El curso académico 2019-20 ha supuesto todo un reto para el sistema educativo español. Los colegios, institutos, escuelas de idiomas y universidades tuvieron que suspender las clases presenciales a partir de marzo; y todavía es una incógnita cuando las van a recuperar. Así pues, a todos les tocó reinventarse.
Clases por video-conferencia, preguntas por email, prácticas autodidactas, exámenes telemáticos… Palabras que antes de esta pandemia provocada por el coronavirus apenas nos sonaban, ahora se han convertido en el abc de la Educación. AQUÍ Medios de Comunicación ha querido entrevistar a los grandes protagonistas, los profesores, para conocer cómo se han adaptado ante esta peculiar situación.
Institutos
La conselleria de Educación ya tenía habilitada antes de la pandemia una plataforma cibernética denominada AULES. Sin embargo ésta solo estaba pensada para casos de fuerza mayor, como estudiantes que no podían asistir a clase por algún problema médico. En el momento en el que miles de profesores y alumnos de la Comunidad Valenciana trataron de conectarse a través de AULES a mediados de marzo, se sobresaturó tanto que el sistema acabó cayéndose.
Los informáticos de la Generalitat tardaron varios días e incluso semanas en aumentar la capacidad de AULES. Mientras tanto los profesores se valieron de correos electrónicos o incluso llamadas telefónicas para contactar con sus alumnos, un sistema poco práctico cuando se tiene un gran número de estudiantes.
“Al final AULES ha funcionado bastante bien, aunque en alguna ocasión puntual se haya vuelto a saturar. En general hemos podido mantener contacto con nuestros alumnos, explicándoles las lecciones e incluso examinándoles” nos cuenta Lucía Ferrán, profesora de Física y Química en el IES María Blasco de San Vicente del Raspeig.
Universidad
En las universidades, por regla general, han usado aplicaciones de vídeo conferencia como Google Meet. “Después de algunos días de confusión, recuperamos nuestros horarios habituales. Yo he seguido dando mis clases, a veces colgando vídeos o incluso conectándome en directo” nos comenta Enrique Conejero, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH).
“Mi mayor problema es que las asignaturas de idiomas están especialmente prediseñadas para impartirse por clases presenciales. El Google Meet me limitaba a algunas cosas, por ejemplo no hemos podido hacer las actividades de grupo que a priori eran una parte importante en la evaluación. Lo he intentado compensar mediante otros ejercicios, como que los alumnos me enviaran sus audios grabándose a sí mismos. Pero por mucho empeño que hemos puesto, el resultado no ha sido mismo” nos explica Víctor Domínguez, profesor de Filología Francesa en la Universidad de Alicante (UA).
«He descubierto que ciertos alumnos se distraían más en clase que aprendiendo desde sus casas» L. Ferrán (profesora de Secundaria)
Actitud de los alumnos
En el caso de la Educación Secundaria, la conselleria de Educación acabó decidiendo que la tercera evaluación solo pudiera servir para subir las notas de las dos primeras. La reacción de los alumnos ha sido dispar, en algunos casos se han relajado al verse ya virtualmente aprobados mientras que en otros han apretado las tuercas para salvar el curso.
“Algunos chavales me han sorprendido muy gratamente, porque durante las clases se pasaban todo el tiempo hablando y no se enteraban de nada, mientras que ahora al no tener distracciones entendían mucho mejor las lecciones” nos cuenta la profesora Lucía.
Los docentes universitarios también coinciden en que ha habido un ligero repunte de los alumnos que han abandonado el curso, pero en general la mayoría se ha adaptado a los nuevos tiempos. “Hay que tener en cuenta que en algunos casos la consecuencias socio-económicas de la pandemia han hecho mella. Yo tengo algunos alumnos que no han podido seguir con el curso porque ha tenido que cuidar a sus abuelos o atender el negocio familiar” nos comenta Víctor.
“En realidad todos los años hay estudiantes que se desvinculan a mitad del curso por diversas razones, esto no es algo nuevo. En mi clase, por ejemplo, tengo dos ERASMUS. El italiano se ha marchado a su país en cuanto ha podido, pero la francesa ha continuado aquí e incluso hace un par de días la puse un sobresaliente por un trabajo” nos cuenta Enrique.
«Algunos profesores universitarios han intentado compensar la situación mandando demasiadas prácticas» V. Domínguez (UA)
Actitud de los docentes
También se han dado casos de profesores que no se han sabido adaptar (o no han querido) a las nuevas tecnologías. Muchos alumnos se han quejado de ello, a veces incluso públicamente a través de las redes sociales de la conselleria de Educación o de la de Universidades. Igualmente otros estudiantes universitarios han protestado por la excesiva carga de prácticas que algunos profesores han mandado durante estos meses para suplir las clases presenciales.
“Seguramente estas quejas tienen razón. Algunos profesores hemos podido pecar de exceso de actividades para compensar que no estábamos dando una enseñanza con toda la calidad que nos gustaría. Esto ha podido provocar una pequeña sobrecarga” nos manifiesta Víctor Domínguez.
«A muchos profesores todo esto les pilló sin apenas formación tecnológica. Todavía tenemos que mejorar bastante» E. Conejero (UMH)
“Ningún profesor universitario tenía una excusa para descolgarse, porque las plataformas virtuales han funcionado bien. Sí que es verdad que muchos no tenían formación previa y hemos tenido que aprender sobre la marcha. Tenemos aún que mejorar en esto, porque evidentemente no todos los docentes podemos volvernos grandes expertos de la noche a la mañana” añade Enrique Conejero.
“Los profesores de instituto teníamos que colgar un memorándum de deberes y trabajos en el AULES, al que podían acceder tanto los padres como la Conselleria. Por tanto era fácil saber quiénes estaban trabajando y cuáles no. Ahora bien, desconozco sí desde Educación lo han estado controlado. Yo por mi parte puedo asegurar que he trabajado incluso más que con las clases presenciales porque he tenido continuamente que grabar vídeos, contestar correos, corregir deberes, atender llamadas telefónicas, mantener reuniones, etc”. nos apunta Lucía Ferrán.
Personas sin tecnología
Aunque en pleno año 2020 a muchos nos pueda parecer chocante, también se ha dado el caso de alumnos o profesores que no contaban con ordenadores o internet en sus hogares.
“Yo tengo una compañera que vive en una partida rural de Alicante, donde no llega internet, así que no podía conectarse. También hay algunos profesores que tenían la información académica que necesitaban en el ordenador de su despacho universitario, así que han tenido que pedir permisos especiales para regresar al campus a dar las clases desde allí” nos relata Víctor.
Para los alumnos de Secundaria sin medios informáticos, la Conselleria puso a su disposición unas tablets que envió a sus propios hogares, aunque algunas no llegaron hasta pasada la Semana Santa. Dichas tablets, además, son prestadas y han de devolverse al final de curso. “Al final han sido los medios tecnológicos particulares que cada uno tenemos en nuestros hogares los que han salvado este año académico 2019-20” sentencia Lucía Ferrán.
Exámenes
Ahora ya estamos en junio. Las clases (presenciales o telemáticas) deben terminar y llega el momento más importante: las evaluaciones finales. Otro auténtico reto para el que todo sistema educativo se ha tenido que reinventar.
Algunos profesores han optado por realizar exámenes orales a sus alumnos mediante vídeo-conferencias, quizás el método más parecido a la antigua presencialidad. No obstante esta opción ha sido inviable para la mayoría, pues en aquellas clases donde hay muchos alumnos matriculados resulta casi imposible examinarlos a todos de uno en uno.
“La Conselleria nos ha dado bastante libertad para que elijamos el método más pertinente de evaluar. Yo les he puesto unas preguntas que tenían que contestarme en un tiempo limitado, y luego mandarme una foto de la hoja con sus respuestas. También he utilizado cuestionarios tipo test” nos cuenta la profesora de Física y Química.
“Quizás los profesores que impartimos asignaturas donde es importante memorizar nos hemos obsesionado demasiado con buscar herramientas para impedir que los alumnos copiaran. Yo al final he decidido no convertirme en policía, así que he optado por exámenes que fueran más de desarrollo y puesta en relación de conceptos dando por sentado que podrían echar mano de sus apuntes e internet”, nos explica el docente de Filología Francesa.
“En muchas asignaturas hemos tratado de priorizar la evaluación continua, ante la imposibilidad de realizar exámenes presenciales en las condiciones que nos gustaría. Los trabajos han sido más importantes que nunca. Yo además he hecho simulacros de exámenes telemáticos para que los estudiantes se fueran acostumbrando” nos añade el profesor de Ciencias Políticas.
La Conselleria decidió que la tercera evaluación solo sirviera para subir nota, nunca para empeorarla
Selectividad
Quizás los alumnos que puedan haber resultado más perjudicados por toda esta pandemia sean los de Segundo de Bachillerato. En el resto de los cursos de secundaria, tal y como decíamos antes, Conselleria dio instrucciones para que la tercera evaluación solo sirviera para subir nota. Sin embargo, los estudiantes que terminaban en este curso la Secundaria no han podido ni mucho menos relajarse, pues ahora deben enfrentarse a la Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU), más conocida popularmente como la ‘Selectividad’.
A pesar de que las fechas de la Selectividad en la Comunidad Valenciana se hayan retrasado hasta principios de julio para darles más tiempo de estudio, lo cierto es que los estudiantes llevan ya muchos meses sin realizar exámenes presenciales. Ahora tendrán que volver a ponerse el chip, pues la EBAU en ningún caso se va a realizar telemáticamente.
“Lo normal es que las clases de Segundo de Bachiller ya hubieran acabado a finales de mayo, pero se han alargado extraordinariamente hasta el 16 de junio. Aún así, después de esa fecha los profesores podemos seguir resolviendo dudas y apoyándoles hasta que llegue la Selectividad. Yo por lo menos sí estoy dispuesta a ayudarles” nos indica Lucía Ferrán.
Aunque no haya todavía una decisión política oficial, parece claro que este año no se realizarán las pruebas de la EBAU en auditorios universitarios con cientos de alumnos examinándose al mismo tiempo. La lógica del distanciamiento social lleva a buscar aulas más pequeñas. Puede pues que los estudiantes acaben regresando a sus institutos durante estos días.
Mini-regreso a las aulas
De hecho el Ministerio de Sanidad autorizó que en Fase 2 los alumnos pudieran solicitar clases de refuerzo o tutorías presenciales con sus profesores en los centros, aunque poniendo varias estrictas exigencias como argumentar razones académicas de peso, solicitar cita previa, pasar por un registro de entrada y salida, o llevar siempre mascarillas.
Algunos sindicatos o familias han criticado este conato de mini-retorno a las aulas por considerar que las condiciones son demasiado ambiguas. “En realidad han sido pocos alumnos los que han solicitado estas clases o reuniones. Están pensadas sobre todo para los estudiantes que se hayan podido quedar más descolgados” nos explica la profesora Lucía Ferrán.
«Espero que el modelo a distancia no se acabe normalizando. Las interacciones personales son parte esencial de la universidad» V. Domínguez (UA)
Futuro
Todavía quedan muchas preguntas sin resolver de cara al próximo curso. Desde el Ministerio de Universidades se apuntó a que habría que llevar a cabo “clases presenciales rotatorias”, y recientemente las cinco universidades públicas de la Comunidad Valenciana acordaron con la Generalitat implantar una especie de “modelo híbrido” para el primer cuatrimestre.
La gran diferencia, respecto al curso anterior, es que ahora las instituciones educativas sí tienen varios meses de margen para prepararse mejor de cara a la nueva forma de funcionar.
«Al final ha resultado una buena oportunidad para que el sistema educativo español se modernice» E. Conejero (UMH)
“Es evidente que aún nos quedan muchos aspectos que mejorar, tanto en las plataformas como en la formación tecnológica del profesorado. Aún así creo que hemos salvado el curso con buena nota, e incluso todo esto nos ha servido para dar un paso adelante en modernizar la Educación. Espero que sigamos renovándonos sin necesidad de que tenga que llegar otra pandemia” nos apunta Enrique Conejero, profesor de Ciencias Políticas en la UMH.
“Yo entiendo que este sistema híbrido es una medida de precaución adecuada para que nos vayamos incorporando poco a poco. No obstante, me da miedo que esto sea la excusa aprovechada para realizar recortes en las universidades y llevarlas a un modelo a distancia más barato. Tanto profesores como alumnos necesitamos interactuar presencialmente. El contacto social es una parte imprescindible de la universidad, y temo que pueda llegar a perderse” señala Víctor Domínguez, profesor de Filología Francesa en la UA.