Seguramente es una de las tradiciones más queridas y singulares de Petrer de las que se conservan aún hoy en día; un espectáculo visual de luz y fuego con muchos años de historia a sus espaldas que continúa celebrándose la noche de la cabalgata de Reyes, el 5 de enero. Rodar la falla tiene una larga historia que nos transporta a una época lejana y que se remonta al pasado de la villa.
Las fallas son instrumentos elaborados con dos clases de esparto, el verde que es el que se utiliza básicamente para atar la falla, y el seco, que es lo que se quema, formando una especie de antorcha trenzada que se enciende y voltea enérgicamente dibujando un anillo de fuego. La mejor época para recogerlo es precisamente el invierno, porque la planta ha terminado ya de florecer y es cuando menos tierna está. Para que no produzca excesivo humo al quemarla es fundamental que no esté mojada.
El epicentro de la falla es el casco antiguo de Petrer, pero merced a su éxito se ha extendido a prácticamente todo el recorrido de la cabalgata
Llamar la atención de los Reyes Magos
Antes de la década de los años cuarenta del siglo pasado, cuando en Petrer no existían aún cabalgatas, para llamar la atención de los Reyes Magos los niños y niñas de la localidad se servían de diversos enseres viejos de metal que ataban y arrastraban por el suelo para hacer ruido, junto con antorchas encendidas hechas de esparto que las hacían rodar.
Hay que entender que hablamos de una población que entonces tenía una luz eléctrica muy escasa, y en el que los más pequeños de la casa, con la ayuda de sus padres, encendían estos artilugios con la finalidad de que Melchor, Gaspar y Baltasar no pasaran de largo sin dejarles regalos en esta noche tan mágica.
«No existe nada escrito acerca de su procedencia, pero aunque está documentada desde época relativamente reciente lo cierto es que es muy antigua» D. Oliver
Orígenes poco claros
Acerca de los orígenes de esta tradición, que se ha transmitido oralmente de padres a hijos, no hay absoluta unanimidad al no habernos llegado documentación escrita al respecto. Algunos, como Daniel Oliver, gerente de Planeta Caracol, la asociación que desde hace años elabora las fallas para el Ayuntamiento petrerense, ofrece una versión que asegura haber oído de boca de pastores. “No existe nada escrito acerca de su procedencia, pero aunque está documentada desde época relativamente reciente lo cierto es que es muy antigua”, explica.
Cuando Petrer era un pueblo eminentemente agrícola y ganadero en el que su industria distaba mucho de la actual, los pastores trashumantes, que transportaban el ganado por los montes de la localidad, necesitaban fuego para alumbrarse y poder soportar las largas caminatas que su oficio itinerante les exigía. Para ello se servían de esparto, que era lo que más a mano tenían en el monte, con el que formaban fallas y prendiéndolo transportaban el fuego cómodamente de un lugar a otro.
Con el paso de los años, dice Oliver, “esa práctica fue desapareciendo poco a poco al existir otras formas más sencillas de hacer fuego, como cerillas y mecheros, quedando actualmente la parte simbólica de la noche de Reyes”.
Recuperando las fallas
Esta costumbre, como tantas otras que ya no existen, estuvo a punto de desaparecer. Pocos eran los que conocían los secretos de su elaboración, principalmente gente mayor que se encargaba de transmitirla a los jóvenes, pero el empeño de hombres tan comprometidos con rescatar las tradiciones antiguas de Petrer, como Vicent Navarro o Armando Guerra, junto a diversas asociaciones y colectivos de la localidad, han insuflado a las fallas una nueva vida y hoy se han convertido en una cita ineludible para muchas familias en la noche de Reyes.
A raíz de ello, el Ayuntamiento también ha fomentado su práctica con la creación de talleres que enseñan a las nuevas generaciones todas sus técnicas.
La de Alcoy es la cabalgata de reyes más antigua de España, que data de finales del s.XIX. A Petrer no llegó hasta después de la Guerra Civil
Las fallas no son una práctica exclusiva de Petrer; también se puede encontrar esta curiosa tradición en otros lugares de nuestro entorno como Onil, Jijona, Tivi o Elche, aunque en estas localidades reciben otras denominaciones y se celebran en fechas diferentes como Nochebuena.
Transmisión de padres a hijos
Vicent Navarro, un investigador incansable de las costumbres ancestrales de Petrer, insiste en que es fundamental que tanto padres como hijos se impliquen en esta fiesta. “Los niños pequeños siempre han tenido ese rechazo a acercarse al fuego, por eso los mayores deben participar de esta tradición para inculcársela a sus hijos y que no se pierda”.
Como recuerda Navarro, las tradiciones que proceden del fuego son muy antiguas en nuestra sociedad. La falla no podía ser una excepción y entronca directamente “en el ancestral ritual del ciclo de Navidad, el solsticio de invierno y el nacimiento del Sol”.