Entrevista > José Ramón González de Zárate / Concejal Escena Urbana (Madrid, 21-febrero-1974)
Durante los últimos años ha sido complicado pasear o circular por Benidorm sin tener que esquivar alguna valla, operarios afanados en sus quehaceres o maquinaria pesada levantado o asfaltando calles.
Las obras, bien sean las más simples que uno pueda afrontar en su casa o las más grandes que se puedan acometer en el espacio público, siempre acarrean molestias; pero, como cuando alguien decide alicatar el baño y su ducha queda inutilizada por unos días, todas se realizan con el fin último de, una vez concluidas, mejorar el día a día de su beneficiario.
José Ramón González de Zárate es, pese a su juventud, uno de los políticos más veteranos del pleno municipal de Benidorm. Esa experiencia le ha valido para hacerse cargo de algunas de las áreas de responsabilidad con mayor peso específico en el gobierno de Toni Pérez. Muy activo en redes sociales, Joserra, como es conocido por todos los benidormenses, no se cansa de presumir de las mejoras que está liderando y, sobre todo, de explicar, a los más críticos, el porqué de cada actuación.
«Las redes sociales me sirven para enterarme de cosas que se pueden mejorar y solucionar»
Las redes sociales
Las obras, decíamos, son molestas y a González de Zárate, en sus redes sociales y en la calle, le toca lidiar con todos aquellos que, con más o menos razón y motivos, se quejan de esas circunstancias. “Tengo claro que tengo una gran espalda”, dice con honesta resignación.
“Es importante entender que, en mis redes sociales, en Facebook o Instagram, estoy metido en mis muros privados. Comparto lo que considero importante. Nosotros podemos estar actuando en la Colonia Madrid y gente de la Cala igual no sabe ni lo que estamos haciendo ni que esa calle existe. Benidorm ya no es un pueblecito en el que todo el mundo puede ver todo. Es una ciudad muy grande. ¡Si me pasa a mi, que estoy bastante en la calle! Pues imagínate personas que, como es normal, van de su casa al trabajo y del trabajo a casa”.
Pero, en cualquier caso, esa exposición “me sirve, sobre todo, para enterarme de muchas cosas. Siempre digo que, en mi muro, estoy encantado de que la gente me ponga que si esta calle está sucia o que en tal lugar faltan papeleras. Son cosas que, al conocerlas, puedo resolver”.
«Antes de Navidad se podrá abrir al 100% la plaza de la Hispanidad»
La plaza de la Hispanidad, a la que le quedan apenas los remates finales, es, a día de hoy, la obra más icónica de las que tienen en marcha. ¿Cómo valora el año de trabajos que ha vivido ese punto tan importante para la vida de la ciudad?
Estamos, como dices, a falta de los últimos retoques. Hemos terminado ya el 95% de la obra. Creo que, exceptuando algo de alumbrado, antes de Navidad se podrá abrir al 100%. Vamos a pegar un gran cambio en cuestión de diez o quince días. Con eso, nos quedamos sólo con obras en la calle Esperanto y la avenida Mediterráneo.
Ha sido una obra que empezamos en diciembre del año pasado y hay que tener en cuenta que es una obra complicada que, diciendo que tardaríamos un año, la hemos realizado sin cerrar la zona al ciudadano o al tráfico. Eso implica que siempre hay algún retraso, pero vamos a llegar perfectamente.
Como suele suceder en estos casos, los ciudadanos nos quedamos con la parte visible de las actuaciones y, quizás, no terminamos de entender el porqué de tanto tiempo de trabajos si no nos paramos a pensar en todo lo que se ha hecho en el subsuelo, en lo que queda fuera de nuestro campo de visión.
Aproximadamente el 65% de esta obra se ha hecho en el subsuelo. Si lo cuantificamos, se trata de una obra de unos doce millones de euros, por lo que casi ocho millones están por debajo del suelo. Por ese punto pasan todas las infraestructuras de las entrañas de Benidorm y hacía 60 años que no se habían tocado.
Estaba todo destrozado. Todas las aguas residuales de los habitantes de Benidorm pasan por ahí. Había puntos en los que ya no había tuberías. Se habían prácticamente desintegrado y estaban en coexistencia con la tierra.
Con lo que eso implica no sólo a nivel de ahorro de agua, sino también de impacto medioambiental.
Había filtraciones que provocaban que, al hacer los trabajos, el terreno cediera. Es un punto fundamental. Es la barriga de las entrañas de la ciudad de Benidorm y esa ha sido, precisamente, la gran problemática de esa obra. Como dices, es normal que la gente piense que para lo que se ve se ha tardado mucho en hacer la obra; pero no ha sido sólo para lo que se ve. Hemos bajado casi doce metros de profundidad para algunas partes de la obra.
Además, se trata de una zona complicada en términos de pluviales por la propia orografía de Benidorm…
Sí, estamos mejorando todo lo relativo a la recogida de las aguas pluviales para que no acaben en las playas. También hemos invertido en la cuestión del bombeo de las aguas residuales, para que si falla la bomba de la plaza de la Hispanidad la podamos derivar hacia otra calle. Con todo eso, evitamos que se produzcan vertidos a la playa. Todo ello es fundamental para nosotros.
Esta obra, pese a su indudable importancia, ¿es sólo el primer acto del próximo gran proyecto de la ciudad que es la remodelación total de la avenida del Mediterráneo hasta el Rincón de Loix?
No diría que es el gran proyecto de la ciudad. En nuestro programa electoral hemos hablado también del paseo de Poniente, de un nuevo pabellón de deportes, la zona del centro comercial…
El proyecto de Mediterráneo ya lo tenemos. Ahora vamos a terminar desde la plaza de la Hispanidad hasta la avenida Europa y nuestra intención es, durante 2020, acometer el proyecto de la segunda fase hasta Ametlla del Mar.
«Las ciudades necesitan cambiar y eso es algo que nosotros nos tomamos en serio»
¿Tiene usted, a nivel personal, la sensación de estar protagonizando el segundo gran cambio de la ciudad después de la histórica conversión de la época de Pedro Zaragoza?
Las ciudades necesitan cambiar y eso es algo que nosotros nos tomamos en serio. Hemos pasado un momento muy complicado, porque teníamos el plan de ajuste y había que pagar la deuda, pero, pese a ello, hemos demostrado que podemos ir a las dos ramas. Podemos quitar la deuda y que los impuestos y tasas se vean también en la calle.
Entre la pasada legislatura y la que ahora empieza vamos a cambiar entre el 80% y el 90% de la escena urbana de la ciudad. Porque nos lo hemos metido en la cabeza y nos lo creemos. Además, no sólo cambiamos la baldosa y ya está. Lo has dicho antes, en todas las intervenciones que hacemos el agua potable, el gas, las pluviales… todo lo que está mal se arregla junto a lo de arriba. Si tú cambias cuatro baldosas y al año viene Gas Natural para arreglar algo y te las quita, lo que has hecho es una tontería.
«Estamos poniendo Benidorm a la altura de una ciudad del siglo XXI»
Obviando lo que ya me ha contado sobre las ‘baldosas’ y las actuaciones en el subsuelo, da la sensación de que todo el conjunto de actuaciones está encaminado a convertir Benidorm en una ciudad del siglo XXI. Menos coches, más áreas peatonales, presencia de carril bici…
Estamos marcando los parámetros que emanan de la Unión Europea o la Cumbre del Cambio Climático. Nosotros nos creemos que hay que cambiar las ciudades. Por mucho que haya gente que lo critique, estamos seguros de que las ciudades van a ir a parar ahí. Estamos poniéndonos al día del siglo XXI.
«En unos años será la ciudadanía la que nos obligue a hacer calles peatonales»
Dentro de unos años será la propia ciudadanía la que nos obligue a hacer calles completamente peatonales, zonas accesibles, ciudades completamente conectadas con carriles bici en las que el coche prácticamente se quede en casa y en las que prime el transporte público…
Si ese objetivo, el de arrinconar el coche, ya es complicado en cualquier sitio, ¿lo es más en una ciudad turística como Benidorm, a la que tanta gente llega, precisamente, en coche? Recuerdo que hace algunos años se valoró la implantación del tranvía, por ejemplo.
Eso es complicado por una razón: no son competencias municipales. Nosotros podemos tener el dinero y meter el tranvía hasta el centro, pero si la Generalitat no nos mete los clientes, no sirve de nada.
Lo que estamos haciendo son parkings disuasorios alrededor de la ciudad, que es lo que hacen urbes como Madrid, Barcelona o Valencia. Desde allí, ponemos un transporte eficaz y eficiente, que es lo que pedimos a la Generalitat, para que toda la gente que viene en coche aparque en esas zonas y se desplace en transporte público.
«Estamos cambiando el chip de los vecinos para que los visitantes se unan a esa transformación»
¿Las distancias impiden los desplazamientos a pie?
Benidorm no es una ciudad complicada de andar. Un trayecto, por ejemplo, desde el parking disuasorio de la entrada de Benidorm por la avenida Beniardá al centro, puede requerir 7 u 8 minutos. Si vas a Madrid o Barcelona te tiras 15 o 20 minutos andando y no pasa nada.
Tenemos que cambiar el concepto y eso es lo que estamos haciendo. Cambiar el chip, primero de nuestros ciudadanos, para que luego, aquellos que vienen a visitarnos, también cojan el chip de nuestros vecinos.
Vuelvo al tema de las obras recientemente acometidas y quiero que me hable del Parc d’Elx. Se ha actuado varias veces allí en los últimos diez o quince años.
Sí, es verdad. En los últimos años hemos actuado allí dos veces. La primera vez, estando yo como concejal de Urbanismo, en el año 2006 o 2007. Ahora hemos vuelto a actuar, tras diez años, porque se necesitaba. Es una de las zonas más utilizadas por vecinos y visitantes.
¿Es ahora cuando ha tomado ya su imagen definitiva?
Ahora le hemos dado una imagen muy homogénea con el paseo de Poniente, con sus colores. También hemos reformado todo el tema de los columpios y hemos metido más alumbrado. Al final, lo hemos ampliado, teniendo los mismos metros, pero quitando obstáculos. Todo ello para que la gente tenga más espacio, porque había momentos en los que no se podía ni andar.
Detalles como las zonas biosaludables. Estaban casi escondidas en la parte de atrás, pero ahora, sus usuarios, pueden hacer ejercicio viendo la playa. Creo que hemos conseguido hacer un parque cómodo y que, a la vez, ha dado continuidad al paseo de Poniente.