Los católicos dicen que cantar villancicos es una forma de mostrarse agradecido a Dios y hacen que tengamos un corazón más grande. Además, favorecen la participación ciudadana y hace que elevemos el espíritu de la Navidad.
¿Por qué los cantamos?
Son una de las manifestaciones de cantos más antiguas de la lírica popular española. En su origen no tenían nada que ver con motivos religiosos ni navideños. Comenzaron siendo composiciones alegres que cantaban los residentes de villas o campesinos, sin ningún otro fin que explicar los acontecimientos que sucedían en las villas.
Eran popularmente conocidos como los noticieros del pueblo, donde se hablaba de fallecimientos, amoríos o simples burlas. Durante el siglo XV fue variando su nombre: al ser sobre las villas pasaron a llamarse coplas de villanos, villancetes o villancicos.
Mensaje religioso
Como era un tipo de canción pegadiza y sencilla, las autoridades eclesiásticas se apoderaron de los villancicos para divulgar el mensaje religioso y evangelizar a la población. Así fue como a partir del siglo XVII se popularizó y comenzaron a estar presentes en misas, actos religiosos y eventos navideños posteriores.
Se compusieron los famosos villancicos que conocemos hoy en día para cantarlos en festividades como el Corpus Christi o la Inmaculada Concepción, además de la natividad.