Tras la esperada y polémica ruptura entre Juan Ayuso y el equipo UAE-Emirates anunciada durante la pasada Vuelta a España, el ciclista de Xàbia parece haberse liberado de esa nube negra que desde el Tour de Francia de 2024 (cuando todo estalló entre él, Pogacar y el resto del conjunto emiratí) le sobrevolaba y, aunque no ha podido pelear por las medallas en ninguna de las dos citas, su buen papel en el Campeonato del Mundo de Ruanda y la sexta plaza conseguida en el Campeonato de Europa celebrado este domingo en Francia han vuelto a colocar al todavía joven corredor alicantino como uno de los claros referentes del pelotón internacional.
Resulta, en todo caso, complicado valorar ese sexto puesto final de Ayuso en la meta de Granges. Primero, porque el jefe de filas de la selección español partía como uno de los máximos aspirantes a medalla; pero también porque, por otro lado, la superioridad mostrada tanto en la cita continental como, una semana antes en el Mundial, por Tadej Pogacar y Remco Evenepoel dejaba, salvo enorme sorpresa, un solo metal en liza.
Fiel a su estilo, tan caníbal como el del mítico Eddy Merckx, el esloveno Tadej Pogacar no dio opción alguna en el Campeonato de Europa. El mejor ciclista de su generación lanzó su ataque a 75 kilómetros de meta. Un cambio de ritmo al que sólo el belga Remco Evenepoel se atrevió a intentar responder, aunque su defensa se quedó en eso: un intento. Pogacar, flamante bicampeón del Mundo, fue tomando metros y más metros y Evenepoel, ganador de la prueba contrarreloj pocos días antes, ya no volvió a ver al esloveno hasta después de cruzar la línea de meta para colgarse, como en Kigali, la plata.
Antes de eso, en la segunda subida a la cota de Saint-Romain-des-Lerps, el otro corredor al que todos miraban en la salida, el danés Jonas Vingegaard (segundo en el Tour y ganador de La Vuelta), dijo adiós a todas sus opciones al ser incapaz de dar respuesta al primer gran cambio de ritmo del día, protagonizado por Pavel Sivakov, al que sólo los favoritos pudieron seguir.
Un momento clave al que siguió el vivido en la ascensión al Val d’en Fer, donde el que quedó eliminado fue el portugués Joao Almeida y donde, ya sin solución de continuidad, Pogacar endureció el ritmo hasta conseguir soltar a todos sus rivales.
Comenzó entonces la pelea por el podio con los (pocos) supervivientes vigilando una única rueda: la de Remco Evenepoel. De hecho, el belga se había quedado en tierra de nadie persiguiendo a Pogacar, pero Ayuso, con un desgaste notable acabó neutralizando al campeón olímpico en París formando entonces un cuarteto junto al francés Paul Seixas y el italiano Christian Scaroni.
El trabajo conjunto de los cuatro corredores llegó a reducir la distancia de Pogacar a sólo 20 segundos, pero Evenepoel consideró que aquello no le llevaba a ningún sitio y a 30 kilómetros para el final decidió intentarlo en solitario, volviendo a atacar y dejando atrás a sus hasta entonces compañeros de fatigas para terminar colgándose la plata sin demasiadas dificultades.
Ayuso, ya con el bronce como máxima aspiración, no pudo seguir a Seixas y Scaroni en la última subida al Val d’en Fer, dejando al italiano y al francés luchando por esa última presea que, a la postre, se colgaría, para delirio de la afición local, el jovencísimo corredor galo de solo 19 años (recién cumplidos el pasado 24 de septiembre).
A Juan Ayuso le entró, casi en la recta de meta, el letón Toms Skujińš dejando al de Xàbia con la sexta posición en una carrera que sólo fueron capaces de terminar 17 corredores.
Ahora, y antes de poner punto y final a su temporada y, con ella, a su estancia en el UAE-Emirates (ha firmado por cinco temporadas, hasta final de 2030, por el Lidl-Trek en el que coincidirá con el alfasino Héctor Álvarez), el de Xàbia tomará la salida en Il Lombardia la próxima semana, el último de los cinco Monumentos del ciclismo (junto a la Milán-Sanremo, Vuelta a Flandes, París-Roubaix y Lieja-Bastoña-Lieja) del año donde coincidirá con Tadej Pogacar por primera vez desde el GP de Montreal de 2024 y sólo por tercera vez desde aquel momento clave que supuso su desencuentro en el Tour de Francia de aquel mismo año.