Según de la Dueña, la falta de medios y recursos está haciendo que la gente se vea un poco desengañada con el sistema judicial español
Abogada, jueza, docente y política. María Dolores de la Dueña es una persona trabajadora y muy positiva y, según ella confiesa, “soy una persona intelectualmente muy activa e inquieta a la que le gusta explorar nuevos campos”.
Estudiaste Derecho en la Universidad de Alicante y, una vez finalizada la carrera, empezaste a ejercer la abogacía.
La empecé en Alicante y la terminé en la Universidad de Castilla-La Mancha. Enseguida empecé la pasantía, como se le llamaba antiguamente: entrabas en un despacho en el cual no cobrabas nada, pero podías empezar a trabajar y a relacionarte con casos reales. Enseguida monté mi despacho y me independicé, ya que siempre me ha gustado tener iniciativa y hacer las cosas como yo creo que hay que hacerlas.
En 1993 me colegié como abogada y de 1996 al 2000 fui elegida como juez, en los juzgados de Villena y Elda, por el Consejo General del Poder Judicial para hacer sustituciones. Ahí tuve la oportunidad de trabajar mucho y eso te da otra perspectiva del mundo jurídico, además de un abanico de aprendizaje importantísimo.
¿Por qué la abogacía?
«Llevo una periodista dentro que en cualquier momento puede salir»
Siempre me ha gustado, pero te voy a confesar una cosa: cuando acabé el COU (en nuestra época), me decantaba entre Derecho y Periodismo. Siempre me han gustado los medios de comunicación y comunicar en general, pero pensaba que con Derecho podría tener un campo de actuación más grande a nivel de salida profesional.
Además, desde pequeña siempre me he sentido muy inclinada por la justicia, o por lo que yo considero que es la justicia equitativa (aparte de lo que dice la Ley, por supuesto). La verdad es que creo que no me equivoqué al elegir mi profesión, pero ya te digo que llevo una periodista dentro que en cualquier momento puede salir.
¿Cuáles son las ramas de la abogacía que más te llaman la atención?
Cuando empiezas a ejercer intentas conocer un poco de todo. Empecé en el turno de oficio y también a nivel particular, y la verdad es que he hecho de todo: derecho civil, matrimonial, penal, fiscal, laboral… Pero yo soy una mujer que siempre intenta resolver los problemas de la manera más rápida y económica posible y, sobre todo, causando las menores molestias a las personas.
Esto quiere decir que mi prioridad siempre ha sido evitar acudir a los juzgados, y resolver los conflictos entre las partes de manera amistosa. Me siento muy suelta y desenvuelta en el mundo del negocio, en el sentido de intentar siempre buscar una solución inmediata a un problema (insisto, dentro de la legalidad) de la manera menos dolorosa para las partes. Por eso el derecho civil es lo que más sigo ejerciendo.
También estás involucrada con el sector inmobiliario…
El derecho jurídico inmobiliario es un campo que también me apasiona. Ha sido mi especialidad durante los últimos 16 años y ha sido una experiencia muy bonita, porque en este país se ha vendido mucho inmueble y mucha vivienda y yo lo he visto como una especie de labor social.
Aquí el mundo del derecho es clave, y si no te atiende un facultativo y un profesional experto en la materia, puede llevarte sin querer por el camino equivocado. En ese sentido nos sentimos muy orgullosos, porque durante años hemos conseguido que personas de un nivel adquisitivo medio/bajo puedan acceder a la vivienda, les hemos gestionado las ayudas y el préstamo y les hemos encontrado el hogar que ellos podían tener, y eso nos ha hecho muy felices. Por eso digo que para mí es una labor social.
¿Cómo llegaste a jueza?
«Me gusta ser lo más imparcial posible y la equidad, intento hacer el bien y tratar a la gente como me gustaría que me trataran a mí»
Si te soy sincera, yo soy una persona intelectualmente muy activa e inquieta a la que le gusta explorar nuevos campos. El mundo del derecho siempre me ha apasionado por encima de todas las cosas y, cuando empecé a ejercer como abogada, había plazas de jueces y yo presenté mi currículum. En ese momento no sabía si me iban a elegir o no, pero cuando me vi ante unos juzgados me gustó y aprendí mucho.
Además, me gusta ser lo más imparcial posible y la equidad, intento hacer el bien y tratar a la gente como me gustaría que me trataran a mí. Pues a nivel jurídico lo mismo, intento que cada persona se sienta lo mayormente protegida que pueda estar, ese es mi cometido. Esos cuatro años como jueza fueron estupendos y me llevo grandes amigos dentro de ese mundo, además de otra experiencia para añadir al currículum.
Imagino que continuar fuera de ahí, ya como juez titular, es más complicado.
La verdad es que nunca me planteé opositar, porque lo que siempre me había gustado era el ejercicio profesional. De hecho, cuando fui jueza esos cuatro años me gustó, pero noté que no era la experiencia de mi vida. El mundo judicial te limita porque tienes muchas incompatibilidades y, como he dicho antes, a mí el mundo de la empresa me apasiona. Notaba que en mi vida había un camino que me permitiría ayudar a más gente, y puede que el camino lo tenga delante.
Ahora se habla más de mediación, ¿está suficientemente introducida?
«Mi propósito siempre ha sido solucionar los problemas entre las partes de manera amistosa y extrajudicial»
Es que los abogados realmente somos mediadores, es algo que ya viene implícito. Mi propósito siempre ha sido solucionar los problemas entre las partes de manera amistosa y extrajudicial para no tener que acudir a los juzgados.
Cuando estamos en esa negociación, con el fin de resolver un conflicto, estamos poniéndonos a prueba todos, tanto el mediador o abogado como las partes. Si todos somos coherentes, tenemos buena voluntad, ponemos de nuestra parte y cedemos donde tenemos que ceder, podemos llegar a un acuerdo, con lo cual no sería necesario tirarse varios años en un juzgado.
La lentitud de la justicia es otro tema del que podemos hablar: la falta de medios y recursos está haciendo que la gente se vea un poco desengañada con el sistema judicial español. No voy a entrar en si es caro o barato, porque eso es subjetivo, pero es muy lento y eso significa que no es justo.
Aparte de toda la parte jurídica, también tienes relación con la parte docente, ya que estás en la UNED de Elda y Elche desde 2011. ¿Cuáles son las materias que tratas?
En Elda imparto el curso de acceso para mayores de 25 años, para la gente que no ha estudiado en su momento y quiere seguir preparándose para acceder a la universidad, aunque también es una preparación importantísima desde el punto de vista profesional, laboral y personal.
Luego también está el curso de acceso a personas mayores de 55 años. Lo tenemos aquí en Elda y también lo imparto en Elche, y sinceramente es una maravilla. Dentro del campo jurídico hemos tratado herencias, testamentos, divorcios, comunidades de propietarios… es un temario amplísimo, pero sobre todo fácil.
En Elche tengo aproximadamente 150/200 alumnos en el aula magna y hay gente de todos los sectores: médicos, enfermeras, abogados, jubilados, amas de casa… Muchos alumnos ya tienen su vida resuelta y su ciclo laboral finalizado y siguen aprendiendo, porque quieren y porque además conocen gente de su misma edad con la que se interrelacionan y se crea un ambiente maravilloso; es como volver otra vez a la juventud.
Tu faceta más actual es la política. ¿Cuándo decides entrar en este campo?
«A mí la política me ha gustado desde que tengo uso de razón»
A mí la política me ha gustado desde que tengo uso de razón. Recuerdo de pequeña estar en casa enganchada a la radio escuchando todas las tertulias políticas. Pero nunca he pensado que me dedicaría a ello porque consideraba que mi profesión debía ser lo más imparcial y aséptica posible, y en el mundo político, en cuanto te ponen la etiqueta de un partido, habrá gente a la que le encante verte y gente a la que le caigas mal solo por llevar dicha etiqueta.
«Valoro a la gente por su honradez, por su educación y por sus ganas de hacer cosas buenas»
Por mi forma de ser y de pensar, siempre he sido una persona muy abierta y lo que me gustan son las personas. No etiqueto a nadie por su formación, por su estatus, porqué partido político se decanta o porqué equipo de fútbol le gusta, eso me es indiferente. Yo valoro a la gente por su honradez, por su educación y por sus ganas de hacer cosas buenas.
En realidad la política llegó a mí porque me buscaron para una lista electoral. Entonces, como la política siempre me ha apasionado, dije que si querían, podían contar con una persona que de verdad se toma en serio la vocación de político entendida como lo que tiene que ser: servicio a la sociedad.
¿Consideras que los políticos están bien valorados en la sociedad actualmente?
Para mí, la gente que debe estar en política debe ser gente con formación, pero ya no solo intelectual, que siempre es muy beneficiosa, sino formación personal, profesional y vital. Gente que sepa y que no venga a aprender, sino que ya venga aprendida y para dirigir y gestionar en positivo. Que no venga a hacer experimentos ni a ganar dinero, sino a realizar un trabajo para la comunidad, en beneficio de su población.
¿Dónde te ves en el futuro más inmediato?
En realidad el futuro es el presente que vamos construyendo a diario, pero es verdad que hay una parte que nosotros no podemos controlar. Intentamos construir y trabajar en un sentido, pero al final no sabes dónde vas a llegar. Mi profesión es sagrada, y la voy a ejercer siempre que pueda porque creo que es un servicio hacia los demás.
Hay una frase que siempre digo: ayudar a una persona te hace muy feliz, ayudar a 50 personas te hace más feliz, pero imagina que tienes la oportunidad de ayudar a una población entera, como Elda y sus 50.000 habitantes. Si tuviera la posibilidad de ayudar a tanta gente, eso sería para mí la felicidad absoluta.
¿Qué crees que le falta a Elda y Petrer?
Elda y Petrer somos dos municipios que estamos realmente unidos, y si podemos apoyarnos entre nosotros debemos hacerlo a todos los niveles. Tenemos un potencial importantísimo y hemos de afianzarnos como dos ciudades, cada una en su especialidad, pero unidas, porque la unión hace la fuerza, y debemos de utilizar al máximo las infraestructuras que podamos aunar, porque así se pueden reducir costes y ahorrar dinero que debe revertir en positivo para mejorar nuestras poblaciones.
Concretamente a Elda le hace falta ahora mismo una inyección de trabajo tremenda, necesitamos traer empresas que creen puestos de trabajo. Hemos de facilitar a las empresas, dentro de la legalidad, la ubicación en nuestro territorio para que se comprometan formalmente a crear puestos de trabajo de calidad.