Entrevista > Pedro Alfaro García / Profesor de Geología de la UA (Hellín, Albacete, 21-marzo-1966)
¿Sabían que un terremoto se siente más segundos si estamos lejos de su epicentro? Ésa y otras muchas incógnitas relacionadas con los movimientos sísmicos nos las aclarará Pedro Alfaro, profesor de Geología de la Universidad de Alicante (UA), como que el que notamos muchos alicantinos el 14 de julio fue superior al sufrido en Lorca (Murcia) en 2011.
Formado en Granada, seguidamente se doctoró en su especialidad en Alicante, donde imparte clases desde 1998. “Estamos en una zona sísmicamente activa y los terremotos forman parte de nuestra naturaleza”, argumenta, antes de apuntar que “es normal que se produzcan”.
De hecho, en todo el territorio de la Comunitat Valenciana se dan unos quinientos sismos al año, de los cuales la mayoría son de escasa magnitud (entre 1 o 2 en la escala Richter) y la población civil ni los aprecia. Recordemos que un terremoto de 7 Mw es 30 veces más energético que uno de 6, y ¡900 que uno de 5!
Hablemos del terremoto del 14 de julio, a las 7:13 horas.
Tuvo una magnitud importante (5,4) para los que solemos sufrir en el sur de España, nuestra zona de mayor actividad sísmica. Afortunadamente se produjo a treinta kilómetros del Cabo de Gata, pero fue sentido en toda la costa de Málaga, Almería, Murcia y Alicante.
«El terremoto del 14-J fue de una magnitud remarcable, aunque afortunadamente lejos de la costa»
¿Es cierto que cuánto más lejos, más tiempo se siente?
Correcto. Cuando se produce la rotura de una falla se liberan ondas sísmicas que se transmiten por la corteza terrestre. Por eso, si estás cerca, el terremoto dura muy poco -con mucha intensidad-, mientras en las áreas más alejadas las ondas se han ido reflejando en diferentes partes de la mencionada corteza terrestre y la sacudida sísmica dura más, aunque más suave.
Exactamente ¿por qué se produce un terremoto?
Las placas tectónicas del planeta -hay más de un centenar- se mueven continuamente. Eso provoca enormes tensiones en las rocas, llegando a romperse en ciertas zonas, produciendo grandes fracturas o fallas.
Estas fallas, en lugar de moverse de forma continua, van acumulando la tensión, el esfuerzo, y se desplazan bruscamente cada 200, 500 o 1.000 años. Cuando se mueven liberan esa energía en forma de ondas, dándose lo que llamamos un terremoto.
«A día de hoy somos más de 8.000 millones de personas, con mucha más población en zonas inundables»
¿Se pueden prever?
Sabemos dónde se van a producir, porque conocemos las zonas del planeta más activas (Japón, la Costa del Pacífico, Sudamérica…) y las fallas, a la velocidad que se mueven. Podemos descifrar incluso la magnitud máxima que pueden tener, pero no se pueden predecir.
Intuimos que en un futuro sí se podrá. Se está investigando muchísimo, en numerosas líneas distintas y tarde o temprano el ser humano será capaz de predecirlo. Hasta ahora se han desarrollado sistemas de alerta temprana.
¿En qué consisten?
Se da en lugares donde los terremotos se producen en el mar, a muchos kilómetros de la costa. Mediante este sistema, desarrollado en Japón y Estados Unidos, principalmente, recibes en el móvil una alerta un poco antes -sobre un minuto- que lleguen las ondas sísmicas.
En nuestro territorio este sistema no se puede aplicar, porque las fallas están muy cerca de las poblaciones. Son más pequeñas y desde que se produce el terremoto hasta que se mueve el suelo pasan muy pocos segundos.
«Conocemos las zonas del planeta más activas (sísmicamente) y las fallas, a la velocidad que se mueven»
¿Por qué estamos sufriendo tantas catástrofes naturales?
Diferenciaría entre fenómenos naturales (terremoto, tsunami, inundación…) y catástrofes. Por ejemplo, si un terremoto se produce en el desierto o en un país muy desarrollado, con viviendas resistentes, el número de víctimas será reducido, como ya ha pasado.
En cambio, todos recordamos el terremoto de magnitud 7 que hubo en Haití, con más de 200.000 víctimas. La catástrofe, por otra parte, la produce el hombre, al no hacer las cosas bien y ser más de 8.000 millones en el mundo, con mucha más población expuesta a estos peligros naturales.
¿Qué debemos hacer si percibimos un terremoto?
Muchas veces no tenemos tiempo de reacción: el que hubo en Lorca apenas duró cinco segundos. Hay que protegerse durante la sacudida y, si estás en la calle, es conveniente alejarse de las fachadas, porque pueden caer numerosos elementos no estructurales del edificio.
Una vez finalizada la sacudida, aunque nos pongamos nerviosos y queramos correr, hay que salir con calma, mirando que no estén cayendo más piezas de la fachada.
Es importante apoyar la investigación, hacer las viviendas más resistentes y que los ciudadanos sepan qué hacer. Si todos los equipos de seguridad hacemos bien nuestra labor, el impacto de un terremoto de esa magnitud será muy pequeño, al igual que su daño económico.