Si hay algo que todos los niños gandienses han sentido alguna vez es sin duda la emoción y los nervios recorriendo todo su cuerpo al escuchar, de lejos, el sonido de los tambores del Tio de la Porra.
“Era el día más grande del año”, recuerda el fotógrafo Suso Monrabal, que en 2021 participó en una muestra sobre este conocido personaje con motivo de su 150 aniversario. “Nos dejaban salir de clase y durante unos días no había deberes, solo fiesta”, comenta nostálgico.
Su colección recoge el testigo de casi dos siglos de historia empezando por la fotografía más antigua que existe, hecha en 1876. “Me impactó mucho porque no tenía nada que ver con el de ahora, pero lo asocié enseguida”, señala.
Investigación
El comisario de la exposición fue el escritor; dramaturgo y actor, Josep Gonga, quien investigó a fondo la tradicional figura para poder llevarla a cabo. “La leyenda de que era una burla del ejército napoleónico no es cierta. Fue un invento de los falleros y no hay datos que lo confirmen”, desmiente.
Lo que sí está documentado en el estudio que el historiador local Josep Joan Coll publicó en el CEIC Alfons el Vell en 2011, es que la figura se inspiró en el Tambor Mayor de la Milicia Nacional del siglo XIX, que transmitía la información del Gobierno a las instituciones de la ciudad.
Tal y como explica Gonga, las primeras bandas de este conocido personaje encargaban sus disfraces en la ropería Insa, una tienda valenciana que, a su cierre, cedió todos sus libros y registros al Museo Etnológico de València.
«La leyenda de que empezó como una burla del ejército francés no es cierta» J. Gonga
Nacimiento del personaje
El origen se remonta a 1871, hace ya más de un siglo y medio. La primera mención conocida data de esta fecha y se trata de un escrito del cronista Pasqual Sanz Forés en el que se describe a un ayuntamiento “de farsa” que anunciaba las fiestas “al son de los tambores”.
“En aquella época se hacía una cabalgata con bailes y comparsas. La gente se quejaba de lo mucho que se retrasaba el desfile y el dulzainero Tomás Marçal, más conocido como el ‘Poca Sang’, tuvo una gran idea”, explica Gonga.
Cuenta, pues, que todo empezó cuando al músico se le ocurrió que un pequeño grupo recorriese la ciudad avisando a los participantes de la hora con la ayuda de su instrumento.
De campo a pequeña gran urbe
Con la construcción del ferrocarril d’Alcoi, Gandia comenzó a industrializarse y a crecer. De todas las tradiciones que tenían los labradores, una de las pocas que sobrevivió a esto fue la del Tio de la Porra.
En ese momento, las fiestas comenzaron a parecerse cada vez más a las de València y la mayor parte de comparsas típicas de aquel antiguo desfile desaparecieron exceptuando esta, puesto que la gente ya se había acostumbrado.
Durante la década de los años veinte, la Guerra de Marruecos impregnó a la localidad de un ambiente bélico influyendo en el mítico personaje. “Se incorporaron trompetas a la banda, pero a la gente no le gustó y no tardaron mucho en desaparecer. Es un alivio porque ya se habría convertido en otra cosa”, dice el autor.
El origen se remonta a 1871, hace ya más de un siglo y medio
Inicio de una gran tradición
Años más tarde, en 1934, comenzó el rito que todos los niños gandienses esperan con ansias cuando se acercan las fiestas. “La banda entró por primera vez al claustro de la Escola Pia. Los niños salieron disparados de clase y gustó tanto que volvió a repetirse al año siguiente. Poco a poco el resto de los colegios se fueron sumando y acabó siendo lo de hoy en día”, afirma Gonga.
En los cincuenta y durante dos décadas los encargados de representar este papel fueron los estudiantes preuniversitarios de ese mismo centro, con lo cual, la banda empezó a ser cada vez mayor.
“Fue en 1971 cuando se eliminó este curso y el entonces presidente de la Junta Local Fallera, Pep Lloret, sugirió que fueran los falleros quienes se encargasen”, recuerda. Hoy en día esa es, precisamente, la banda que inicia oficialmente las fiestas recogiendo la vara de mando de la ciudad de manos del alcalde.
¿Y en la actualidad?
Ahora hay hueco para más de cien personas repartidas entre los equipos de estudiantes; los seniors; las Fallas de Gandia; la Junta de Hermandades de la Semana Santa; la Fundación Espurna y el infantil, que nació en 2022.
En 2012, el Ayuntamiento solicitó a la Generalitat el título de Bien de Relevancia Local convirtiendo a esta costumbre en parte del patrimonio inmaterial de la ciudad.
Debido a su popularidad, se ha extendido por algunos pueblos de la Safor y ha impulsado la creación de la Asociación Cultural del Tio de la Porra, que lleva desde 2020 reivindicando este emblema local.