El éxito de la tercera edición del Simposio Internacional del Sector Agroalimentario de la Vega Baja ‘SYA Orihuela’ celebrado a finales de noviembre con más de 500 participantes, ha dejado una muestra clara de que ese sector es el principal motor económico de la comarca y, especialmente, del municipio oriolano. Consciente de ello, desde el Ayuntamiento han buscado la fórmula para generar una unión de empresas relacionadas con el sector, que permitan asegurar el futuro agroalimentario del territorio.
La concejalía de Industria apuesta por un clúster como instrumento para conectar empresas y agentes de un mismo negocio con intereses comunes
Desde la concejalía de Industria apostaron por un clúster, que es un instrumento eficaz para conectar empresas y agentes de un mismo negocio y en consecuencia con intereses comunes, a fin de identificar y ejecutar proyectos, tanto de forma individual como colaborativa, para ayudar a mejorar la competitividad de las empresas participantes.
No tardaron en poner en marcha la maquinaria necesaria para su puesta en funcionamiento. Para ello, lo primero que se hizo fue contratar a la Universidad Politécnica de Valencia y a la Escuela Politécnica Superior de Orihuela (EPSO) de la Universidad Miguel Hernández (UMH), para que llevaran a cabo toda la labor de contactar con las empresas y unir las piezas.
El Ayuntamiento servirá de locomotora durante los primeros años con su financiación
Unión de las empresas del sector
“El clúster surge como una oportunidad que ve el Ayuntamiento para esa unión de la que siempre nos quejamos que falta. Las empresas, si ven interés, se van a comprometer y van a estar, lo que pasa es que el principio de cualquier asociación es difícil y el Ayuntamiento hace para ello de locomotora. Hemos buscado a las universidades para que programen todo el organigrama, cómo se debe conformar y el interés de los componentes en función de la actividad”, explica el concejal de Industria, Miguel Ángel Fernández.
Bajo el principal objetivo de ´la unión`, desde el Ayuntamiento valoraron que la actividad más destacable que tiene el municipio es la industria agroalimentaria, donde se encuentran distintas empresas que pueden formar parte de esa unión. “Intentamos formar un tejido a partir de una actividad, como puede ser la agroalimentaria, para la generación de lobbys que defiendan los intereses de nuestro territorio, y esa es la idea del clúster”, apunta el edil.
Financiación municipal
Los gastos económicos, que se generen en los primeros tres años de funcionamiento del clúster, los financiará el propio Ayuntamiento. A partir de ahí serán los empresarios los que tendrán que hacerlo funcionar.
“Nosotros sabemos que un clúster no va a ningún sitio si no hay una participación importante de las empresas. El papel del Ayuntamiento es el intento de consolidación del clúster y que sirva de palanca. Para ello ponemos los ingredientes para que funcione los primeros años, pero luego desaparecemos para que sean las empresas y las asociaciones las que le den contenido y fortaleza”, añade Fernández.
Presentación del Clúster en SYA
Una de las principales ponencias que se incluían en el programa de SYA 2018, celebrado los días 22 y 23 de noviembre, sirvió como presentación de este clúster agroalimentario.
La Universidad Politécnica de Valencia y la EPSO de la UMH están llevando a cabo todo el trajo técnico
En ella fueron José Luis Hervás Oliver, catedrático de Innovación y Estrategia Empresarial de la Universidad Politécnica de Valencia, y Margarita Brugarolas Molla-Bauza, catedrática de Economía, Sociología y Política Agraria de la EPSO de la UMH, quiénes desarrollaron ese avance de un objetivo que será pronto una realidad en la comarca de la Vega Baja y que se está trabajando, desde los aspectos técnicos, precisamente desde ambas universidades.
En esa disertación se hizo saber que el clúster que se está preparando es una agrupación de empresas relacionadas con el sector agroalimentario, que contendrá a todas las mercantiles que están incluidas en la cadena de valor del sector, desde empresas proveedoras de fitosanitarios, a viveros, o productores primarios y empresas transformadoras, como empresas encargadas de residuos y distribuidores, hasta llegar al consumidor final.
“Todo eso se plantea como una posibilidad para desarrollar el territorio, y las ventajas que podemos encontrar son acciones desde abastecimiento de materias primas, mejores precios, pedir cosas en las administraciones públicas y hasta para llevar a cabo acciones conjuntas de comercialización u otro tipo de acciones, como pensar en posibilidades de formación concretas para según qué industrias. Además, igual se plantea la idea de un identificador común para todo ese sector”, detalló a ‘Aquí en Orihuela’ la catedrática Margarita Brugarolas.
En fase de diagnóstico
Actualmente, una vez superada la fase de viabilidad, el clúser se encuentra en el proceso de diagnóstico para ver qué posibilidades hay, qué necesidades tienen las empresas y cómo se pueden organizar.
“El Clúster tiene que nacer de las empresas, aunque tenga apoyo público. Tienen que ser las mercantiles las que deben considerar que es una ventaja para el territorio y para el sector. Nosotros podemos hacer un diagnóstico de si es viable o no y en el futuro implementarlo, pero deben ser los empresarios los que tengan claro que es una muy buena posibilidad porque se pueden conseguir muchas más cosas unidos que a nivel individual”, insiste Brugarolas.
Pronunciamiento positivo de empresas
El pronunciamiento positivo de las empresas, que era el primer y principal paso para la creación del clúster, ya existe. “Lo que estamos tratando de diagnosticar ahora son las vías de colaboración, cuáles pueden ser, para qué puede ser útil el Clúster y cómo articularlo. En las reuniones mantenidas hasta ahora todos han dicho que sí porque juntos se puede llegar a más sitios y hacer más fuerza”, agrega la catedrática de la EPSO.
“Ellos deben ser los motores de esto y no basta con decir que sí, también tienen que actuar. Desde las universidades les podemos asesorar, pero son las empresas las que tienen que generar el movimiento”, concluye.
El punto de partida
Las universidades han tenido en cuenta, como punto de partida, una serie de condicionantes que demostraban la viabilidad de la creación de un clúster del sector agroalimentario en la Vega Baja.
Entre ellos se encuentran la actividad empresarial ligada al territorio, la diversificación sectorial, la experiencia en el sector agroalimentario, la elevada calidad de los productos, la identificación geográfica en algún producto, que se trata de una zona de alto valor paisajístico y cultural, que cuenta con un centro docente de investigación referente como es la EPSO de la UMH, las buenas comunicaciones y el posicionamiento internacional del territorio.
Con todos esos ingredientes, el éxito del clúster está garantizado.