Entrevista > Francis Alvado / Presidente de la Sociedad Filarmónica Alteanense (Altea, 4-septiembre-1974)
No toca ningún instrumento. Ni forma parte de ninguna agrupación musical. Pero Francis Alvado es desde el pasado 17 de mayo el nuevo presidente de la Sociedad Filarmónica Alteanense (SFA), una de las instituciones culturales más antiguas y queridas de la Comunitat Valenciana. Con 135 años de historia a sus espaldas, la SFA representa no sólo la banda de música de Altea, sino también un símbolo de identidad local que ha formado a miles de músicos desde su fundación.
“Siempre he tenido la espinita clavada de no haber llegado a tocar en la banda”, confiesa Alvado con naturalidad. De joven comenzó estudios musicales, pero su trayectoria personal le llevó por otros caminos. Hoy, asume el liderazgo de una entidad que cuenta con más de 800 socios, más de 350 alumnos en su escuela de música y una amplia agenda cultural que incluye el prestigioso Certamen Internacional de Bandas Villa de Altea, que este año celebra su 50º aniversario.
Una junta muy joven
Durante más de cincuenta días, la entidad estuvo bajo la dirección de una junta gestora tras quedar vacante la presidencia. Fue entonces cuando, tras seis años como vicepresidente, Alvado aceptó dar el paso: “Me hicieron la encerrona”, bromea, “pero lo hice porque tengo una gran junta directiva, muy comprometida y joven”.
De hecho, uno de los datos más llamativos de la nueva etapa es precisamente la edad media de esa junta: apenas 38 años. “Eso nos da energía, nuevas ideas y muchas ganas de trabajar por el futuro de la entidad”, asegura.
Ese futuro pasa por varios frentes: mantener el nivel artístico de las formaciones, dinamizar la vida interna con actividades que fomenten la convivencia, abrirse a nuevos proyectos como intercambios con otras bandas y, sobre todo, solucionar una carencia acuciante: la falta de espacio. “Vamos muy justos. Hay músicos que no tienen un aula libre donde ensayar por las tardes”, lamenta Alvado, que ve urgente retomar el proyecto de ampliación de la sede.
La familia de la música
Más allá de los retos logísticos, el nuevo presidente defiende con pasión la función social de la música. “En Altea, todos tenemos algún familiar en la banda, la coral o el pols i pua. Es una forma de tejer comunidad”, subraya. Y aunque reconoce que descubrir talentos siempre emociona, valora especialmente ese trabajo callado que siembra cultura entre los más jóvenes.
Alvado asume su cargo en un año especial, marcado por la celebración del medio siglo del certamen internacional. “Habrá sorpresas”, promete. Lo que no será ninguna sorpresa será su entrega por hacer que la Filarmónica Alteanense siga siendo, casi un siglo y medio después, el corazón musical de Altea.
«Empecé cursos de música de joven, pero no llegué a entrar en la banda»
Te confieso que una de las cosas que más me ha sorprendido del nuevo presidente de la Sociedad Filarmónica Alteanense es que no tocas ningún instrumento.
(Ríe) Sí, correcto. Cuando era más joven empecé algunos cursos de música, pero cuando uno es joven… se atreve con todo y, al final, no terminé y no entré a la banda. Siempre ha sido una espinita que he tenido clavada. Ya veremos… nunca es tarde.
Para cantar bien hay que tener la suerte de nacer con una buena voz. Sin embargo, otros ámbitos musicales como tocar un instrumento o bailar sí se pueden aprender. ¿Eres de lo que siente envidia cuando ve a la gente que ha conseguido dominar alguna de esas técnicas?
Absolutamente. Se lo he dicho muchas veces a mi mujer: ‘tenemos que apuntarnos a clases de baile’. Como te decía antes, es una espinita que tengo clavada. Otros presidentes de la Filarmónica Alteanense sí han sido muy buenos músicos, pero otros muchos no tocaban ningún instrumento y, como es mi caso, han estado vinculados a la sociedad a través de sus hijos. Lo han hecho, como lo hago yo, para ayudar.
«Siempre he sentido envidia sana de quienes dominan un instrumento»
La Sociedad Filarmónica Alteanense ha cumplido ya 135 años de historia. Seguro que no tienes el dato exacto, pero en ese tiempo tienen que haber sido miles los músicos que, en un momento u otro, han formado parte de esta gran familia.
Muchísimos. Es algo que creo que es incalculable. Como decías, yo no tengo el dato, pero tienen que ser muchísimos porque, por ejemplo, ahora mismo hay más de 350 alumnos en nuestra escuela.
Por supuesto, no todos esos alumnos acaban entrando en alguna formación porque la vida continúa y pueden tomar otros caminos. Pero conforme unos se van, otros entran. Ahora, además, está viniendo mucha gente adulta que estudió música de joven y ahora, porque ya tienen la vida un poco más tranquila, han retomado esa actividad.
Tu llegada a la presidencia se produjo el pasado día 17 de mayo y después de algo más de cincuenta días en los que la Sociedad Filarmónica Alteanense, ante la ausencia de una candidatura, estuvo dirigida por una gestora. ¿Qué pasó en ese medio centenar de días para que Francis Alvado acabara convirtiéndose en el 27º presidente de la entidad?
Cada vez es más complicado presidir o encabezar cualquier asociación o proyecto, porque es algo que requiere de mucha dedicación, mucho trabajo y, sobre todo, mucho tiempo. Entiendo que a todos nos da un poco de miedo.
Sin embargo, en la junta directiva tengo a mucha gente y muchos de ellos podrían ser presidentes, pero yo he estado seis años como vicepresidente y, durante esos 52 días de junta gestora, tuvimos muchas reuniones y conversaciones y poco a poco me hicieron la encerrona y accedí.
«Hay más de 350 alumnos en nuestra escuela de música»
Como la famosa gota de agua que acaba perforando la roca. De un rotundo no, pasaste a un rotundo sí.
(Ríe) Así es. Pero, sobre todo, accedí porque tengo una gran junta directiva. Una junta directiva que, además, es muy joven. Somos dieciséis personas y tenemos una edad media de sólo 38 años.
Creo que eso es un gran valor porque, al final del día, los que somos ya más veteranos podemos tener la tentación de olvidarnos de innovar. De seguir haciendo las cosas como se han hecho siempre. La presencia de directivos más jóvenes te ayudará, imagino, a querer explorar esos nuevos caminos. A hacer caso a sus propuestas.
Creo que va a ser el caso porque los veo a todos con muchas ganas de sacar proyectos adelante. Eso siempre hace falta. Altea es un pueblo que culturalmente tiene muchísimo que ofrecer. Antiguamente, no había nada. Estaba la banda y poca cosa más. La gente iba los viernes a ensayar porque disfrutaban de la música y porque era una manera de reunirse con los amigos y con el resto del pueblo. Hoy en día, todo eso ha cambiado.
Hay mucho que hacer en Altea y en toda esta zona. Tenemos una gran oferta cultural y también de ocio. Eso hace, a su vez, que nos cueste que la gente vaya a ensayar, pero es por eso que vamos a realizar iniciativas como jornadas de convivencia o hacer alguna salida. Queremos dinamizar las ocupaciones.
«La junta directiva tiene una edad media de solo treinta y ocho años»
Tienes por delante, como máximo, seis años de mandato. ¿Qué objetivos o sueños te has planteado a corto, medio y largo plazo?
¡Ojalá pueda soñar! Para lo que queda de este año, la programación ya está prácticamente hecha y la vamos a llevar a cabo de la mejor manera posible. En breve tendremos el concierto de verano. Luego llegará agosto, que es un mes más vacacional y en septiembre llegará la semana de Santa Cecilia, que siempre es un periodo bastante fuerte.
Ya para diciembre, tendremos una nueva edición del Certamen Internacional de Bandas Villa de Altea, que este año llega a su 50º aniversario y vamos a hacer muchas actividades paralelas.
De cara al año que viene, pues sí que vamos a hacer algún proyecto nuevo. Como te decía, estamos trabajando en conseguir algún intercambio, alguna salida.
Hay otro proyecto, que imagino que es más a largo plazo, que es el de la ampliación de la sede. ¿Hace realmente falta esa ampliación? ¿Ya no cabéis donde estáis?
Sí que hace falta porque vamos muy justos y ahora mismo no nos quedan aulas libres si algún músico quiere ir a ensayar por las tardes. Hay instrumentos que en casa no se pueden tocar y sería bueno tener esa ampliación. Deberíamos haberla tenido hace años.
«En Altea todos tenemos algún familiar vinculado a la banda»
En la actualidad, contáis con 818 socios. No está mal para un municipio de 20.000 habitantes.
Así es. En Altea, como sucede en muchos pueblos de la Comunitat Valenciana, las bandas y las sociedades musicales tienen mucho peso social. Todos tenemos un hermano, un hijo, un primo, un vecino en la banda, en la coral, en el pols i pua…
De Altea han salido muchos grandes músicos y directores que han triunfado por todo el mundo, pero también, lo decías antes, hay muchos alumnos que se han formado en vuestra escuela y que luego, simplemente, han disfrutado de la música de manera más modesta. ¿Te satisface más descubrir un nuevo gran talento o ese trabajo diario y callado de dar formación y una base cultural a los más jóvenes?
Las dos cosas son diferentes y muy compatibles. Es muy bonito ver a todos esos jóvenes alteanos que estudian en Esmualtea y a los que se les inculcan unos valores. Pero, por supuesto, también es muy satisfactorio ver cómo tantos grandes músicos han conseguido triunfar en sus carreras.
«Nos hace falta la ampliación de la sede porque ya no tenemos aulas disponibles»
Además, tenemos esa Facultad de Bellas Artes y, por lo tanto, la cultura asoma casi en cada rincón del pueblo. ¿Crees que la música y las artes plásticas se retroalimentan en nuestro municipio?
Sí. Eso es algo que se puede comprobar casi a diario en lugares como Palau Altea. Está dentro del campus de Bellas Artes y, a la vez, tiene un auditorio que, quizás, nunca hubiésemos podido tener de no haber sido por el impulso de la Universidad. Es un auditorio de primer nivel, pero sólo es un ejemplo de ese trasvase, de ese intercambio constante en el ámbito cultural.
Este año, lo decías antes, se cumple el 50º aniversario del Certamen Internacional de Bandas Villa de Altea. ¿Vas a tener tiempo de implementar alguna sorpresa de última hora en ese programa de actividades y conciertos?
Seguro que tendremos alguna sorpresa. Es un certamen que está muy consolidado y en el que se lleva haciendo un gran trabajo desde hace años. Entre todos, lo hemos llevado a unos niveles muy altos. Este año, se hará lo que se pueda, pero siendo nuestro 50º aniversario, habrá cositas muy interesantes.