Entrevista > Óscar Molina / Fotógrafo (Madrid, 1962)
Otro de los nombres propios que vendrán a Petrer dentro del XXXII Otoño Cultural es Óscar Molina. Este fotógrafo madrileño empezó desde muy joven a interesarse por el retrato de imágenes, y desde entonces no ha parado de mirar el mundo a través del visor de una cámara. Es autor de numerosos textos sobre la práctica de la fotografía, y su obra forma parte de numerosas colecciones públicas y privadas.
El próximo 22 de noviembre contaremos con su presencia en nuestra localidad para impartir su curso ´Detrás de la cámara`, un taller sobre el proceso creativo en fotografía donde, entre otras muchas cuestiones, básicamente hablará de “la diferencia entre hacer fotografías y ser fotógrafo”.
¿A qué tipo de fotógrafos principalmente va orientado el taller?
Hay muchas formas diferentes de usar una cámara fotográfica. La que me interesa, sobre todo, es la opción de utilizarla como herramienta de interpretación. Hacer fotografías para aportar a los demás una visión personal del mundo. Por tanto me dirijo a todos los tipos imaginables de fotógrafos, independientemente de sus prácticas particulares de la fotografía.
¿Va a ser de carácter eminentemente teórico o tendrá también una parte práctica?
Va a ser teórico, aunque si consideramos el pensar como una práctica, en cierto modo será también práctico. Incidiré especialmente en la práctica de la escucha y del diálogo con los demás y con uno mismo, que considero buenos ingredientes para la creatividad.
¿Cómo y cuándo se empezó a interesar por el mundo de la fotografía?
Cuando tenía diez años hice mis primeras fotografías. Me sorprendía la extraordinaria analogía entre lo que veía en esos papeles y lo que había delante de la cámara. Sin embargo, con el tiempo mi interés por la fotografía se ha ido basando en otros aspectos, incluso en constatar la diferencia entre lo que veo en esos papeles -o ahora en pantallas- , y lo que hay delante de la cámara.
¿Qué ve cuando mira a través del visor de una cámara?
Creo que mis fotografías afloran desde una mirada con el cuerpo entero. No solo se componen de lo que percibo con mis ojos o mis sentidos, sino de lo que respiro a través de mi conciencia, mis emociones, reflexiones, pensamientos. Así intuyo lo que quiero contar y cómo quiero hacerlo. El visor es como una ventana de ajuste y lo que veo por él es un cierto encaje de lo que ya sé o intuyo que he visto.
¿Qué es lo que más le gusta fotografiar?
No tengo una preferencia en el qué fotografío, aunque sí me importa el cómo y desde dónde. Suelo fotografiar objetos o sujetos cotidianos con los que mantengo una relación de proximidad, cercanía, intimidad. Puede ser una piedra o una persona, un animal o un árbol, aquello que me afecte de una u otra manera.
«No hay que buscar la inspiración, sino estar disponible para recibirla»
¿Dónde busca un fotógrafo la inspiración?
Creo que la inspiración se encuentra en un tiempo más que en un lugar. Ese tiempo es el instante presente. Creo que no hay que buscar la inspiración, sino estar disponible para recibirla. La inspiración puede pasar cada día a nuestro lado a la velocidad de la luz y no darnos ni cuenta. Para captarla uno debe tomar la decisión de mantener cierto régimen de silencio, trabajo, compromiso y dedicación. Día a día, momento a momento.
¿Qué características tiene que tener una buena foto para diferenciarla de una mediocre?
Es una pregunta compleja y necesitaría una repuesta extensa. De forma breve podría decir que una buena fotografía es aquella que tiene que ver con la historia personal de quien la ha hecho. Aquella que no es inventada, sino gestada desde la vivencia de una “aventura totalmente personal” (J.A.Valente) en la que el fotógrafo ha estado vitalmente implicado.
¿Qué es lo más importante para usted a la hora de hacer una foto, el encuadre, la escena que quiere fotografiar, la iluminación…?
Los elementos que cita en su pregunta forman parte del oficio de hacer una fotografía. Y hay que considerarlos en el proceso. Son importantes. Aunque como decía antes, lo que me parece más decisivo es aquella parte del mundo, por pequeña o grande que sea, que me hiere lo suficiente como para afectarme.
Entonces aprieto el botón, porque es ahí donde hay una verdad, todo lo subjetiva que sea, pero verdad. Y eso, insisto, tiene que ver más con el cómo quiero, puedo y debo ser fotógrafo, que con la escena en sí misma.
¿Cómo es el proceso de gestación de sus fotografías? ¿Son fruto de una planificación previa o surgen espontáneamente?
La gestación de un proyecto fotográfico es apasionante, porque contiene a partes y tiempos desiguales algo de razón y algo de intuición. Si acaso hay planificación previa, eso forma parte de la geografía de la razón, en tierra firme. Eso no es suficiente.
Es necesario levar anclas y partir hacia un largo viaje, navegar hacia el incierto horizonte de la intuición. Y en ese infinito quizás, espontáneamente, emerja la inspiración. Pero cuidado: la espontaneidad debe ir precedida de información, formación, y de mucho trabajo. La espontaneidad no tiene que ver con la casualidad.
«Ser fotógrafo requiere la capacidad de interpretar el mundo en forma de fotografías»
Hoy en día todo el mundo lleva una cámara en su bolsillo con los móviles. ¿Cree que ha perdido valor la profesión?
Cuando era niño y veía a mis padres hacer fotografías les escuchaba decir: a ver si salen. Así que el primer problema era que salieran y luego que salieran medianamente bien. Hoy se ha volcado una extraordinaria inteligencia tecnológica en los aparatos que hacen fotografías. Todas salen y salen bastante bien. Y si no, se repiten en el momento.
Así que parece que todo se ha reducido a apretar un botón y comprobar instantáneamente la imagen conseguida. Lo que quizás se ha podido banalizar es hacer fotografías, pero no ser fotógrafo. Ser fotógrafo implica algo más que hacer fotografías, requiere la capacidad de interpretar el mundo y hacerlo en forma de fotografías. Y eso exige desarrollar una mirada y una visión fotográfica. Lo cual a su vez exige tiempo, paciencia, escucha, aprendizaje.
«Con la fotografía digital lo que ha cambiado es la herramienta»
¿Ha cambiado mucho la fotografía con la llegada del digital?
Con la fotografía digital lo que ha cambiado es la herramienta y el proceso de consecución de las imágenes. Lo que hay delante de la cámara sigue siendo una infinita partitura-mundo, o lo que llamamos realidad… una geografía enorme y compleja de luces y sombras, espacios y tiempos. Lo que hay detrás de la cámara sigue siendo la persona que aprieta el botón y hace fotografías, con sus espacios y tiempos complejos de luces y sombras.
Si hablamos en términos generales de la fotografía, sí, claro, podemos decir que lo digital ha cambiado el uso popular de las fotografías. Nunca como ahora se han hecho o intercambiado por las redes tantas fotografías por minuto.