Entrevista > Rosi Grao Moreno / Presidenta Casa de Andalucía Rafael Alberti (Tomelloso, Ciudad Real, 17-enero-1961)
La Casa de Andalucía Rafael Alberti se ha convertido en uno de los corazones culturales y sociales de Sant Joan. En poco tiempo ha pasado de ser un pequeño grupo de amigos a una de las asociaciones más grandes y activas, contagiando su alegría y abriendo sus puertas a todos. Hablamos con su presidenta para descubrir las claves de su éxito, su vibrante agenda y sus planes de futuro.
La Casa de Andalucía ha experimentado un crecimiento espectacular. ¿Cuál ha sido la clave?
Al principio éramos unos cincuenta socios, ahora somos alrededor de 120 y estamos presentes en todos los eventos del pueblo. La clave ha sido abrirnos, tener más visibilidad y participar en todo. Ahora somos una de las asociaciones más grandes y el Ayuntamiento cuenta siempre con nosotros.
«Aquí la mayoría somos andaluces, pero nos abrimos a todo el mundo»
Vemos que el espíritu de la casa es muy abierto. ¿No es necesario ser andaluz?
Para nada. La mayoría somos andaluces, pero nos abrimos a todo el mundo. Tenemos socios argentinos y franceses a los que les encanta el flamenquito. La tesorera es de Valladolid y baila de maravilla. Incluso tuvimos un profesor de coro que era vasco. Lo importante es compartir el gusto por la cultura andaluza.
Su agenda de actividades es muy completa. ¿Qué talleres y clases puede encontrar alguien que se acerque a la casa a partir de octubre?
Tenemos actividades toda la semana. Empezamos con manualidades, y los martes tenemos iniciación y perfeccionamiento de sevillanas. También hay flamenco, que lo impartimos en el Centro de Mayores porque necesitamos espejos. Además, ofrecemos clases de castañuelas, bailes latinos, teatro y, por supuesto, tenemos nuestro propio coro.
Entre tanta oferta, desde sevillanas hasta flamenco, ¿qué disciplinas tienen más aceptación entre los socios?
Todos los talleres tienen mucho éxito. Cada año entra muchísima gente nueva a iniciación de sevillanas, y en perfeccionamiento también hay un grupo muy grande. Lo mismo pasa con las castañuelas. Curiosamente, la clase que menos gente tiene es la de flamenco, quizás por su gran dificultad técnica, aunque es algo que personalmente me gustaría probar este año.
«Desde el Ayuntamiento se cuenta siempre con nosotros»
Más allá de las clases, ¿es el buen ambiente el verdadero imán que atrae a tanta gente?
Sin duda. Hacemos muchas comidas de hermandad: paellas, fideuás, gazpachos… y nos lo pasamos genial. En nuestra casa somos muy alegres y tenemos mucha marcha. El buen rollo que se crea es lo que hace que la gente venga y se quede. No es solo el baile o los actos, es la convivencia y la alegría que compartimos.
Una de sus primeras decisiones fue eliminar las cuotas por taller. ¿Cómo se sostiene la asociación con una cuota tan asequible de 33 euros al trimestre?
Cuando llegué, quité la matrícula de entrada y las cuotas extra por cada taller. Empecé a pedir subvenciones, como a la Junta de Andalucía, cosa que antes no se hacía. Mi filosofía es que el dinero no es para tenerlo en la cuenta, sino para que lo disfruten los socios. Con su cuota trimestral pueden participar en todos los talleres que quieran.
Además de la famosa Feria Andaluza, ¿qué otros grandes eventos marcan su calendario?
Nuestra fiesta más importante es la Semana Cultural en febrero, donde hacemos la gala de nuestros cargos y cada año la dedicamos a una provincia. También son clave las Cruces de Mayo, una tradición antigua que hemos recuperado. Montamos tres cruces y hacemos una gran romería por el pueblo que termina en Benimagrell con una ‘picaeta’.
«Nuestra fiesta más importante es la Semana Cultural en febrero»
La gastronomía es otro pilar de la cultura andaluza. ¿De qué manera está presente en la asociación?
Hacemos comidas temáticas dedicadas a cada provincia, donde los socios de Granada, Sevilla o Cádiz traen sus platos típicos. Organizamos semanas culturales gastronómicas para disfrutar de toda la riqueza de nuestra cocina. Y, por supuesto, el jamoncito y el queso nunca faltan en nuestra casa.
Con una base social tan sólida, ¿qué le gustaría incorporar en el futuro?
Me encantaría tener clases de guitarra y de cajón. Veo a los nietos cómo disfrutan con el cajón y creo que con el tiempo lo conseguiremos. Mi mayor deseo sería que la Casa de Andalucía tuviera un local en propiedad, no de alquiler. Si tuviéramos más recursos, los invertiría en los socios, en ofrecerles más actividades como estas.
Por último, ¿qué le diría a la ciudadanía de Sant Joan y alrededores para que se animen a conocer la Casa de Andalucía?
Que vengan y prueben. A partir de octubre estamos aquí todas las tardes con las puertas abiertas. Que participen en nuestras actividades o se pasen un sábado por nuestro patio a tomar el aperitivo. Si les gusta el ambiente, que se queden con nosotros. Aquí lo pasarán genial, se lo aseguro.