Desde el siglo XIX ha existido en nuestro país la costumbre por parte de los burgueses y las clases sociales media-alta de brindar con champán y comer uvas para despedir el año.
Pero la historia se remonta al año 1909, cuando hubo un año de excedentes en la cosecha en Alicante. Fue entonces cuando los agricultores decidieron impulsar el consumo de la uva en fin de año y que así no se desperdiciasen las cosechas.
Extensión de la tradición en España
Otra de las teorías menos verificada es la de Francia. Se dice que en 1894 las familias adineradas ya eran pioneras en la tradición de comer uvas con las campanadas a las doce. Estas familias lo hacían para ridiculizar a las clases sociales bajas que no podían permitirse el lujo de comer ese tipo de fruta.
Poco a poco fue asentándose la tradición en España, hasta el día de hoy. Esta teoría afirma que los primeros españoles que propagaron el comer uvas en Nochevieja lo hicieron en la Puerta del Sol en Madrid. Desde ese mismo año, en 1903, se adoptó la costumbre.
Las uvas de Nochevieja representan la buena suerte y el renacer de un nuevo año donde los propósitos que tengas se deben cumplir. Se dice que une a las familias en celebración y además nos mantiene expectantes, puesto que las doce uvas se comen tan rápido como suenan las doce campanadas.