Mejor después del verano
Quizá la fecha que se apuntaba como más lógica era justo después del verano, ya que las otras dos opciones eran solaparlas con las municipales o adelantarse a éstas. En el primero de los casos era complicar demasiado la situación: locales, autonómicas, Congreso, Senado y europeas en un solo acto provocaría una reacción con resultados poco previsibles, ya que tantas votaciones juntas podría hacer que muchos electores no pensaran en distintas opciones y simplificasen con el voto a la misma fuerza política en todas ellas.
Pero adelantarlas significaba, como así será, eclipsar las campañas preelectorales de los ayuntamientos en pro de una única campaña nacional, y eso puede injustamente perjudicar y beneficiar a muchos. Por lo tanto la opción de seguir gobernando hasta después del verano, sacando acuerdos puntuales y dándose tiempo para lo que ahora se quiere hacer deprisa y corriendo, era una buena alternativa.
Municipales condicionadas
Todos sabemos que en las campañas se tiende a exagerar, a llevar los conceptos a máximos e intentar ´hundir al enemigo`. Unos prometen bajadas de impuestos, aunque a lo mejor cuando lleguen al Gobierno suban el IVA como ya ha ocurrido, otros reducir el paro y otros defender a España de no sé qué peligros.
Hay muchos ayuntamientos gobernados por la izquierda a los que les puede pasar factura si el resultado nacional no es el esperado, otros de derechas que no se encuentran a gusto con el discurso de la actual cúpula e incluso algunos de Ciudadanos, que gobiernan en coalición con el Partido Socialista, y a los que el discurso nacional llevado a los extremos puede hacer peligrar esos acuerdos y generar las dudas de los ciudadanos.
El peligro de las encuestas
Es posible que el adelanto electoral tenga que ver con los buenos resultados que auguran los sondeos para el Partido Socialista, aunque hoy en día fiarse de los sondeos, después de los resultados en los últimos años, es como creer en la suerte ´pasando el décimo por la barriga de una embarazada`.
Ni tan siquiera quiere decir que sea buena esa ventaja que, por ejemplo, dice el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Las pruebas están ahí, muchas de las personas que votan a opciones progresistas se movilizan cuando ven algo peligrar o algo les indigna, pero si consideran que todo está fácil y que su voto no es necesario, puede que provoque una abstención que dé la vuelta a esas previsiones.
Hace falta mucha pedagogía
Nos vamos a encontrar en un mes con muchas elecciones, distintas opciones para dirigir distintas instituciones, pero nos falta mucha pedagogía. Da bastante lástima cuando se ve en televisión que muchas personas no saben los nombres de quienes han sido nuestros presidentes, y ya no te digo nada si se preguntase como funciona la ley D´hondt que es cómo se calcula si unos votos sirven o no.
Esta indiferencia provoca que al final los mensajes que nos lanzan los políticos sean breves, repetitivos y vacíos de contenido, como los que se manejan en una manifestación a través de la megafonía… simples y burdos. También es cierto que instituciones como el Senado deberían renovarse, redefinirse y explicar mucho más cuáles son sus funciones.
División de la derecha
En mucho tiempo es la primera vez que la derecha española está dividida en tantas fuerzas con opciones. El desplazamiento de Casado hacia la derecha, intentando tapar el hueco por donde quiere entrar Vox, está dejando un espacio enorme en el centro que intentan quedarse Ciudadanos y PSOE.
Los socialistas en este caso tienen un espacio más amplio que nunca; desde ese centro que quieren ocupar, hasta las opciones más de izquierdas ante el declive que en principio está sufriendo Podemos con la ausencia de su líder más mediático, las decisiones personales que muchos no han visto bien y la escapada de algunos de los principales compañeros de viaje.
Una sola circunscripción
Pero en las nacionales pueden pasar muchas cosas. Al margen de la inexistencia de listas abiertas, la verdad es que la mayor parte de la gente vota más al candidato a la presidencia que al partido, y de hecho es para quien se hace toda la campaña.
Resulta por lo tanto bastante ilógico este sistema electoral en el que se vota por provincias y luego se realizan ajustes, quedando fuera los que tienen en cada provincia menos de un 3% de los votos. Eso origina situaciones ilógicas como que un partido en toda España tenga un millón de votos y solo tres diputados, y otros con la mitad de votos pero concentrados en una parte de España (sea Cataluña, Euskadi, Galicia…) obtenga el doble de diputados.
Quizá lo normal es que cada español sea un voto y que la suma de todos los votos de España sirva para componer el Parlamento. La forma actual provoca que los votos a partidos pequeños sea igual que votar en blanco, ya que no van a llegar al mínimo y no van a poder entrar en las instituciones.