La tradición de colgar calcetines en las casas para que Papá Noel meta regalos en ellos, o simplemente para adornar con mayor ambiente navideño, se ha extendido popularmente y ha acabado por ser una costumbre en la gran mayoría de casas. La leyenda más conocida de donde se dice que procede este ritual, es la de San Nicolás de Bari.
La leyenda de San Nicolás de Bari
Cuenta la leyenda que en Holanda habitaban dos mujeres hijas de un hombre viudo y rico, pero que este último no supo administrar su dinero correctamente. Al endeudarse, sus hijas vieron peligrar sus bodas, puesto que no tenían fortuna suficiente para casarse.
Fue entonces cuando apareció el sacerdote San Nicolás de Bari. Pasó por delante de la casa donde vivía la familia del holandés y supo de la pena que tenían sus hijas. Entonces el católico metió una gran cantidad de monedas de oro dentro de dos calcetines que estaban secándose en la ventana.
A la mañana siguiente, las muchachas, sorprendidas a la par que entusiasmadas, recogieron el dinero y pudieron cumplir su sueño. Al propagarse la generosidad de San Nicolás, otros empezaron a colgar sus medias en la chimenea, esperando tener un regalo similar.
Se extiende la tradición
No sabemos a ciencia cierta cuál de todas las leyendas que existen acerca de los calcetines de Navidad hizo que se propagase su uso. Pero lo que sí sabemos es que los niños comenzaron primariamente en Norteamérica y Holanda a colgar las medias en las chimeneas o árboles de Navidad, inspirados por estas historias urbanas.
Así fue como comenzó a extenderse la moda e incluso a propagarse la costumbre de poner el nombre en cada calcetín para que Papá Noel sepa a quién pertenece y dónde dejar sus obsequios. En la actualidad, predominan los calcetines de colores variados y con motivos navideños llamativos.