Dicen que la identidad del pueblo se forja por su lengua, sus costumbres o su folclore. Parte de la identidad valenciana, no obstante, viene marcada por un tipo de azulejo que durante décadas se utilizó en los suelos de las viviendas. En boga en las primeras décadas del siglo pasado, hoy en día los suelos y pavimentos de mosaico de Nolla se han convertido en tendencia. Todo vuelve. Sobre todo si es de calidad.
Decoradores y diseñadores valencianos lo incorporan en sus catálogos como rasgo de exclusividad. Agentes inmobiliarios presumen de las viviendas que conservan estos suelos a la hora de negociar ventas y alquileres. El pavimento de Nolla posee una historia que se enclava en un municipio de l’Horta Nord cuyo recorrido y alcance desgranaremos en este reportaje: Meliana.
Arquitectura imponente
Si el visitante sale de València en dirección a Alboraya, al poco llegará a Almàssera. Son carreteritas estrechas con un paisaje cargado de tipismo donde los campos de chufa y distintos tipos de hortalizas rodean barracas y atraviesan el Barranc del Carraixet. En este tránsito desde la ciudad el viajero progresa en l’Horta Nord hasta ver, a los lejos, el municipio de Meliana.
Por este camino entre huertos lo primero que se distingue es un enorme palacio que anuncia que en Meliana se produjo un movimiento económico distinto al de los municipios de alrededor. Y esto fue por un vecino audaz que cambió el sentido agrario e industrial melianense y permitiría que su propio apellido pasara a la historia del urbanismo y el diseño valenciano.
Tomás Miquel Joseph Nolla Bruget provenía de una familia de comerciantes textiles
Nacido en Reus
Miguel Nolla hizo de Meliana un antes y un después. Tomás Miquel Joseph Nolla Bruget, así era su nombre completo, era nacido en Reus. Originario de una familia de comerciantes textiles, inició su andadura laboral en el negocio familiar, teniendo telares hasta 1866. A los veinte años se trasladó a València para encargarse de una tienda de telas familiar en la céntrica calle La Paz.
Era 1835. No tardó en situarse en la sociedad burguesa local. Se casó con Juana Sagrera Guix, hija de una destacada y acaudalada familia valenciana, lo que le terminaría de asentar en lo más alto de la burguesía del ‘cap i casal’. Su recorrido empresarial y los distintos cargos de renombre en la ciudad culminarían con el mayor de los reconocimientos.
En septiembre de 1871, Amadeo I de España acude a Meliana para condecorarle con la Gran Cruz de Isabel la Católica, reconociendo su labor y su mérito empresarial. Miguel Nolla vive en València pero se vuelca en Meliana; participa en la vida de la parroquia y colabora también con otras cercanas, regalando por ejemplo los suelos de las iglesias.
Modernismo
La famosa baldosa fue introducida desde Inglaterra por Miguel Nolla a mediados del siglo XIX y su producción comercial empezó en 1865. Pequeñas teselas geométricas de gres formaban complejas composiciones a modo de mosaico, por lo que es comúnmente conocida como mosaico Nolla. Progresivamente se iría revistiendo el piso de muchos edificios y construcciones del modernismo valenciano (también catalán y más al sur en Cartagena y La Unión).
De características específicas, se trata de una cerámica de altas prestaciones, el equivalente del gres porcelánico actual. Aunque se asemeja a la baldosa hidráulica (comparten presencia en casas de estilo modernista y en ambientes ligados al litoral catalán y valenciano), lo cierto es que son elementos distintos.
Se casó con Juana Sagrera Guix, hija de una destacada y acaudalada familia valenciana
¿Es baldosa hidráulica?
La baldosa hidráulica posee unas dimensiones muy superiores y contiene un dibujo en la propia baldosa, de forma que muchas veces puede funcionar sola creando patrones de dibujos repetidos o bien en combinación con otras formando un dibujo mayor.
El mosaico Nolla, por su parte, es más menudo y presenta una tesela monocromo que permite la formación de patrones y dibujos a través de su combinación con otras teselas de tonos distintos. A veces la propia tesela lleva una incrustación (piezas encáusticas) o un dibujo pero suele ser mínimo; normalmente a base de triángulos de dos tonos.
Cuidar el detalle
Así pues, trabajar con mosaico Nolla resulta más costoso que con baldosa hidráulica, pues hay que ir colocando tesela a tesela con cuidado de seguir el dibujo correcto, mientras que los suelos hidráulicos resultan más sencillos de colocar tanto por el tamaño de la baldosa como por el propio dibujo.
Durante las primeras décadas, se contaba con sólo nueve colores: blanco, beige, gris claro, gris medio, marrón, negro, rojo, azul y naranja. El verde se utilizaba en ocasiones muy excepcionales, siendo un color producido bajo pedido. A pesar de ello, el ingenio de los diseñadores permitía crear una infinidad de combinaciones. Posteriormente la gama cromática se fue ampliando.
Amadeo I acudió a Meliana para condecorarle con la Gran Cruz de Isabel la Católica
Vitrificación
Este mosaico no es una cerámica cualquiera. El procedimiento para su obtención pasa por utilizar arcillas pulverizadas, que una vez mezcladas para obtener el color deseado, se prensaban en moldes correspondientes a las diversas formas y tamaños de piezas deseados.
Dichas piezas se cocían a muy alta temperatura (1250-1300ºC), lo cual provocaba una vitrificación del producto, obteniendo así una tesela de gran resistencia. Mediante esta técnica se producían en masas pequeñas las piezas geométricas coloreadas antes señaladas.
Evolución del producto
En una primera etapa, el producto obtenido mediante este proceso de cocción importado del Reino Unido se fundamentaba básicamente en monocromas. No obstante, existan también algunas piezas llamadas encáusticas, las cuales constaban de un motivo incrustado, con las que se componían mosaicos.
Una curiosidad es el hecho de que las teselas de la primera fase de la empresa (1860-1920) tengan medidas en pulgadas, y no en sistema métrico. Esto se debe al origen inglés de esta cerámica, así como de la maquinaria utilizada por el empresario. Así, la tesela más común en los mosaicos originales es el cuadrado de 3,8 cm de lado, y su triángulo asociado
Durante la segunda fase de la empresa, correspondiente a Mosaico Nolla SA, aparecen otros tipos de piezas decoradas, como las olambrillas o las realizadas mediante la técnica del ‘transfer’. Se desarrollan también piezas especiales para esquinas, zócalos, etc.
Pequeñas teselas geométricas de gres forman complejas composiciones a modo de mosaico
Decoración
El mosaico Nolla resulta muy adecuado en combinación con otros materiales compatibles como el microcemento, el cemento pulido y con otros elementos originales del espacio, como el ladrillo o las vigas vistas, creando espacios de lo más interesantes.
De por sí, a la hora de decorar una vivienda puede optarse por la creación de dibujos a base de patrones continuos que llenan el pavimento. A la hora de ambientar una vivienda, no obstante, también se puede cubrir el suelo entero con el mismo dibujo o crear cenefas alrededor para darle una estética de alfombra.
Legado familiar
Desde que la empresa melianense iniciara oficialmente su producción en marzo de 1865 Miguel Nolla estuvo a la cabeza de la empresa. A su muerte en 1879 sus hijos Miguel y Luis proseguirían con el negocio familiar. Esta etapa se puede definir como la primera fase de la empresa.
La empresa sería comprada por el Conde de Trénor en 1920. Pasaría entonces a convertirse en una sociedad anónima. Entre los cambios que se operan en ese momento podemos destacar el cambio de emplazamiento y el cambio de nombre, pasando de Hijos de Miguel Nolla a Mosaico Nolla SA, se trata de la segunda etapa de la fábrica.
Utilizar arcillas pulverizadas es el procedimiento para la obtención de este tipo de mosaico
En el centro
El conjunto fabril original se situaba a las afueras de Meliana, en medio de la huerta. En nueva etapa se reubica en el centro del pueblo, junto a las vías de ferrocarril. La fábrica recibió la visita de gran parte de la alta sociedad europea de finales del siglo que, tras visitar las instalaciones y comprobar de primera mano el sistema de producción, podían admirar los mosaicos colocados en el Palauet Nolla.
En su periodo de mayor desarrollo, trabajaron más de 1.500 personas en estas instalaciones. Los empleados gozaban de unos beneficios laborales muy adelantados a su tiempo. Así, disfrutaban, entre otras, de medidas sociales vanguardistas como reparto de beneficios, premios, educación, etc.
Estética medieval
La arquitectura de las primeras instalaciones, todavía muy bien conservadas, se inspira de los modelos ingleses. Los espesos ladrillos, la estética de castillo, la organización alrededor del patio, las imponentes chimeneas… todo el conjunto conforma unos edificios impactantes.
Ya desde los lejos se percibe una suerte de fortificación rojiza con dos murallas que sobresalen rompiendo la línea verde de huerta. Es alargada y flanquea la carretera que sale de Meliana en dirección al gastronómico Barri de Roca del que ya hablamos en pasados reportajes.
Pequeñas figuras geométricas, muy elementales recorren de manera discreta una continuidad de ladrillos de una fábrica típica de las zonas industriales del Reino Unido. En ambos extremos de esta antigua fábrica de forma rectangular varias torres rematan el perímetro.
En 1920 la empresa fue comprada por el Conde de Trénor y pasó a ser sociedad anónima
Villa Ivonne
El Palauet Nolla, también conocido como Villa Yvonne, es un palacete situado en el interior de este perímetro amurallado que en tiempos fue la fábrica de mosaicos Nolla. Formó parte del conjunto fabril de la empresa y ha sido objeto de numerosas modificaciones.
Tiene su origen en una alquería del siglo XVII. A raíz de la desamortización de 1844 fue vendida a la familia Sagrera, que la utilizó inicialmente como casa de campo propia de la burguesía valenciana pujante de la época. Tras el matrimonio de Juana Sagrera con Miguel Nolla, se eligió esta ubicación como punto de arranque de la fábrica.
Zona didáctica
El enlace matrimonial motivó que el interior y el exterior del palacete fueran revestidos a poco tarde de mosaicos. Está considerado uno de los edificios más emblemáticos del esplendor valenciano de finales del siglo XIX y principios del siglo pasado.
En la década de los años setenta sufrió un triste abandonó que, afortunadamente, los últimos años se ha interrumpido en un proceso de recuperación. Tanto es así que paralelamente a las obras exteriores de rehabilitación del mismo, donde todavía se acumulan escombros, descansan andamios y se apila material de obra, el interior es visitable hoy en día.
Es verdad que en las estancias del palacete todavía existen zonas de trabajo de recuperación, sin embargo buena parte del interior de Villa Ivonne es visitable. Son numerosos los valencianos que aprovechan el fin de semana para contemplar el revestimiento de Nolla en el propio hogar de su fundador. Una exposición de cuadros y un vídeo explicativo completan una vista muy recomendable.