Inma Ruiz Valdés / Actriz y profesora de interpretación
“Soy extremadamente tímida”, nos sorprende la actriz y profesora de interpretación Inma Ruiz (Picassent, 19-octubre-1983), quien se ‘camufla’ mientras actúa, “haciendo que no se note”. Para combatir esta singularidad le recomendaron apuntarse a una escuela de teatro y así lo hizo, en la de su Picassent natal, a los trece años.
Formó parte de un grupo, donde se sentía cómoda y le agradó. “Mis padres me apoyaron con la condición de que estudiara otra cosa, Hostelería y Turismo, pero lo acabé dejando”. En la escuela conoció a su primer referente, la profesora Elsa Tronchoni, todavía hoy parte fundamental de su carrera.
Se considera una actriz puramente de teatro, donde se entrega, sintiendo la adrenalina que brindan las tablas. Tras actuar en obras como ‘Pendientes’, ‘Xin’ o ‘DJ’, ahora da un paso más con la dirección de ‘La música submergida’.
¿De joven sentiste el picotazo del teatro?
Al principio no lo noté como tal, pues quise comenzar otras cosas, de hecho. Pero ese complemento llamado teatro poco a poco fue ganando terreno en mi vida, descubriendo seguidamente que se me daba bien y me gustaban las sensaciones que tenía en escena.
¿Cuáles eran esas sensaciones?
La adrenalina de antes de salir, la energía de grupo, el amor que se irradia los minutos previos y el compañerismo. También adoptar el papel de un personaje.
¿Cómo prosiguió tu formación?
Tras abandonar el grado de Hostelería, me introduje en Escalante, que entonces contaba con una escuela para formar profesionales. Los que daban clases eran actores o actrices en activo (María Colomer, Amparo Vayà, Laura Useleti o Nilda Varela), algo que me marcó muchísimo.
Ahí sí me dije “quiero ser como ellas”. En Escalante estuve entre 2003 y 2006.
«En teatro se trabaja desde dentro hacia afuera, lo recibe el espectador; y en audiovisual es justo lo contrario»
Dinos las diferencias entre teatro y audiovisual.
Hay millones, pero básicamente en teatro se trabaja desde dentro hacia afuera, lo recibe el espectador, y en audiovisual es justo lo contrario. Uno es expandir y el otro, contener.
En este sentido, ¿los castings son tan complicados?
Mucho, y te frustra si te dicen que no, cuando muchas veces no tiene nada que ver con que seas o no válida. Debemos lidiar mucho con el no y mentalmente ser muy fuertes.
¿Cuáles han sido tus obras más relevantes?
Junto a Elsa Tronchoni, Pep Laza y Paco Romeu creamos ‘Teatre Corrent’, con la ventaja que Paco escribía casi en exclusiva para nosotros. De esa etapa surgieron ‘Iceberg’, que funcionó muy bien, ‘DJ’ y ‘Xin’.
Asimismo, muchas veces me he planteado por qué sigo con esto, con la inestabilidad y dolores de cabeza que me provoca. Pensamiento idéntico al de muchos de mis compañeras: nos unimos cuatro para hacer lo que nos gusta y el resultado fue ‘La Piadosa Creaciones’.
Esta compañía, pequeña, nos ha permitido matar el gusanillo, mediante proyectos como ‘La casa de l’espart’ y, más tarde, ‘Pendientes’.
¿Tanto disfrutaste con ‘Pendientes’?
Posiblemente la obra con la que más. Sin duda, se trató del proceso más bonito, especial y alucinante de toda mi vida como artista.
Es un poemario autobiográfico de Mara Ricoll Olariaga, feminista alicantina que reside en Escocia. Nos conocimos por esas sinergias de la vida, pues no creo en las casualidades.
¿Sobre el escenario ahora sientes…?
Deseo, de mirar… y que me miren de otra manera, de escuchar, de tomarme los tiempos, de ‘jugar’. También mucha libertad.
¿En qué momento, antes de actuar, se va la timidez?
No es que se marche, es que la camuflo bien (ríe). Son herramientas que debo tener controladas, sin dejar de ser tímida en escena. Nunca ha podido conmigo, al menos durante una función.
Otra cosa son las galas de premios o los estrenos de otras compañeras. Asisto y después me voy a casa, hago bomba de humo.
«Muchas veces me he planteado por qué sigo con esto, con la inestabilidad y dolores de cabeza que provoca»
¿Los nervios son latentes el día del estreno?
Lo llevo bastante peor como directora. Al ser igualmente docente, en Off Artes Escénicas -labor que me apasiona-, preparo diversos montajes al año, alrededor de siete. El resultado final siempre es mejor del que pensaba.
¿Dirigir te viene por la docencia?
Nunca me había planteado pasarme a la dirección, me sentía demasiado cómoda como actriz. Como directora debo tener una visión externa global, saber qué quiero contar.
¿Por qué comenzaste a dar clases?
Porque no me llegaba trabajo como actriz. Desde hace diez años tengo la suerte de impartir unas clases que me retroalimentan muchísimo.
¿Cuál es tu proyecto actual?
Después de ‘Pendientes’, obra escrita por una mujer, dirigida por cuatro e interpretada por otras tantas, ahora presentamos ‘La música submergida’, la historia de una adolescente que anhela ser directora de orquesta, pero el día de la prueba no acude, ha recibido ciberacoso.