En la Comunidad Valenciana existen dos lenguas oficiales: el valenciano y el castellano. En eso, todo el mundo parece estar de acuerdo. A partir de aquí, se abre la caja de truenos y comienza el debate. ¿Cómo las estudiamos en el colegio? ¿Cuan importancia damos al bilingüismo en las oposiciones públicas? ¿Debemos impulsar medidas de discriminación positiva? ¿Decimos Alicante o Alacant?
En este periódico hemos querido analizar a fondo la situación real de ambas lenguas en nuestra región. La legislatura termina, y es el momento adecuado para averiguar si hemos avanzado en aquello que debe ser siempre nuestro gran objetivo: la buena convivencia entre los hablantes.
Nos metemos en terreno bien resbaladizo con este reportaje a fondo, y lo hacemos acompañados del director general de Política Lingüística de la Generalitat, la asociación Escola Valenciana, la plataforma Hablamos Español y la diputada portavoz de Ciudadanos en la comisión de Educación en el Congreso. Alea iacta est.
«El sistema de líneas castellana y valenciana no funcionaba. La discriminación positiva es necesaria» R. Trezanos (director Política Lingüística)
Idioma de las clases
Sin duda, el debate lingüístico que más ampollas ha levantado últimamente radica en la Educación. Tras la llegada de Compromís a la Conselleria de Educación, el conseller Vicent Marzà impulsó un nuevo modelo de plurilingüismo por porcentajes para remplazar al clásico sistema de elección por líneas.
Hasta entonces los padres podían elegir si matricular a sus hijos en línea valenciana o en castellana. “Nos dimos cuenta que esto no estaba funcionando y generaba segregación. Después de 40 años de democracia, los ciudadanos siguen dominando mucho mejor el castellano que el valenciano. Así que vimos necesario impulsar un sistema de discriminación positiva” nos indica Rubén Trenzano, director general de Política Lingüística de la Generalitat.
“Los niños ya aprenden castellano casi sin querer. Mi hija lo escucha en la calle, o viendo Bob Esponja en la televisión. No ocurre así con nuestra otra lengua oficial, por esto debemos de darle prioridad en el estudio” añade Ismael Vicedo, técnico socio-cultural de la asociación Escola Valenciana.
Según los planes del Consell, el modelo actual de plurilingüismo por porcentajes llegará a Secundaria en el curso 20-21
Mínimo 25 % en valenciano
Siguiendo estos razonamientos, la Conselleria de Educación elaboró una nueva Ley de Plurilingüismo según la cual ahora son los centros educativos quienes eligen el número de asignaturas en cada idioma, si bien al menos un 25 % debe ser en valenciano y mismo porcentaje en castellano.
La Generalitat, eso sí, recompensa con más recursos a los centros que optan por al menos un 50 % de asignaturas en valenciano, así como reconoce el certificado C1 (nivel Mitjà) a sus alumnos que terminen con éxito el Bachillerato.
Ahora mismo este sistema ya está implantado hasta segundo de Primaria. Para el curso que viene se espera su aplicación en todos los niveles de Primaria, y en el 2020-21 llegaría a la Secundaria. Cabe recordar que fue aprobada en Corts con el apoyo de PSOE, Compromís y Podemos, mientras que PP y C’s votaron en contra.
«Conselleria nos quitó a los padres el derecho a decidir la lengua vehicular de nuestros hijos» A. Merelo (Hablamos Español)
Los padres ya no eligen
Este nuevo modelo se ha encontrado con la oposición frontal de varias asociaciones de padres, que han convocado diversas manifestaciones en las calles por ello.
“Las lenguas no tienen derechos, los tenemos las personas. Esta ley nos está privando del derecho a elegir el idioma vehicular que queremos para nuestros hijos. Encima ni siquiera la Conselleria la está cumpliendo. Presionan a los centros para que cojan los niveles más altos en valenciano e incluso cuentan las tutorías o clases de Educación Física como asignaturas en castellano para llegar a los porcentajes mínimos” denuncia Amparo Merelo, representante de ‘Hablamos Español’ en la Comunidad Valenciana.
“El PSOE cedió la competencia de Educación a Compromís, que nos está llevando al modelo independentista catalán. Se están vulnerando constantemente los derechos de las familias castellano-parlantes. Hemos llevado muchos informes al Congreso o al Defensor del Pueblo, pero Marzà siempre se niega a darnos datos y obstruye todas las investigaciones” nos asegura Marta Martín, diputada nacional por Ciudadanos.
De hecho, la conselleria de Educación ha tenido que rehacer hasta tres veces su modelo lingüístico debido a que se ha topado varias veces con la Justicia. El primer decreto fue anulado parcialmente por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, aduciendo que vulneraba el derecho de elección de los padres. Algunas de las asociaciones más críticas han manifestado su intención de volver a los tribunales contra esta nueva ley.
Varios colegios privados internacionales no imparten Valenciano, aún estando en zonas de predominio lingüístico
Colegios privados exentos
Dado que la elección lingüística ya no radica en los padres, ahora la potestad recae en los colegios. Por regla general los centros públicos (ya sea mutuo propio o por presiones de la Generalitat) han sido más proclives a elegir niveles altos en valenciano que los concertados.
Curiosamente algunos centros privados sí están totalmente exentos de impartir clases en valenciano, como la Escuela Europea, el Liceo Francés o los colegios británicos. Eso sí, la matrícula en ellos suele costar un mínimo de unos 5.000 euros anuales.
“El sistema está hecho para perjudicar a las clases desfavorecidas. Tan solo las familias adineradas pueden escaparse de la imposición lingüística” nos indica Amparo Merelo.
«Estas barreras lingüísticas nos cierran al mundo y perjudican sobre todo a las clases más desfavorecidas» M. Martín (diputada C’s)
“Menos mal que está la Escuela Europea, porque si no la OAMI (actual EUIPO) no creo que hubiera venido a Alicante. En la UE no entenderían esto. Obligar a las familias a estudiar el valenciano como lengua vehicular supone una barrera lingüística que nos cierra al mundo” apunta la diputada Marta Martín.
«A muchos niños inmigrantes tenemos que aprobarles el valenciano por piedad, porque si no se atascan en el sistema» F. Rubio (profesor de secundaria)
Inmigrantes
Indagamos también en la situación de las familias inmigrantes con menos recursos, aquellas que no proceden de Reino Unido, Francia, Bélgica ni Escandinavia; sino de países más pobres como Marruecos, Argelia o Rumanía; y que por tanto no pueden pagar las astronómicas matrículas de estos citados colegios privados internacionales.
Durante el primer año sus niños están exentos de dar valenciano en el colegio, supuestamente para que se vayan acostumbrando al idioma. Pero la práctica es bien distinta según nos cuenta Federico Rubio, profesor que trabajó durante una década en el IES Leonardo da Vinci ubicado en la zona norte de Alicante, uno de los lugares con más inmigración de la Comunidad Valenciana.
“La ley supone que Alicante es una ciudad valenciano-parlante y los niños habrán aprendido naturalmente el idioma un año después de venir a vivir aquí. El problema es que esto no es real. Ellos aprenden lo que escuchan en la calle, que es el castellano. Luego de repente les exigimos un nivel que no tienen. Al final tenemos que aprobarles por misericordia, porque si no se atascan en el sistema indefinidamente” relata Federico.
«Todos sabemos que las zonas lingüísticas no se corresponden a la realidad, pero Conselleria no quiere actualizarlas» A. Merelo (Hablamos español)
Zonas lingüísticas
Efectivamente, la ciudad de Alicante figura como una zona ‘con predominio lingüístico valenciano’ según la Ley de Lenguas elaborada en 1983. Solo la Vega Baja, Elda y Villena están reconocidas como zonas castellano-parlantes por esta ley, que nunca ha sido actualizada desde su aprobación.
“Todos sabemos que esto es ficción. Las zonas lingüísticas están totalmente desactualizadas. Una ciudad en la que más del 90 % de las personas hablan castellano no puede ser considerada como valenciano-parlante, es absurdo” aduce Amparo Merelo.
Nosotros hemos tratado de contrastar la realidad de estas zonas oficiales con datos actuales de hablantes en ambos idiomas como lengua materna, pero nos hemos encontrado una ausencia casi total de estudios oficiales al respecto.
Una encuesta que realizó la Generalitat en 2010 sí dictaminó que en las zonas de predominio oficial valenciano, en realidad el castellano se utiliza casi el doble. El 56 % habla siempre en la lengua castellana frente al 29 % que lo hacen en la valenciana.
No hay datos oficiales sobre hablantes de valenciano en lengua materna. Las cifras varían desde el 22 % hasta el 47 %
Hablantes maternos
La Generalitat ni siquiera ha publicado datos totales (contando toda las zonas) de hablantes maternos en la Comunidad Valenciana. Desde la Dirección de Política Lingüística nos calculan que alrededor de un 47 % de los valencianos hablarían la lengua de Ausiàs March aprendida desde su hogar. La asociación Hablamos Español calcula una cifra muy distinta, sobre un 22 %.
El último barómetro del CIS que investigó la lengua materna de los valencianos data de 2007. Establece un 61 % de castellano-parlantes, un 29 % de valenciano-parlantes, mientras que habría un 7 % que aprendió ambas lenguas en casa.
“Nunca he entendido este oscurantismo hacia averiguar la realidad sociolingüística de la Comunidad Valenciana. Deberíamos hacer un estudio integral para poder actualizar las zonas lingüísticas y que se cometan las menores injusticias posibles” aduce la diputada Martín.
Cabe señalar que los alumnos de las zonas castellano-parlantes sí están exentos de estudiar en valenciano según reza nuestro Estatuto de Autonomía. De ahí la importancia de este asunto. Los alumnos de la Vega Baja, Elda y Villena tienen el derecho (que no la obligación) de elegir la asignatura de Valenciano, pero según datos recientes apenas un 5 % lo hacen.
Oficina de Derechos Lingüísticos
Aparte del tema de la Educación, la polémica lingüística también llega a otros ámbitos. Parlantes de ambas lenguas denuncian cada año casos de discriminación en la Administración o el sector privado.
De hecho, la Generalitat inauguró el pasado año la Oficina de Derechos Lingüísticos (ODL). “Cualquier ciudadano que sufra una discriminación por motivo de lengua puede denunciarlo a través de nuestra web o dirigiéndose a la Dirección de Política Lingüística. No somos una oficina sancionadora, nuestro único objetivo es tratar de resolver el conflicto entre ambas partes” nos explica Rubén Trenzano.
Según el director general, este 2018 se han documentado problemas especialmente en la empresa privada. “Ésta es una asignatura pendiente. Muchos valenciano-parlantes se dejan su lengua en casa cuando van a trabajar. Por ello queremos impulsar una serie de incentivos para que se contraten empleados que dominen las dos lenguas y hagan su labor en valenciano”.
En el pasado reciente los gobiernos autonómicos del PP intentaron algunas medidas en este sentido, como dar subvenciones a aquellos comercios que rotulaban en valenciano. Algunas asociaciones empresariales fueron críticas hacia estas iniciativas, al considerarlas que iban en contra de la libertad empresarial y perjudicaban especialmente al sector turístico dirigido a extranjeros.
«Algunos funcionarios se niegan a atender a una persona que les hable en valenciano» I. Vicedo (Escola Valenciana)
Incumplimientos de la Administración
En cuanto a la Administración, la asociación Plataforma per la Llengua denunció recientemente hasta 53 casos graves de ‘valenciano-fobia’ documentados en los últimos 12 años.
“Desgraciadamente aún me encuentro con funcionarios que se niegan a entender el valenciano. Me dicen que si no les hablo en castellano no me atienden, algunos ni siquiera se molestan en hacer el esfuerzo. Me ocurre también con personas de la calle. Yo no tengo ningún problema en mantener una conversión bilingüe, no me molesta escuchar el castellano” se lamenta Ismael Vicedo.
También se escuchan quejas acerca de administraciones (sobre todo ayuntamientos) que redactan las notificaciones, los pliegos o los documentos oficiales tan solo en una lengua.
Muchos tampoco entienden que algunas localidades hayan suprimido su nombre en una de las dos lenguas. Es el caso de Petrer o Crevillent, por ejemplo, que ya no pueden escribirse ‘Petrel’ o ‘Crevillente’ de manera oficial. No así otras como Alicante/Alacant o Elche/Elx, que permiten el uso de ambos topónimos indistintamente.
En las últimas oposiciones convocadas al profesorado, el C2 de valenciano se puntúa el doble que un doctorado
Concursos públicos
Las oposiciones, bolsas públicas de trabajo y procesos selectivos son otro campo habitual de discusiones por estos temas. “No tiene ningún sentido que evalúen el Mitjà por encima de un doctorado. Los profesionales deben ser buenos en su campo. Una oposición de arquitectos es para elegir los mejores en Arquitectura, no a los que hayan estudiado una Filología” se queja Amparo Merelo.
Para ilustrar mejor estos casos nos hemos fijado en las oposiciones que recientemente ha sacado la Generalitat a 4.636 plazas para profesores de Secundaria, FP y régimen especial. Aquí el diploma en C2 de valenciano cuenta 2 puntos, en inglés o lengua extranjera 1,75 puntos, las notas medias de la carrera 1,5 puntos, y un doctorado o un máster 1 punto.
“Estas barreras lingüísticas nos aíslan. Los demás españoles o los extranjeros más cualificados en sus sectores no pueden ganar los concursos públicos de la Comunidad Valenciana. Desde la Unión Europea se está fomentando el derecho a la libre circulación de las personas, pero aquí vamos en el sentido contrario” nos comenta la portavoz de Hablamos Español.
Durante años la Comunidad Valenciana no homologaba los títulos lingüísticos de Cataluña y Baleares por considerarlos de otra lengua
Los exámenes oficiales
Dado lo alto que se puntúan en las oposiciones, miles de personas intentan aprobar cada año los exámenes oficiales de valenciano convocados por Generalitat. La matrícula para estas pruebas cuesta entre 15 y 30 euros dependiendo del nivel.
“Esto es un negocio, hacen exámenes dificilísimos para que no apruebe casi nadie. Incluso suspenden los valenciano-parlantes. Los opositores emplean un tiempo enorme en preparase para estas pruebas, en lugar de estudiar las materias propias de su oposición” relata Merelo.
Además, a diferencia de Cataluña o Islas Baleares, la Comunidad Valenciana no homologa a los alumnos que han aprobado la asignatura de Valenciano durante todos los cursos hasta el Bachillerato con un certificado C1, sino como B1. “En un futuro queremos modificar esto, pero de momento es así. Por eso no admitimos tampoco en Valencia los títulos homologados de C1 que vienen del sistema educativo catalán o balear” nos explica el director general Trenzano.
En el pasado la Generalitat Valenciana ni siquiera reconocía los títulos oficiales catalanes y baleares obtenidos mediante examen. Era una situación un tanto absurda, pues en aquellas comunidades sí se admitían los certificados de valenciano. Este tema llegó incluso al Tribunal Supremo, que dictaminó que en realidad son la misma lengua. “Ahora reconocemos todos los existentes en lengua catalana, incluso los expedidos en Andorra o la Universidad de Perpiñán”.
Valenciano estándar
Precisamente este debate ha dado también muchas vueltas. Algunos aún se resisten a reconocer al valenciano como un dialecto del idioma catalán, aunque ésta sea la opinión mayoritaria entre los lingüistas. Lo cierto es que nuestro propio Estatuto de Autonomía sí lo denomina como una lengua propia.
Asimismo, algunas voces señalan que el valenciano que se ha normalizado para enseñar en los colegios difiere demasiado del valenciano popular que se habla en los pueblos, hasta el punto de calificarlo como ‘un idioma de laboratorio’. De hecho, lo cierto es que son bastantes los valenciano-parlantes de lengua materna que suspenden los exámenes oficiales de la Junta Qualificadora de Coneixements de Valencia, lo cual también origina críticas y quejas.
“La Academia Valenciana de la Lengua se creó hace apenas 20 años. La mayoría de los parlantes, al no haberlo estudiado nunca en la escuela, utilizan muchas expresiones próximas del castellano. ‘Tinc que’, ‘entonses’, ‘pues’… De ahí la necesidad que había de impulsar un valenciano estándar. En el ámbito familiar cualquiera puede usar las palabras que quiera, pero en las instituciones o asuntos oficiales tenemos que seguir las normas académicas” nos explica Rubén Trenzano.
«La UMH es la universidad pública que más recorrido aún debe hacer en igualdad lingüística» R. Trezanos (director Política Lingüística)
Universidad
Las universidades, aunque tengan bastante autonomía en su política interna, tampoco se han librado de las críticas lingüísticas. Algunos estudiantes valenciano-parlantes señalan que se promocionan asignaturas en valenciano en la matrícula que luego no se imparten por falta de alumnos o profesores.
“A veces ocurre que ponen a un profesor que habla muy bien el idioma, pero que no tiene ni idea de la materia. Lo que no debe hacer una universidad es ofrecer lo que no tiene” nos apunta Ismael Vicedo.
“En las cuatro universidades públicas de la Comunidad Valenciana se ha ido avanzando mucho en los últimos años. Aún así, la Universidad Miguel Hernández es la única que no tiene una estructura de política lingüística y le queda aún un largo recorrido” comenta Trenzano.
La buena convivencia
En definitiva, parece evidente que hablantes de ambas lenguas aún hoy encuentran discriminaciones y abusos lingüísticos en la Comunidad Valenciana.
“Nuestro Consell tiene que entender que son tan valencianas las personas de la Vega Baja como las de la Marina Alta. La imposición lingüística solo genera rechazo y radicalización. Tenemos que redefinir el idioma valenciano como una riqueza y no una obligación” sentencia la diputada Marta Martín.
“En los últimos años hemos mejorado mucho. Ahora los valenciano-parlantes tenemos un marco legislativo que nos protege y se enseña en los colegios. Creo que esto es clave para conseguir la convivencia sana” defiende Ismael Vicedo, portavoz de Escola Valenciana.
Quizás el gran reto aún por alcanzar que tiene nuestra tierra sea el de conseguir que los parlantes de ambas lenguas sientan reconocidos sus derechos, sin que ello sea percibido como una imposición para los que hablan diferente. “Free speech carries with it some freedom to listen” dijo una vez Bob Marley.