El de las personas mayores es, sin duda alguna, el colectivo al que la crisis sanitaria que llevamos más de un año atravesando ha golpeado de la forma más cruel e inmisericorde.
El virus, el maldito virus, se ha cebado con ellos con especial saña. Especialmente durante la primera ola, cuando toda la sociedad, incluido el supuesto mejor sistema sanitario del mundo, se encontraba en absoluto fuera de juego ante la avalancha de casos, y los muertos se contaban por millares.
Situación en las residencias
Especialmente triste fue la situación en las residencias. Allí donde muchos de nuestros mayores buscan los cuidados y la comodidad que no pueden encontrar en sus propias casas, la irrupción del virus convirtió esos espacios seguros en trampas mortales.
Sus responsables y cuidadores, al menos en la inmensa mayoría de los casos, hacían todo lo humanamente posible por evitar los contagios, pero el colapso de todo el sistema hizo, con dolorosa frecuencia, que esos esfuerzos fueran baldíos.
Situación distinta, pero no menos complicada, fue la que se vivió en los centros de día, esa solución intermedia a la que recurren muchos de nuestros mayores que, pudiendo todavía vivir solos o en compañía de sus familiares, acuden a estos lugares en busca de terapias, compañía o, sencillamente, entretenimiento.
Reapertura tras el confinamiento
La situación aquí, como decimos, no dejaba de ser complicada, pero resultó, durante lo más duro de la crisis sanitaria, más fácil de gestionar ya que se vieron obligados al cierre inmediato en cuanto se decretó el confinamiento. El reto, claro está, llegó en el momento de la reapertura.
Para entonces, España ya contaba con capacidad de test y, sobre todo, la comunidad científica había avanzado enormemente en el conocimiento del virus. Se sabía ya cómo se podían producir los contagios y, por lo tanto, las medidas adecuadas para evitarlos.
Y con todo ello en mente, los centros de día, incluido el de La Nucía, reabrieron sus puertas encomendándose a la ciencia, a los protocolos sanitarios y, por qué no decirlo, a la ausencia de mala suerte.
«Sabíamos de la necesidad que tenían los usuarios de volver, pero también el peligro que se corría» B. Pérez-Hickman
El reto del confinamiento
Beatriz Perez-Hickman, concejala de Bienestar Social, reconoce que en ese momento de la reapertura “hubo muchas dudas, porque sabíamos de la necesidad que tenían los usuarios de volver a sus terapias y actividades, pero, por otro lado, también sabíamos del peligro que se corría”.
Si el momento del confinamiento fue más sencillo para los centros de día en tanto y cuanto tuvieron que cerrar, ese mismo cierre supuso todo un reto para las concejalías de Bienestar Social, que tuvieron que implementar, sobre la marcha y con urgencia, muchas soluciones para unos usuarios que, de la noche a la mañana, no contaban con gran parte de la ayuda que reciben diariamente en el centro.
“Al cerrar el Centro de Día, los usuarios se quedaban en sus casas”, explica Pérez-Hickman. “Nosotros creamos una mesa de trabajo para buscar soluciones ante esa nueva situación que suponía tener a tantas personas mayores siempre metidas en casa”.
El cierre del Centro de Día durante el confinamiento obligó a Bienestar Social a poner en marcha nuevas iniciativas asistenciales
Más servicios externos
Así, la edil nuciera recuerda que tuvieron que poner en marcha numerosos servicios “para poder ayudarles a pasar esta situación. En el caso de los usuarios del Centro de Día de La Nucía, se les puso ayuda a domicilio para que, por lo menos, tuvieran una persona que les ayudara con el aseo personal y otras necesidades básicas”.
Dentro de esas cuestiones perentorias del día a día, también se creó “un servicio de compras, gracias al cual ellos sólo tenían que llamar y una persona adscrita al servicio de ayuda a domicilio les hacía la compra y, de esta manera, evitar que tuvieran que salir a la calle”.
En líneas generales, “en Bienestar Social hubo un aumento tremendo de la demanda. Más allá de las personas mayores, hubo muchas familias que, de un día para otro, se vieron sin trabajo y sin ingresos. Eso provocó que tuviéramos que poner en marcha muchísimas ayudas para tratar de solventar su situación en lo posible”.
«Hablamos de unas terapias que se enfocan tanto a la capacidad cognitiva como a ejercicios y actividades que les permite mantener el cuerpo sano» B. Pérez-Hickman
Envejecimiento saludable
La edil nuciera añade que “antes de abrir no sólo tuvimos que preparar el centro para poder combatir esta pandemia, sino que hubo que crear todo un protocolo de medidas sanitarias para garantizar al máximo la seguridad de nuestros mayores”.
Como bien apunta Pérez Hickman, la asistencia al Centro de Día de La Nucía es una absoluta necesidad para muchos usuarios que, gracias a las terapias y actividades que allí realizan, pueden llevar un envejecimiento mucho más saludable. “Acudir a un centro de día tiene muchísimas ventajas para ellos. En muchos casos son personas que, por diversos motivos, no pueden quedarse en casa solos; y acudir al centro, además de estar cuidados, les da la oportunidad de compartir su tiempo con otras personas”.
La responsable del área de Bienestar Social apunta, además, que “hablamos de una visión global, ya que las terapias se enfocan tanto a la capacidad cognitiva como a ejercicios y actividades que les permite mantener el cuerpo sano. De esta manera, además de estar muy entretenidos, te das cuenta que, cuando tras estar tiempo en casa acuden al centro de día, recuperan muchísimo. Andan mejor, se relacionan mejor… siempre están activos”.
«Vimos como muchos de los usuarios habían perdido parte importante del terreno ganado en las terapias y actividades que solían hacer aquí» M. López
Terapias interrumpidas
También es de esa opinión Miguel López, gerente del Centro de Día de La Nucía, que explica que, tras el confinamiento, “vimos como muchos de los usuarios habían perdido gran parte del terreno ganado en las terapias y actividades que solían hacer aquí. Una vez que pudimos abrir de nuevo las puertas, fue muy satisfactorio ver como, en poco tiempo, recuperaban esas facultades”.
Pese a todo, todavía existe en España cierta reticencia, por fortuna cada vez menor, a delegar en los profesionales de los centros de día el cuidado de nuestros mayores. Tanto Pérez-Hickman como López coinciden en asegurar que “efectivamente existe esa mentalidad de ‘nadie va a cuidar mejor a mis mayores que yo’, pero están equivocados”.
Por ello, para todas aquellas personas que, pese a las evidencias, no terminen de ver los muchos beneficios que la asistencia a estos centros reporta a los mayores, tanto la edil como el gerente del centro invitan “a que se haga una visita al Centro de Día de La Nucía y vean, en primera persona, las actividades que se realizan y los muchos beneficios que suponen para los mayores”.
El ayuntamiento de La Nucía subvenciona a los usuarios del Centro de Día con hasta 300 euros al mes
Esfuerzo municipal
En el caso de La Nucía, el ayuntamiento ha mantenido en 2021, y con este ya van seis años consecutivos, la subvención municipal para los usuarios dependientes del Centro de Día. Esta ayuda económica, para empadronados en el municipio, puede llegar hasta los 300 euros al mes, una cantidad que pone al alcance de muchos usuarios un servicio que, de otra manera, sería prohibitivo.
Para ello, La Nucía ha destinado en los presupuestos municipales de 2021 una partida específica de 40.000 euros. El objetivo final de esta ayuda municipal es facilitar el acceso al Centro de Día a los mayores nucieros con bajos recursos económicos, hasta que les sea reconocida la prestación por dependencia mediante la resolución del Programa Individual de Atención (PIA) de la Generalitat Valenciana.
Así mismo, los usuarios nucieros del Centro de Día pueden disfrutar de un servicio de transporte gratuito de ida y vuelta desde sus viviendas. Además, la subvención del ayuntamiento también es compatible para aquellas personas que hayan solicitado el CNP (Cuidador No Profesional) con la dependencia, por lo que podrán disfrutar de los dos recursos simultáneamente, y así dar un respiro a los propios familiares o cuidadores de éstos.
Estudio personalizado
En este caso, el importe de la subvención tiene tres tramos según la baremación y los mismos establecen ayudas de cien, doscientos y trescientos euros al mes. De esta forma, esta ayuda económica “trata de ser lo más justa posible para que llegue a quien más lo necesite”, como explica el alcalde de La Nucía, Bernabé Cano.
Además de los aspectos económicos como son los ingresos del solicitante, la fórmula por la que se decide la cuantía a percibir por cada persona tiene en cuenta sus propias necesidades asistenciales y otros aspectos como si vive solo, el grado de dependencia o la necesidad social.
Los requisitos para acogerse a esta subvención municipal son estar empadronado en La Nucía con, al menos, un año de antigüedad; ser usuario del Centro de Día y mayor de 60 años; tener problemas de dependencia; que los ingresos de las personas beneficiarias no superen 1,8 veces el IPREM y estar al corriente de las obligaciones tributarias con el ayuntamiento de La Nucía.
«Nuestro objetivo es posibilitar a todo el mundo el acceso al Centro de Día, especialmente a las personas con menos recursos» B. Cano
Protagonismo no buscado
Cano explica que “en 2021 continua la subvención a los usuarios del Centro de Día por sexto año consecutivo. El objetivo de esta ayuda económica, que llega hasta los 300 euros mensuales, es posibilitar a todo el mundo el acceso al Centro de Día, especialmente a las personas con menos recursos. Se trata de ayudar a nuestros mayores dependientes para que tengan la mayor calidad de vida posible y la mejor asistencia y cuidado”.
Todo ello, en una época en la que las concejalías de Bienestar Social han encontrado un protagonismo, derivado del aumento de solicitudes, que jamás hubiesen deseado. Como explica Beatriz Pérez-Hickman, “Bienestar Social siempre ha sido un servicio muy silencioso, que busca ayudar guardando la intimidad de los beneficiarios, y en esta pandemia, sin querer, nos hemos convertido en protagonistas de muchas noticias por el gran número de personas y familias que han requerido nuestros servicios”.
Un protagonismo con el que, por desgracia, seguirán teniendo que convivir durante más tiempo ya que, mientras que las vacunas nos hacen ver la luz al final del túnel de la crisis sanitaria, la económica y social parece que tardará todavía mucho más tiempo en poder considerarse como superada.