Entrevista > Javier Rubira Gilabert / Secretario general de Cáritas Diocesana Orihuela–Alicante (Elche, 9-abril-1974)
Durante estos largos meses de confinamiento por la crisis sanitaria se ha desarrollado también una consecuente crisis socio-económica. Cáritas Diocesana Orihuela-Alicante ha podido experimentar un significante incremento en su volumen de trabajo durante las últimas semanas.
De la noche a la mañana todo cambió. ¿Cómo continuó Cáritas ofreciendo ayuda a las familias que atendía durante esas primeras semanas?
La dificultad era que había un aumento de demanda y no podíamos abrir nuestro servicio tradicional de Cáritas Parroquiana. Además, muchos de nuestros voluntarios son personas mayores y les recomendamos que no se expusieran.
Adaptamos nuestro sistema de ayuda a las nuevas circunstancias con las que nos enfrentábamos, aprovechándonos de las nuevas tecnologías. Establecimos una línea 900 para todas las parroquias de la provincia, para facilitar la comunicación; algunos voluntarios jóvenes se reorganizaron para hacer la entrega a domicilio en los casos que así lo exigían, y en otros casos se han hecho transferencias bancarias.
«Hemos cuadruplicado nuestra ayuda en los últimos meses»
A medida que se ha prolongado el estado de alarma muchas más personas han recurrido a Cáritas Diocesana. ¿Cuál es la situación actual?
Durante estos dos meses y pico que llevamos de confinamiento la demanda de ayudas se ha multiplicado por cuatro o por cinco, de hecho en dos meses hemos atendido al mismo número de personas que en nueve meses del año pasado.
En nuestra zona se vive mucho del turismo y hay mucho contrato temporal: en Semana Santa, verano etc. También hay mucha economía sumergida, gente sin contrato que cobraba en B.
Si sumamos contratos temporales, gente con contratos de media jornada o incluso gente sin contrato, esta crisis ha provocado que muchas de esas personas con empleos precarios se vean obligadas a acudir a Cáritas.
«En la comarca muchos tienen contratos precarios y existe la economía sumergida»
¿Cuál es el perfil de estas familias que están solicitando ayuda en la actualidad?
Los tres perfiles que hemos visto en los últimos meses son: familias trabajadoras pero que trabajan sin contrato (con lo cual no tienen ningún derecho ni ninguna cobertura), personas que no tienen papeles (que también trabajaban pero en la economía sumergida), y otros afectados por los ERTE.
«Muchas familias gastaron en dos o tres semanas todo lo que tenían ahorrado»
Esta crisis ha afectado mucho a familias jóvenes, con niños pequeños, mayoritariamente trabajadores o que están empezando a trabajar y no están cubiertas. Muchas familias que en dos o tres semanas gastaron todo lo que tenían ahorrado.
¿Qué tipo de ayudas ofrecéis?
En la Comunidad Valenciana hay tres grandes factores de exclusión: uno es el empleo, dos todo lo que tenga que ver con la salud (dependencia o acceso a gastos de medicamentos, etc.) y tercero todo lo que tenga que ver con la vivienda.
Esos son los tres grandes factores que nosotros tratamos de paliar y, aparte de todo esto, tenemos nuestro programa de empleo para introducirles en el mercado laboral.
¿Cuáles son las demandas más habituales?
Cuando no tienes trabajo no hay ingresos, y si no hay ingresos no puedes pagar hipoteca, luz, agua, comida… Si le das a la familia una ayuda económica bien y si se la das material pues bien también, porque todo ayuda.
Hay parroquias que ofrecen ayuda de alimentos, otras ayudan económicamente, otras ofrecen orientación y les ponen en contacto con la trabajadora social para que vean a que ayudas pueden acceder; nos amoldamos a cada caso.
¿Con qué frecuencia ayudáis a la misma familia?
Las ayudas que ofrecemos varían, pueden ser ayudas para un mes, quince días… Cuando las personas reciben la ayuda están un tiempo sin acudir pero, si el problema no se soluciona o no se les asiste por otro sitio, vuelven a acudir cuando lo necesitan.
¿Cuál es el protocolo que ponéis en marcha cuando llega una nueva familia?
Hacemos un estudio personalizado de cada familia. Primero nos ponemos en contacto con ellos y valoramos la situación. Luego coordinamos nuestro trabajo con la mayoría de poblaciones para no duplicar ayudas con otras organizaciones o instituciones públicas.
Una vez que vemos de qué forma les podemos ayudar nos ponemos en contacto con la familia, y bien se acerca a la parroquia o les hacemos una transferencia, pero esto no es lo normal porque para nosotros lo importante es el contacto personal, el cara a cara, dar ánimos, orientarles y animarles a encontrar soluciones.
Hasta la fecha, ¿se conocen datos de a cuántas familias ha ayudado Cáritas durante el estado de alarma en la comarca?
En todas las diócesis de Orihuela-Alicante estamos entorno a las 8.000 familias, y en la zona de la Vega Baja calculamos que se han ayudado a más de 2.000 familias.
¿El incremento de familias en riesgo de pobreza ha provocado un aumento en la solidaridad de los vecinos de la comarca?
Sí, se ha notado mucho la solidaridad del pueblo; además, en la Vega Baja funciona muy bien aún la ayuda directa de los vecinos y de la familia. En muchas ocasiones es la propia familia la que ayuda en los duros momentos a sus familiares e incluso sus vecinos.
Esto no ocurre en otras zonas de la provincia. Tal vez sea porque aquí todo el mundo se conoce y esto provoca que seamos más sensibles a los casos de pobreza que ha creado esta crisis. Realmente vivimos en una zona privilegiada y solidaria.
¿Habéis contado con más apoyo de personal para poder hacer frente al volumen de trabajo al que os enfrentáis?
Mucha gente joven se ha apuntado como voluntaria, y en muchas parroquias donde los voluntarios no podían hacer el trabajo el párroco ha dado un paso al frente organizando todas las tareas de la organización.
Nuestra mejor baza es la presencia que tiene Cáritas Parroquial en todos los barrios y pueblos. Estamos cerca del ciudadano, por lo que ha sido relativamente fácil la comunicación y distribución de ayuda.
¿Cómo prevé el futuro próximo? ¿La situación se va agravando o con la desescalada todo empieza a estabilizarse?
Con la desescalada lo que empieza a normalizarse es la forma de atender a las familias, pero estamos muy preocupados por ver cómo va evolucionando todo el sistema económico, tanto el mercado laboral como las ayudas que pueda dar la Administración.
Sea como sea, aún van a quedar muchas familias fuera de las ayudas y desprotegidas por el tema de la economía sumergida, muchos que recuperarán su trabajo o no en función de cómo se vaya desarrollando el verano. Es pronto para hablar de una recuperación, no podemos más que esperar y ver cómo pasan los siguientes meses.