Entrevista > Juan Cruz / Defensa del Elche C.F. (Madrid, 28-julio-1992)
Forjado en la cantera del Atlético de Madrid, el madrileño realizó un máster defensivo durante su aventura en Italia, país al que partió siendo un adolescente y del que regresó hecho un hombre y con las maletas repletas de experiencias, anécdotas y amigos.
Serio, disciplinado y polivalente, Juan Cruz se ha convertido en uno de los miembros de la guardia pretoriana de Pacheta. Tras quemar etapas a un ritmo frenético, el madrileño, en plena madurez, quiere poner algo de pausa a su vida. Asegura que ha encontrado en Elche el ecosistema ideal para disfrutar personalmente y profesionalmente del fútbol.
¿Cuándo comenzó a jugar al fútbol?
Desde siempre. A mi padre le gustaba un montón y de pequeño me tenía con la pelota en los pies. Yo jugaba de pequeño en Las Rozas hasta que en edad alevín me ficha el Madrid. En mi familia eran más del Atleti, pero se adaptaron. Pero tras dos años regresé al pueblo.
¿Qué pasó?
Yo tenía diez añitos y lo que quería era disfrutar y jugar con mis amigos. Tuve la suerte de que mi padre, junto a unos amigos, creó un club, La Roceña. Por entonces yo jugaba en la banda y después de un año me llamó el Atleti.
En el club rojiblanco pasó casi toda su adolescencia. ¿Qué recuerdos tiene de aquella etapa?
Muy buenos, estuve allí cinco años estupendos a excepción de uno en el que estuve lesionado. Es un club muy pasional, que te hace sentir los colores.
¿Cuándo se dio cuenta de que podía vivir del fútbol?
Yo pensaba siempre en disfrutar más que en otra cosa, pero cuando empiezas a ser juvenil y firmar el primer contrato te das cuenta de que puedes dedicarte a esto, que es algo que te gusta y de lo que disfrutas.
Usted es del 92, una generación que dio muy buenos jugadores…
Sí, he tenido la suerte de coincidir con futbolistas como Coke, Morata, Carvajal, Sarabia…
Una de sus virtudes es la polivalencia, ¿en qué momento retrasan su posición?
En mis dos primeros años de juvenil jugaba en el centro del campo, pero el entrenador y el director deportivo del B me colocó en la defensa.
¿Cómo se vive la situación de, tras varios años, tener que cambiar de posición?
Bueno… Pues al principio cuesta de asimilar que ya no vas a jugar donde te sentías más cómodo. El entrenador y el director deportivo se reunieron conmigo y me explicaron que, por mis cualidades, podía ser lo mejor para mí. Lo primero que piensas es a ver cómo me adapto yo a esto. Pero la verdad es que el cambio fue a bien.
Usted era uno de los valores de la cantera atlética y, de repente, llega una oferta del Bolonia, todo un Primera División del Calcio. ¿Cómo vivió ese momento?
Fue todo muy deprisa. Yo tenía 17 años y estaba jugando un torneo con la selección autonómica de Madrid cuando me llega esa oferta. Me dicen que me habían seguido tanto en el Atlético como con la selección de Madrid y que me querían. De repente, llegaron con un contrato profesional para jugar en Primera.
¿Cómo se lo tomaron en casa?
Todo pasó muy rápido, en apenas una semana. Mi padre estaba como loco porque me fuera para allá, pero mi madre no lo veía claro. Decía que ni hablar, ya sabemos cómo son las madres…
Y pasa de estar cómodamente en la cantera de su equipo y al lado de casa a vivir solo en el extranjero. ¿Cómo lo llevó?
Al principio estaba impresionado, porque yo no hablaba nada de italiano. Pero una vez allí me encontré jugadores como el uruguayo Ruso Pérez o Marco Di Bagio que se portaron como mis padres y a los que siempre les estaré agradecidos. Me trataron como un hijo.
La ciudad es encantadora y universitaria. Hay muy buen ambiente y por suerte tenía algunos amigos de Sevilla allí, haciendo el Erasmus. Se puede decir que yo también hice mi Erasmus.
¿Y el Atleti no hizo nada por retenerle?
Al principio sí, pero no concretaron nada, mientras el Bolonia llegó y puso encima de la mesa un contrato y unas cifras que estaban muy bien. Era una oportunidad que no podía dejar escapar ni en lo deportivo ni en lo personal.
«El italiano le pone el alma a todo lo que hace, ya sea una pizza, jugar al fútbol o animar a su equipo»
Usted venía de una afición pasional, pero la italiana…
Sí, viven el fútbol muchísimo. La gente lo sabe todo de ti. Te estudia, pero también te anima en todo momento. España e Italia son muy similares. El italiano le pone el alma a todo lo que hace, ya sea una pizza, jugar al fútbol o animar a su equipo.
¿Qué le impactó del Bolonia?
Es un club histórico, con un gran estadio, pero me llamó la atención sobre todo la cantidad de gente que iba a los entrenamientos y las cámaras que había grabando. Yo venía de entrenar con un juvenil, sin gente. Pensaba, como falle un pase, no veas…
Llega a un gran equipo muy joven y no dispone de muchas oportunidades.
Yo firmé como jugador del primer equipo, pero allí cuando no te convoca el entrenador tienes la opción de jugar con el filial en la liga de filiales. A mí me preguntaban cuando no estaba con el primer si quería jugar. Y yo encantado, porque así te adaptabas a su fútbol y cogías ritmo.
Yo he llegado a jugar un Bolonia-Milan contra Seedorf, ya que cuando un jugador acaba de salir de una lesión también juega con el filial para ir recuperando la forma.
¿Qué le enseñó el fútbol italiano?
Táctica. Prácticamente lo aprendí todo allí. Nada más llegar me dijeron que me veían bien físicamente y con el balón, pero que tácticamente era un desastre. Para ellos, el futbolista español es horroroso a nivel táctico. Cuando llegué todo era táctica, táctica y movimientos.
«Para los italianos, el futbolista español es bueno con el balón, pero horroroso a nivel táctico»
¿Tanta obsesión por lo táctico ha matado el espectáculo?
No lo creo, es su estilo. Para ellos el rigor táctico lo es todo. Recuerdo que mientras te cambiabas en el vestuario antes del partido en todas las pantallas estaban poniendo jugadas de estrategia del rival en bucle. Cuando salías al campo ya sabías lo que iba a hacer el rival.
El fútbol en Italia está en horas bajas tanto a nivel de selección como de clubes. ¿Se ha agotado su modelo?
En el fútbol hay momentos, estilos y modas. Ahora no les toca a ellos, pero no creo que vayan a cambiar porque ahora no les salgan las cosas. Ellos lo tienen claro, tienen su personalidad y su idea y seguro que siguen adelante con ella.
Uno de sus años en Italia lo pasa jugando en San Marino. ¿Cómo vivió esa etapa?
Fue una experiencia personal muy bonita. Llegué cedido tras una lesión de nueve meses que me hizo replantearme muchas cosas. Llegué a arrepentirme de estar en Italia, pero qué vas a hacer. No quedaba otra que tirar para adelante.
San Marino un país chiquitín que compite en la liga italiana. A nivel internacional son flojos porque juegan pocos futbolistas, pero en el equipo éramos casi todos de fuera. Españoles, italianos, argentinos… No veas el follón de música que había en el vestuario.
Y en 2015, tras una nueva cesión y en el mercado de invierno, decide regresar. ¿Por qué?
Cada vez se me hacía más duro estar fuera, sobre todo por mi mujer, que estaba terminando la carrera. Tenía muchas llamadas de España, de clubes interesados en mi fichaje.
Cuando rescindo para volver, en enero, tuve la mala suerte de que el club que tenía apalabrado me dejó colgado. Me quedé cuatro meses sin equipo, pero por suerte el Alcorcón me echó una mano y me dejó entrenar con ellos.
¿Pensó en algún momento que igual se equivocó marchándose a Italia?
Por supuesto, pero la decisión fue mía y no me arrepiento de nada. En la vida hay que tomar decisiones y tirar para adelante. En ese momento concreto piensas que te equivocaste, pero si lo miras todo con más perspectiva es posible que opines de otra forma.
Y toca volver a empezar, ahora en varios equipos de la periferia de Madrid.
Sí, primero en el San Sebastián de los Reyes. Ahí es donde coincido con Neyder. Yo jugaba de banda y él de medio centro defensivo. Siempre he tenido muy buen rollo con él. Estuve un año, hasta que apareció el Rayo Majadahonda, al que me fui de la mano de Movilla.
«Todo lo que logramos en el Rayo Majadahonda superó nuestras expectativas y la clave del éxito fue la unión del vestuario»
En Majadahonda protagonizan una historia que parece sacada de una película de Disney.
Fue increíble, no se lo esperaba nadie. Como mucho pensábamos estar en el play-off, pero no ser campeones o ascender. Todo lo que pasó superó nuestras expectativas. En el Rayo éramos, sobre todo, un grupo de amigos. En el campo lo teníamos claro, pero la diferencia estaba en el vestuario. Cuando un grupo está unido se nota muchísimo.
Usted fue, además, protagonista directo del histórico gol ante el Cartagena en el último minuto del descuento.
Saqué de bandas ya casi sin fuerzas. Fue increíble que aquello acabara en gol, sobre todo porque nadie lo esperaba ya.
Por cierto, Leganés, Getafe, Rayo, Alcorcón y Majadahonda en el fútbol profesional. ¿Qué está pasando con el fútbol profesional en Madrid?
Desde hace tiempo se lleva a cabo una idea de cantera que está dando sus frutos. Es posible que tener más población y recursos esté ayudando a esta buena racha.
Y en plena euforia y tras haber logrado ascender al fútbol profesional le llama el Elche. ¿Por qué decide fichar por el equipo ilicitano?
Tenía varias ofertas, pero Cordero (director deportivo) y el entrenador me convencieron. Me hablaron claro y me explicaron el proyecto. Creo que la idea del Elche iba más conmigo que otras opciones que había.
«En Elche te das cuenta de que vuelves a ser futbolista profesional y que la decisión de fichar fue buena porque estoy donde tengo que estar»
Usted ya había estado en un club grande, pero ¿qué se encuentra en Elche?
Con este estadio, estas instalaciones y esta afición volví a sentirme futbolista profesional. Te das cuenta de que la decisión de fichar por el Elche fue buena porque estoy donde tengo que estar.
«Tenemos una idea de juego clara y tenemos que seguir creyendo en ella»
En la primera vuelta el equipo cumplió con el objetivo, ¿qué espera para la segunda?
Seguir en esta línea de trabajo. Teneos que ir partido a partido, luchando cada jornada como hemos hecho hasta ahora. Tenemos una idea clara de juego y hay que seguir creyendo en ella. Ojalá nos salvemos lo antes posible.
¿Qué retos personales tiene en su primer año en el club?
Aspirar siempre al máximo deportivo y personal. Entrenar cada día al máximo para ponérselo difícil al míster y ayudar al equipo a conseguir el ascenso cuando antes.
Desde fuera da la sensación de que, a falta de estrellas, el gran líder del Elche es su entrenador.
El míster hizo una carrera importante como jugador en Primera y es una persona con carisma y experiencia, pero creo que el punto fuerte del Elche es el colectivo. Aquí todos remamos por el compañero y no hay ninguna estrella ni la necesitamos, porque sé que el que tenga al lado me va a echar una mano si fallo.
El míster, además, pone la cara siempre por nosotros, pero también sabe que se lo vamos a devolver.
«Tengo la fortuna de poder jugar en dos posiciones, aunque puede que no sea un ’especialista’ en ninguna»
Ha convertido su polivalencia en su gran virtud. ¿Cómo se vive jugando en dos posiciones?
Bien. Yo vine aquí, en principio, como central pero por circunstancias jugué en el lateral y el entrenador me vio bien. Tengo la fortuna de jugar en dos posiciones, aunque pueda no ser especialista en ninguna.
Entre nosotros, ¿cuál es su favorita?
Me gustan las dos. Siempre veo vídeos en casa para adaptarme y mejorar en las dos demarcaciones porque no requieren los mismos movimientos, y a veces hay que pensar distinto según de qué estés jugando.
¿Y ahora qué modo tiene activado, el de lateral o el de central?
Ahora mi idea está en el lateral porque es donde más estoy compitiendo, pero el míster sabe que me tiene para lo que necesite.
Tiene 26 años, pero ya ha dado muchas vueltas. ¿Le apetece echar raíces en Elche?
En el fútbol nunca se sabe. Tengo un año más de contrato y estoy contento aquí. Estoy contento con el club y la ciudad, pero ya sabemos cómo es esto.