Santiago Pascual / Secretario de la Unió de Llauradors
El proceso de transformación del suelo en la Vega Baja se ha visto favorecido por el afán de desarrollo, la legislación urbanística y la presión de la iniciativa privada, “comiéndose” parte del territorio que antes se dedicaba al cultivo.
Por otra parte, mientras que en la economía industrial el empresario calcula los costes de producción, y le añade su margen de beneficio al producto, para el agricultor todo va al revés. Quienes comercializan la producción son los intermediarios (comerciales, mayoristas y minoristas) que dejan muy poco margen de beneficio al agricultor, que a veces hasta llega a perder dinero.
Relevo generacional
Estos hechos, unido a la falta de agua, siguen siendo los principales quebraderos de cabeza para el agricultor de la Vega baja.
Otro motivo de preocupación es la incertidumbre ante el relevo generacional con agricultores cada vez más mayores, les cuesta más trabajar, y no ven en sus familiares el relevo. Es cierto que algunos jóvenes se han incorporado a las tareas de sus padres o abuelos al no tener cabida en otros mercados laborales o porque aplican de esa manera sus estudios agrarios, pero son muy pocos.
Además, desde la Unió de Llauradors, su secretario local Santiago Pascual, alerta de que en los pueblos de la Vega baja se han transformado miles de hectáreas de cultivos tradicionales en urbanizaciones y polígonos industriales.
«Debería haber más mujeres en los órganos de poder agrícola»
¿Cuál es en la actualidad el perfil del agricultor de la Vega Baja?
Realizar un perfil resulta complicado. Empezando porque el perfil es mayoritariamente masculino y ya empezamos mal, porque lo lógico es que las mujeres estuvieran al mismo nivel que los hombres en cuanto a titularidad de explotaciones y participación en los órganos de poder, cooperativas o comunidades de riegos.
Ahora parece que algo está cambiando en ese sentido, pero hay una brecha muy grande por la tradicional iniciativa masculina. El mundo no ha evolucionado tan deprisa en el campo.
¿Y en cuanto a la edad?
La edad es otro rasgo característico, con una media que ronda los sesenta años. Cada vez los agricultores que se incorporan a la explotación de las tierras son personas más preparadas, muchos de ellos con estudios superiores, que afrontan la agricultura como una actividad extraordinaria y aplicando todas las últimas tecnologías obtienen un nivel de rendimientos, en muchas ocasiones, digno, pero, por lo general, los agricultores no pasan de una formación básica que hace que la permeabilidad de todos los avances tecnológicos sea más difícil.
Yo recuerdo con tristeza en la distancia de al menos cuarenta años como explicarles a los agricultores que el riego por goteo era muy bueno para ellos; suponía intentar superar una barrera muy alta, y hoy por suerte está en la mayoría de las explotaciones.
Hoy tratamos de explicarles las bondades y futuro de la agricultura ecológica y vuelvo a descubrir el muro infranqueable entre los agricultores de cincuenta años para arriba… y todos sabemos que es el futuro real.
¿Hay trabajo en el campo?
Sí, hay trabajo en el campo, porque pese a todos los inconvenientes son cerca de cincuenta mil hectáreas entre hortalizas, cultivos leñosos, árboles… y para la preparación, la poda, los tratamientos, la recolección, etc. se necesita mano de obra, porque a los agricultores que antaño podían afrontar sus explotaciones con la ayuda familiar hoy les resulta imposible, y se tiene que recurrir a la mano de obra externa para agilizar muchas de esas labores, sobre todo la recolección.
¿Cuáles son las principales cosechas de invierno en esta zona?
El clima de la Vega Baja es muy favorable y permite el cultivo de una importantísima variedad de frutas y hortalizas, aunque destacan los cítricos, con más de veintitrés mil hectáreas, y de las hortalizas las alcachofas con casi dos mil quinientas hectáreas; el brócoli, que ha fluctuado según el mercado europeo pero supera las dos mil hectáreas; las lechugas, con más de mil hectáreas, y luego las habas verdes, las patatas, las cebollas e incluso las plantas ornamentales, cada uno de estos cultivos supera las setecientas hectáreas.
«La diferencia entre las cosechas de la Vega Baja y otras comarcas es principalmente el regadío tradicional»
La diferencia entre las cosechas de la Vega Baja y otras comarcas es principalmente el regadío tradicional. Las tierras de aluvión del Segura, que mezcla tierras y limos desde el nacimiento de éste río que nos une.
¿Con un buen sistema de riego dejaría de ser un problema la sequía?
Con un buen sistema de riego se ahorra agua, pero no en todas las tierras se puede utilizar este sistema. Para que un agricultor pueda regar a goteo necesita embalsar el agua en cantidad suficiente como para poder aguantar entre tanda y tanda, que son los tiempos de reparto de las aguas del rió, o tener un pozo del que obtener el agua.
Asegurarse de que no le va a faltar, ya que una vez implementado el sistema de riego a goteo las plantas toman el agua de unos puntos concretos donde no puede faltar.
Se ahorra mucha agua, porque se le da el agua necesaria al árbol, pero por el contrario si falta donde tiene el árbol las raíces se secara muy rápidamente. Con el riego tradicional a manta, al regarse toda la superficie se utiliza más agua que en el goteo, pero los árboles tienen las raíces más profundas y resisten varios meses sin riego y sin secarse por ello.
Teniendo el agua acopiada en un embalse o sacándola de un pozo, el agua de goteo es mucho mejor aprovechada y desde luego se utiliza menos, entre un 25 y un 40% menos de agua.
¿Cuál cree que es el futuro de la agricultura en la Vega Baja?
El futuro pasa principalmente por orientar las producciones hacia la máxima calidad posible y por la reivindicación enérgica de las aguas necesarias para el riego. En la Vega Baja pasa además por la diferenciación de las producciones, de tal manera que cualquier consumidor del mundo entero pueda identificarlas.
«Otro reto importantísimo es utilizar las energías renovables y no usar elementos contaminantes»
El reto más importante es utilizar las energías renovables, ya que en las tierras es donde mejor se pueden aplicar esas estrategias; no utilizar elementos contaminantes que ya se están aplicando en parte, pero profundizar para llamar a los consumidores más exigentes, y el uso eficiente de las nuevas tecnologías evitando así la brecha tecnológica existente.