El agua es de nacimiento propio, de entrañas montaraces. Fresca. El estanque encara al laberinto vegetal (7.056 m²), en Onil, de casa Tápena, que abría en mayo de 2002, como señalan unos azulejos. Hoy centro de medio ambiente, con cultivos mediterráneos (zonas: monte, húmeda, jardín y agrícola), se encuentra en la antigua alquería de Favanella (del árabe al-Bayada, ‘la ciudad blanca’, como Abanilla, Fabanella y Havanilla), que pudo ser incluso municipio propio. En la ciudad, muchas personas crecieron pensando en las localidades de Biar, Favanella y Onil. Pero es Onil (se dice que de Onyx, por el mineral, o de ‘conill’, conejo, de ahí ‘colivenco’, ‘colivenc’, de ‘covil’, conejera, aunque el topónimo se remonta a pretéritas noches).
Anexo nos encontramos el paraje natural de la ermita de Santa Ana (siglo XVII), antaño Nuestra Señora del Loreto, con pinos centenarios, aparcamiento, aseos, quiosco-bar, fuentes, barbacoas y amabilidad. Buena idea recorrerse luego la CV-803 para internarse en paisajes de montaña, bosques más o menos tupidos y feraces valles. Y alcanzar Banyeres de Mariola (Bañeres) por la vereda paisajística: desde la sierra de Onil, que el botánico Cavanilles (1745-1804) incluía en lo que hoy es Parque Natural (2002) de la sierra de Mariola, compartido oficialmente por Agres, Alcoy, Alfafara, Banyeres, Bocairent, Cocentaina y Muro de Alcoi.
En todo caso, últimas estribaciones de la cordillera Bética: paisajes rurales y bosques de arces, fresnos o quejigos, madreselvas o manzanillas bordes, por donde corretean conejos y perdices evitando servir de plato a los zorros, mientras hozan los jabalíes, berrean los ciervos y crían las ginetas. Si volvemos a casa Tápena, por ejemplo para derivarnos a Ibi, por la CV-802 y luego la CV-801, porque nos apetece montaña, unas cuantas curvas y un paisaje excepcional, visitemos antes otra finca, Altallana, también centro medioambiental, en este caso una granja-escuela.
Una industria generosa
La peculiaridad geográfica colivenca provoca bandeos climáticos extremos que impiden cultivar frutales a lo grande. Sí olivos y almendros (antaño hasta vides). También hay cereales, envasado, fundiciones, manufacturas de aceite y aceitunas. Y por supuesto, las muñecas. Llegaron con el pintor Ramón Mira Vidal (el tío Ramón Tomata) y su esposa, Petra García, allá por 1878. Aquellas primigenias figuras de barro iban a crear una familia con nombres míticos aquí y allende los mares: Mariquita Pérez, Chelito, Kelly, Barriguitas, PinyPon… o la carismática Nancy de Famosa (Fábricas Agrupadas de Muñecas de Onil, nacida en 1957 y hoy en Alicante capital). La industria sigue, con iniciativas como el sello de calidad Onil Origin, impulsado desde 2016 por jóvenes empresas. Pero las muñecas atrajeron: los 2.918 habitantes de 1900 se convertían en los 3.185 de 1960 o los 7.600 de 2020.
La historia, en todo caso, puede disfrutarse en la casa de l’Hort (del huerto): palacete de los Payá (el cardenal Miguel Payá, 1811-1891, impulsó el Camino de Santiago en su formato actual), de fines del XIX, adquirido en 1973 por los empresarios jugueteros y donado a la ciudad. Hoy Museo de la Muñeca, asomado a la urbanita avenida de la Libertad, casi enfrente del convento franciscano alcantarino de San Buenaventura (XVII) y mirando a la cara de un edificio de siete plantas como semáforo de la contemporaneidad del lugar.
La fuente y el marqués
Onil ha crecido a lo ecléctico, una pequeña ciudad donde modernidad y veteranía conviven sin demasiados aspavientos. Así, cerca del museo, el entorno del Xorro de la Plaça (chorro de la Plaza), por donde el Carrer de Nostre Senyor Robat (allí vivían Ramón y Petra) desemboca en la avenida de la Constitución: alicatada y coqueta fuente cuyo pretérito escapa a la memoria. Estuvo por donde se encuentra hoy, pero humedades no deseadas aconsejaron cambio de emplazamiento, a la contigua plaza Mayor (tuvo varios diseños). Volvió el 8 de abril de 1952.
Flanquea la fuente ahora un típico edificio de viviendas del XX, en un derredor donde también asoman edificios de solera y acompaña un paseable y pintoresco casco antiguo, y más o menos enfrente de sus dos bocas-grifo de león habita el palacio fortaleza del Marqués de Dos Aguas (el marquesado, iniciado en 1699, fue propietario del municipio, aunque el edificio plantó primeras piedras en 1539). La plaza Mayor es ahora pequeña explanada con maceteros y busto sobre esquina ajardinada obra de un colivenco universal, el pintor, escultor y artista gráfico Eusebio Sempere (1923-1985), uno de los grandes nombres del llamado arte cinético.
De templos y humedales
La construcción (fue edificio consistorial), con cuatro torres defensivas almenadas y planta cuadrangular, ejerce de Museo de la Festa: las Mayores, en honor a la Virgen de la Salud (el 23 de abril, comenzaron en 1648, cuando la peste: las hogueras de las fiestas rememoran la quema de ropas y enseres infectados), desde el 22 de abril al 1 de mayo. Las comparsas empezaron a desfilar hacia 1799 e integran la ciudad hasta puntos como con los Cristianos, en los locales del antiguo cine Avenida, inaugurado el 23 de abril de 1954.
La antigua capilla ducal del palacio es la actual iglesia parroquial de Santiago Apóstol, con retablo del XV, frescos de Sempere y la capilla del Nostre Senyor Robat (robaron las reliquias pero dieron con su escondite, en Tibi; se conmemora a finales de noviembre, desde 1924). Luego, toca o descansar en la plaza del Carmen (en un frontis del palacio), o en el cercano parque Félix Rodríguez de la Fuente, o en la placita del Centre Cultural d’Onil (con monumento de Sempere a la muñeca)… Hay más oferta de plazas y parques, y siempre a mano lugares donde disfrutar de una rica gastronomía serrana con ‘arròs amb conill i caragols’ (arroz con conejo y caracoles), guisos de caza, pucheros, cocina internacional, repostería casera…
Salimos: en un municipio entregado a iniciativas con acciones de cariz ecológico racionalizador, como la Línea Verde, imaginamos una resurrección de ‘la marjal’, humedal desecado en el XVIII, hoy en parte polígono industrial junto a campos de labranza. Pero es que de aquí aún mana el Riu Verd (río Verde), Monnegre (Montenegro) desde Tibi, como una metáfora: el agua es de nacimiento propio, de entrañas manufactureras. Fresca.