Menos de un año ha durado la estafa en Guardamar del Segura de Ana María Bea Jiménez, natural de Cintruénigo (Navarra), que se presentaba en nuestra provincia como Mercedes Franco Núñez, y de su cómplice necesario David Núñez Mármol.
En febrero de 2020 se presentaban en esta comarca de la Vega Baja con un nuevo despacho de abogados en la avenida de los Pinos, 1, llamado Novus Legis. Fue el propio David Núñez quien se puso en contacto con este medio de comunicación para promocionar el bufete. La contratación de abogados y de personal de la localidad, la apertura de un local a pie de calle … todo aparentemente de lo más normal.
Aprovechaba su discapacidad para generar empatía, además de su generosidad dando dinero a gente necesitada o invitando a fiestas de gala que organizaba
Apariencia
Ana María Bea lleva realizando estafas desde que tenía 27 años y su técnica es la de generar la confianza y empatía suficiente. Para hacerse valer no la importaba entregar dinero en público para familias necesitadas que se hayan quedado sin trabajo, pagar en metálico a sus empleados con sobres repletos de billetes por encima de lo necesario o realizar acciones con la finalidad de aparentar esa generosidad en tiempos de crisis.
A nuestra curiosidad del por qué Guardamar para su negocio, nos comentó que “por motivos de salud, el clima y el mar me vienen muy bien para mí situación y además es un pueblo muy tranquilo”. En este caso, ya que en el tiempo cada vez ha ido comentando una cosa diferente, aseguraba que tenía dinero debido a que “heredé de mi tío Ángel hoteles, pisos y locales comerciales en los mejores sitios de Barcelona”.
Incluso por ese motivo, como homenaje a su familiar fallecido, iba a abrir un salón de Belleza llamado Ángel en la urbanización La Zenia.
Fiestas
Durante este periodo Ana María Bea ha tratado de ganarse por diferentes medios a las personas a las que quería cautivar. De esta forma, el viernes 11 de septiembre del pasado año celebró una gran fiesta en un importante restaurante de Daya Vieja, para celebrar el cumpleaños de su marido Ricardo. Una más de las varias celebradas hasta ese momento y en el mismo sitio.
A la cena asistieron invitadas unas 100 personas y en la misma no faltaba de nada, incluido un coro rociero para amenizar la velada y fuegos artificiales. Un evento de gala al que asistían algunos de los que fueron estafados o quería ‘enganchar’, como el taxista que le hacía de chófer siempre, su peluquera (mujer de otro de los perjudicados) o los abogados del bufete. Dichas fiestas acababan con barra libre, baile y música en directo.
Eso sí, en dichas fiestas no se hacían fotos, entre otras cosas por el contrato de confidencialidad firmado con sus empleados por ser ella una persona ‘importante’.
Alto nivel de vida
Como parte del montaje estaba también un alto nivel de vida. Su vivienda, un chalé de lujo en Guardamar donde residían desde enero y cuyo alquiler pagaron por adelantado para un periodo de un año; tres cuidadores para sus perros con elevados sueldos, ya que al menos que sepamos uno de ellos percibía 2.000 euros al mes; una peluquera que iba desde Rojales diariamente a peinarla y por lo que percibía 3.000 euros mensuales; un taxista al que le pagaban por hacer constantemente de chófer para sus desplazamientos, y unas cinco personas que la rodeaban constantemente y estaban a su servicio.
Con estas tácticas de disponer de dinero fácilmente y desprender generosidad pretendía, y consiguió en muchos de los casos, ganar esa confianza y admiración, tan necesarias para luego poder llevar a cabo la estafa.
Cambio de vivienda
Los propietarios del chalé en el que vivía, también propietarios del local donde Ana María Bea ubicó el bufete de abogados, tuvieron una oferta de compra por parte de ésta. Como tenían que arreglar la herencia, se pusieron en manos de la ‘abogada’ entregando por transferencia bancaria una cantidad para arreglar dichos papeles y poder luego formalizar la compra-venta.
En esta ocasión a los propietarios todo esto no les pareció muy correcto y solicitaron la devolución del dinero. Bea les hizo la entrega en efectivo del dinero anticipado, pero como se cumplía un año y no la gustó que no entraran en su juego decidió que prefería trasladar su vivienda a un chalé de lujo en Elche, al que se mudaron y en el que también aportaron un año por adelantado.
En Guardamar abrió el bufete Novus Legis y contrató abogados, algunos de los cuales también han sido estafados
Los empleados
Algunos de los abogados del bufete también han sido engañados en toda esta trama. Figurando ser una persona importante, como se sabe por ocasiones anteriores en las que ya había actuado de igual modo, les hacía firmar un contrato de confidencialidad y en ningún momento les llegó a enseñar su documentación.
Estamos hablando de abogados que conocen los procedimientos y a los que, a pesar de ello, consiguió engañar, hasta el punto que algunos invirtieron en los ‘chollos’ que ofrecía perdiendo cantidades de, al menos que nosotros sepamos en alguno de los casos, 15.000 euros.
Incluso comentó en una entrevista concedida a este medio que durante el confinamiento ella no había realizado ningún ERTE “entre los siete empleados del gabinete, hemos preferido hacer un esfuerzo, me parecía un poco desmotivador acabando de abrir en febrero”.
Estos empleados, igual que el resto de las personas que ponía a su lado o a su servicio, eran los prescriptores involuntarios pero necesarios para poder ofrecer, de forma confidencial y teóricamente privilegiada, las ofertas a las que Ana María Bea, por sus ‘influencias’, tenía acceso.
Estafados
Así, con todo ello, algunos de los estafados fue el propio taxista, al que le pidieron dinero para adquirir viviendas; el marido de su peluquera, que ha sido imputado puesto que le nombró mediador en algunas de las operaciones, aparentemente por su vinculación con el sector inmobiliario; e incluso los padres también de su peluquera, a los que ha arruinado por la adquisición de alguna de esas supuestas viviendas.
Hay más damnificados por esa confianza generada, como una joyería de Guardamar a la que deben supuestamente unos 20.000 euros por algunas de las joyas adquiridas.
Se hacía pasar por abogada, diciendo además que había sido la primera persona en conseguir esa titulación padeciendo parálisis cerebral
Falsa abogada
Desde este medio la entrevistamos en mayo del pasado año, puesto que afirmaba ser la primera persona capaz de licenciarse en Derecho padeciendo parálisis cerebral, algo que evidentemente, de ser cierto, es para poner en valor.
Una entrevista en la que ella aparecía con el nombre utilizado en Guardamar, Mercedes Franco Núñez, y que se realizó por teléfono al, teóricamente, estar en Madrid. Aunque no tuvo reparos en salir entrevistada, con el riesgo a ser localizada puesto que sus mentiras eran las mismas que ya había contado en anteriores ocasiones, y estaba buscada por estafas en diferentes localidades, lo que no quiso es que pusiéramos su fotografía. “Prefiero que aparezca la foto del negocio que hemos abierto recientemente en Guardamar”.
Ella afirmaba: “fui abriendo camino para que otras personas con parálisis cerebral pudieran tener estudios universitarios. A pesar de mis problemas de pronunciación, de ir en silla de ruedas y de una movilidad del 50% en las manos, aprobé la carrera en el tiempo normal de cinco años”.
Aseguraba tener información privilegiada de subastas de pisos o de poder comprarlos a fondos buitre procedentes de embargo y a un 20% del valor de la vivienda
La estafa
Ana María Bea buscaba en internet viviendas de lujo, de las que obtenía fotografías y datos. Luego, aprovechando la confianza que había conseguido, y utilizando esa supuesta relevancia que tenía a nivel nacional, las ofrecía a un precio cinco veces menor, en teoría por el acceso a la información de subastas que se iban a realizar o actuando como intermediaria para comprar propiedades a ‘fondos buitre’ procedentes de embargos.
Estar rodeada de abogados de la zona daba también una cierta garantía a los estafados, que veían las operaciones como fiables al estar tuteladas por éstos. De hecho, a Bea los estafados solían conocerla en el momento de firmar el contrato de arras, al que asistía con un hombre que presentaba como su hijo, y que también está en prisión.
El total de la estafa puede haber ascendido a los cuatro millones de euros entre aproximadamente un centenar de familias. En la actualidad se encuentra en prisión. También han sido puestos a disposición judicial otros imputados que además de aportar dinero firmaron algún documento en su representación, todo ello supuestamente sin saber realmente su verdadera identidad ni sus intenciones.
Ya ha entrado en dos ocasiones anteriores en la cárcel, en 1998 (cuatro años) y en 2006 (2 años) también por estafadora
Antecedentes
Ana María Bea empezó esta carrera delictiva con 27 años (ahora tiene 50). En 1998 fue condenada a cuatro años de cárcel por estafar a varias personas haciéndolas creer que disponía de información confidencial, por la que los engañados la entregaban un dinero para invertir en Bolsa.
‘El País’ en aquel año definía el suceso diciendo que “aprovechando su minusvalía física (sufrió una meningitis en su infancia) y haciéndose pasar por hija ilegítima del rey Juan Carlos, estafó más de 30 millones de pesetas en una esperpéntica maniobra que afectó a vecinos, entre incautos y codiciosos, de Navarra, Zaragoza y Tarragona”.
La crónica de la época continúa diciendo: “La mujer les persuadía, haciendo gala de una «enorme capacidad de convicción» -según relataron varios de los estafados durante la vista oral del juicio -, para que la entregaran diversas cantidades de dinero que ella invertiría en Bolsa aprovechando los «privilegios» que, aseguraba, le concedía su condición de hija ilegítima del Rey. A todos prometía unos beneficios que, pese a su «fabulosa y desorbitada» cuantía, relata el fallo del tribunal, no levantaron la menor suspicacia entre las víctimas ni les hizo desistir”.
Su pareja de estafas
Aquella sentencia también condenaba a cuatro años de cárcel a su tío, Ángel Pina Chiviteu que, a sus 82 años y con el ojo derecho atrófico, con padecimientos de sordera, apoyado en una muleta y unido a una inseparable bolsa de plástico llena de medicamentos, aseguraba a todos que disponía también de información privilegiada de la Bolsa por su condición de militar retirado y mutilado de guerra.
Ya los jueces destacaron en aquella ocasión que la pareja aprovechaba las deficiencias físicas de ambos con habilidad para proporcionarse un afecto inmediato de la gente, manejando los sentimientos de las víctimas.
Durante todos estos años ha justificado la necesidad de confidencialidad presentándose como familiar de Franco o hija ilegítima del rey Juan Carlos
Nueva condena a dos años
En 2006 fue de nuevo condenada a dos años de cárcel. El hecho transcurrió en Castro Urdiales, donde se presentó como abogada y futura jueza de la localidad, a pesar de no disponer realmente de dicha titulación en Derecho, además de como hija ilegítima del Rey Juan Carlos.
Realizaba públicamente actos propios de la profesión usurpada bajo el nombre de Ana Mercedes Pina Cirite. No obstante, posteriormente continuó con identidades falsas realizando estafas en muchos lugares de nuestra geografía: Lleida, Navarra, Guipúzcoa, Madrid, Zaragoza, Huelva, Lugo, Valladolid y Granada, hasta que recaló en la localidad de Guardamar del Segura.
En todo este tiempo, y para justificar el motivo de la necesidad de una confidencialidad y el porqué de no mostrar sus documentos, ha mantenido el mismo argumento de presentarse como familiar de Franco en unas ocasiones, o hija del Rey emérito en otras.
Mismo modus operandi
Con sobrenombres falsos contrató entre noviembre de 1999 y agosto de 2000, según indica el Diario de Navarra, a una persona para cuidar a su tío ‘mutilado de guerra’, a un taxista que le prestó 12.000 euros; a la esposa de éste, quien le dejó 3.000 euros, y a la hija de ambos para tareas domésticas. También contrató a un chófer, a otras dos mujeres para realizar labores domésticas, a otro hombre como chofer para los fines de semana, y a una persona más como conductor.
Todo este séquito con el que aparentaba una supuesta posición aristocrática, y que ya aparecía en la sentencia guipuzcoana, se ha repetido en la estafa desmantelada en Guardamar del Segura con su detención el pasado 21 de diciembre, dentro de la operación ‘Oportunidad 2020’, acusada de blanqueo de capitales, falsedad documental y pertenencia a organización criminal.
Engaños ‘ingeniosos’
También en 2018 consiguió llevar a cabo otra gran estafa en Darro (Granada). Recorrió varias congregaciones religiosas argumentando que era la propietaria de muchas fincas, pero tenía problemas con Hacienda y quería venderlas, lo cual no podía hacer hasta liquidar los impuestos.
Ofreció a los feligreses las propiedades a un precio muy bajo si le adelantaban el importe, desapareciendo automáticamente una vez conseguido su objetivo.