ha transmitido estos conocimientos. “Otras disciplinas, como karate, taekwondo o judo, por desgracia, están muy focalizadas hacia el deporte y han erradicado su carácter cultural”, opina Víctor, “mientras la capoeira es cultura viva que reivindica la libertad y dignidad humana”.
Esta expresión cultural le formó como un hombre honrado, respetuoso “y mucho más”. Otorga unos valores de comunidad y conciencia de pensar en el otro, “reflexionando cómo ha sido la historia y cómo nos la han contado”.
Permite, añade, cuestionarnos el pasado para no repetir errores. “Me gusta decir que la capoeira es un espacio de reflexión sobre la libertad del ser humano: me ha hecho mejor persona, no tengo ninguna duda”, señala.
Las clases se imparten en un grupo unificado de infantil y adulto
«Era una necesidad»
Víctor era consciente que, una vez instalado en Xàbia, iba a necesitar continuar con la capoeira, pero no había ninguna escuela, “por eso, motivado por mi maestro, establecí un grupo aquí”. Arrancó en una época sin redes sociales, poco a poco, primero los domingos en parques, seguidamente en el pabellón municipal.
La primera denominación del club fue Remanescentes, siguiendo el trabajo de su maestro, cambiado desde principios de 2024 a Paraguaçú. “La capoeira es una actividad difícil de explicar, incomprendida demasiadas veces”.
Son muchos los que piensan que son acrobacias increíbles, “siendo incierto, porque eso es una pequeñísima parte: todos pueden aprender la verdadera capoeira”. Las clases se imparten martes y jueves de 18:30 a 20 horas. Desde la pandemia los niveles se han unificado, “en un ambiente familiar”.
Brasil
Apasionado de esta disciplina, Víctor viajó a Brasil para conocer un poco mejor sus raíces, como dicen en el país brasilero ‘beber água da fonte’, es decir, beber agua de la fuente. Las sensaciones que obtuvo son similares a llegar a Tierra Santa.
Estuvo en dos ocasiones en Salvador de Bahía, buscando aprender de los grandes. “Nutrirte de maestros de aquel pasado, ver en sus ojos aquella represión y herencia”, concluye.