La elevada intensidad del uso de la tierra reduce los efectos beneficiosos de la biodiversidad en los servicios de los ecosistemas. Este es el principal resultado de un estudio realizado por un equipo internacional dirigido por investigadores del Centro Helmholtz para la Investigación Ambiental (UFZ), el Centro alemán para la Investigación Integrada de la Biodiversidad (iDiv) y la Universidad de Berna, en el que también participa el investigador del Departamento de Ecología de la Universidad de Alicante, Santiago Soliveres.
El trabajo, publicado en la prestigiosa revista científica PNAS, editada por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, ha evaluado por primera vez los efectos de la explotación de las tierras teniendo en cuenta simultáneamente la biodiversidad, las funciones y los servicios del ecosistema. “Necesitamos evaluar la respuesta de los ecosistemas como un conjunto donde todo depende de todo, y no midiendo cada compartimento (biodiversidad, funciones o servicios ecosistémicos) por separado, como se ha hecho hasta el momento”, explica el experto de la Universidad de Alicante.
Los servicios de los ecosistemas son cruciales para el bienestar humano y dependen de un ecosistema que funcione bien y de las complejas interacciones entre muchos organismos. Sin embargo, las actividades humanas están provocando una pérdida de biodiversidad y cambios en los ecosistemas, lo que amenaza el suministro de servicios claves para la sociedad.
En este sentido, explica Soliveres “intensificar el uso del suelo, es decir, cultivar de forma más intensiva o explotar nuestros bosques con la finalidad de maximizar la producción de madera sin considerar nada más, hace que los ecosistemas se vuelvan más homogéneos y pierden interacciones especializadas a la vez que biodiversidad. Además, los servicios ecosistémicos que proporcionan los sistemas naturales, tales como aire, agua limpia, suelos fértiles, comida o madera, se producen “gratis” gracias a la biodiversidad de los ecosistemas bien conservados. Sin embargo, los sistemas utilizados de una forma intensa requieren de aportes externos como fertilizantes, pesticidas, etc. Aspecto que encarece el precio de estos servicios y los hace menos sostenibles en el tiempo”.
Un nuevo enfoque científico
El equipo internacional de 32 científicos, procedentes de 22 instituciones, participante en el estudio ha investigado como la biodiversidad, las funciones y los servicios del ecosistema varían con la intensidad del uso de la tierra. Para ello, han analizado los datos de 300 pastizales y bosques alemanes y han aprovechado los enfoques del análisis de redes.
“Ya sabíamos que el uso de la tierra afecta a la biodiversidad y al funcionamiento de los ecosistemas”, dice la autora principal del artículo, María Felipe-Lucia, científica de la UFZ, “pero sabíamos muy poco sobre cómo la intensidad del uso de la tierra altera simultáneamente las relaciones entre las diversidades, las funciones y los servicios. Entendiendo estas relaciones, podemos anticipar cómo los futuros cambios en el uso de la tierra afectarán a los ecosistemas y al bienestar humano».
Los paisajes variados son la clave
El estudio demuestra que la agricultura y la silvicultura de baja intensidad pueden proporcionar beneficios materiales (forraje y madera), preservando al mismo tiempo la biodiversidad. En cambio, las prácticas de alta intensidad aumentan los beneficios materiales, pero reducen la biodiversidad y los beneficios que las personas obtienen de ella.
“Con el aumento de la intensidad del uso de la tierra estamos perdiendo relaciones especializadas”, señala Felipe-Lucia. “Esto es comparable a comprar en un gran almacén o en una tienda especializada. Al igual que las tiendas especializadas, los pastizales y bosques de baja intensidad de uso de la tierra están especializados en un conjunto particular de biodiversidad, funciones y servicios asociados. Los paisajes de alta intensidad corresponden a las grandes superficies donde se pueden encontrar todo tipo de bienes en un solo lugar, pero de menor calidad”, explica la investigadora de la UFZ.
El análisis llevado a cabo por este equipo internacional ayuda a detectar la pérdida de correlaciones entre la biodiversidad y los servicios del ecosistema. “Nuestro enfoque proporciona una visión nueva y completa del funcionamiento de los ecosistemas y puede identificar los atributos claves que hay que vigilar para evitar cambios críticos. También puede aplicarse para analizar los efectos de otros cambios globales como el cambio climático”, apuntan los autores del artículo.