Rafa Fernández / Portero del Elche CF Sala, entrenador de porteros del Ilicitano y coordinador escuelas (Valencia, 1980)
Pocas veces un deportista de élite se implica tanto en una entidad como Rafa Fernández, un campeón del Mundo y de Europa que decidió guardar las medallas en el armario para ponerse el mono de trabajo y dejar su huella en Elche.
Llegó al club como portero para la sección de fútbol sala, pero Rafa ya es mucho más que eso. Su conocimiento del deporte, y su necesidad de aprender y transmitir, le han llevado a ser, además, entrenador de los porteros del Ilicitano y coordinador de la escuela de fútbol base de la entidad franjiverde.
Una grave lesión de rodilla durante la pretemporada amenaza con poner punto y final a su etapa como deportista, aunque el valenciano lo asume sin dramas. Quiere echar raíces en Elche y su próximo reto es ayudar a darle estabilidad a la sección de fútbol sala, para que no esté sujeta a los vaivenes del hermano mayor.
«Sé que es difícil recuperarme de la rodilla, porque son 38 años y llevo mucho tute, pero lo voy a intentar»
Antes que nada. ¿Cómo va su rodilla?
Aún estamos en fase de recuperación. No me he marcado fecha de regreso. Hablo permanentemente con el médico, el físio y el entrenador y todos somos de la misma opinión: hay que tener tranquilidad.
Hay que esperar hasta que mi cabeza me diga que puedo volver a la pista. Meterme a jugar sin estar seguro es un riesgo. Si la cabeza no está convencida me volveré a romper seguro.
Ya tiene 38 años y una lesión de rotura parcial del ligamento cruzado siempre es una amenaza. ¿Está preparado para un final precipitado?
SÍ. Sé que es difícil volver. Tengo 38 años y 20 de ellos con mucho tute. Ahora mismo puede más la cabeza que la rodilla. Lo voy a intentar, pero prefiero no tener prisa. Ya estuve una vez en Murcia a punto de dejarlo, pero volví a intentarlo y eso es lo que quiero hacer ahora.
Trabajo mucho cada día en el gimnasio para fortalecer la rodilla y tener un vasto interno más fuerte. Mi idea es volver, pero de momento con pausa y viendo las cosas sobre seguro.
«Como entrenador de porteros de fútbol aporto mi experiencia, pero también aprendo muchas cosas que no conocía»
No puede jugar, pero tampoco se aburre porque además de ser portero del equipo desarrolla otras actividades en el club.
Mi vida ahora es un no parar. Por la mañana estoy entrenando a los porteros del Ilicitano, me dedico al fútbol base, voy al gimnasio durante hora y media y recojo a los niños del colegio.
Por la tarde vuelvo al estadio, y sigo con el trabajo de coordinación de la escuela del Elche, donde tenemos 140 niños. También tengo los asuntos de la escuela de porteros que llevo en Alicante y Murcia… Activo estoy, lo que pasa es que no puedo entrenar.
Usted es un caso atípico de empleado transversal. Ha cruzado su sección para instalarse en la de fútbol. ¿Cómo lo hizo?
Yo vine a Elche por el fútbol sala, pero sabiendo que también tenía que mirar mi futuro. Siempre he sido un enfermo del fútbol. Cuando llegué aquí me iba a ver los entrenamientos del juvenil. Veía lo que trabajaban y charlaba con los entrenadores y los porteros sobre las diferencias en nuestra posición del fútbol al fútbol sala.
Me empezó a picar el gusanillo y hablé con Quirant (entrenador de porteros del Elche) y comencé a mirar cosas por mi cuenta. Y al año siguiente me propusieron entrenar a los porteros de División de Honor. Y la verdad es que fue genial. Pude enseñar mucho por mi experiencia, trasladando lo qué sé del fútbol sala al fútbol once. Y este año me propusieron estar con el cuerpo técnico del Ilicitano y estoy encantado.
«Cada vez hay más similitudes entre los métodos de entrenamiento de los porteros de fútbol y de fútbol sala»
¿Tanto se parecen las dos disciplinas?
Hay cosas diferentes que tengo que estudiar y prepararme, pero también hay muchísimas coincidencias. Mi relación es de dar y tomar, porque aporto cosas y también aprendo otras nuevas. Hoy en día, de todas formas, cada vez hay más similitudes. Y un ejemplo es la escuela alemana de porteros.
Ahora ya se sale del área, se juega con el pie, se tapa el uno contra uno haciendo la cruz, o se saca el pie en un disparo diagonal. Estas cosas hace diez años eran inimaginables.
Ahora ya conoce las dos porterías a fondo. ¿Con cuál se queda?
Con todo lo que me ha dado el fútbol sala no puedo pensar en la grande. Tuve una oportunidad de pasar al fútbol en juveniles; un entrenador quería que probara en el Levante.
Yo soy alto, ágil, fino y mi prototipo pega más en el fútbol, pero ya estaba cerca de la élite y decidí no arriesgar. Me ha dado tanto el fútbol sala que no me puedo arrepentir de aquella decisión.
Hace un año se despidió de forma oficial de la Selección Española, tras disputar 80 partidos, en un acto muy emotivo en La Nucía. ¿Qué recuerdos tiene de su etapa en la ‘roja’?
Magníficos. Estuve desde 2002, casi una década en la que ganamos todo lo posible. Pero el homenaje fue muy especial porque fue un agradecimiento de la selección a todo lo que yo había hecho. Lo piensas fríamente y te emocionas. No es lo mismo un homenaje en tu pueblo o de tu club que uno de la Selección Española, que es lo más grande que hay en el país.
Yo en la Selección pasé por varias etapas. Llegué con 21 años y era un pipiolo que miraba, aprendía y callaba. La Selección enseña muchísimo, porque pasas de ser el referente en tu equipo a ser uno más. Luego, con el paso de los años, ganas experiencia y entonces notas que tú eres la referencia para los demás. Son etapas diferentes, pero apasionantes.
Tuve ofertas de Primera, pero el club apostó por mí más allá del tema deportivo y me ofreció estabilidad para mí y mi familia
Y cuando uno es joven y se corona campeón del Mundo, ¿de dónde se saca la motivación para seguir compitiendo?
El deportista de élite siempre quiere más, es inconformista por naturaleza. No hay un deportista que piense que ya lo ha conseguido todo en su carrera. Queremos más, competir cada día. Siempre hay nuevos retos.
Yo, por ejemplo, sigo teniendo el gusanillo en el estómago aunque vaya a jugar un amistoso en Torrevieja. Y el que no sienta eso no debe seguir jugando ya. No sé si cuando vuelva de la lesión lo tendré aún. Hasta ahora siempre lo he tenido porque me apasiona competir.
Su fichaje por el Elche, con el equipo recién descendido a Segunda, fue un auténtico bombazo. El mundo del fútbol sala no daba crédito. ¿Cómo le convencieron?
A la gente le extrañó mucho que viniera aquí. Había sido un portero importante en ElPozo Murcia durante seis años y cuando decido no seguir me planteo algo más que lo deportivo; me planteo el futuro.
Tuve ofertas de casi todos los equipos de Primera, pero hablé con Jesús García (ex capitán del equipo de sala y actual coordinador del fútbol base) y con algún dirigente y me transmiten que en Elche, a pesar de sus limitaciones, quieren apostar por el fútbol sala. Me presentan un proyecto ambicioso y lo demás ya lo hizo el entorno y la gente.
«El escudo y la franja verde son impresionantes y me fascina el enorme poder de atracción que tienen en la ciudad»
¿A qué se refiere?
La estructura del Elche se vive y es muy bonita. El escudo y la franja verde son impresionantes y tienen un enorme poder de atracción en la ciudad. Me apasiona ver a la gente de Elche cómo lo vive tanto y eso me hace ser uno más de ellos.
Estoy involucrado, a gusto y me encantaría que mi futuro y el de mi familia pase por Elche, porque estamos muy a gusto aquí.
Sin embargo, el proyecto que le ofrecieron de fútbol sala no se parece mucho al que hay ahora, bastante más austero.
Sí. El primer año sí había apuesta por el ascenso, pero no subimos por detalles. Lo teníamos todo a favor. Me afectó mucho aquel ascenso perdido y, de hecho, estuve tres o cuatro semanas sin decidir mi futuro. Tenía que valorar muchas cosas, como si quería seguir jugando o si la sección tendría viabilidad.
He vivido siempre del fútbol sala y a lo mejor en lugar de ser una ayuda podía ser una carga para el club. Nos dimos un tiempo para ver cómo lo hacíamos. Otra vez tuve ofertas, pero el Elche apostó por mí más allá del tema deportivo y me ofreció estabilidad para mí y mi familia. Lo puse todo en la balanza y decidí seguir.
«La derrota ante O Parrulo, en la promoción de ascenso, fue una de las que más me han dolido en mi vida»
¿Cuántas vueltas le ha dado a aquella maldita eliminatoria ante O Parrulo?
Muchas. Es una de las derrotas que más me han dolido en mi vida. Esa eliminatoria significaba más que subir, porque tal y como estaba la entidad, con el equipo de fútbol con pie y medio en Segunda B, era casi la continuidad del proyecto y la posibilidad de meterlo en Primera, que es para lo que yo vine.
Durante estos años en Segunda, ¿se sintió un artículo de lujo para una categoría semi profesional?
La motivación interna es lo más importante. Lo que sí notaba era mucho respeto por parte de los rivales y del público. En Segunda no es normal firmar autógrafos y hacerte fotos con los aficionados.
He sido un tío importante en el mundo del fútbol sala y notaba que había muchos ojos mirándome. Eso también me motivaba porque era una responsabilidad. Yo mismo me presionaba diciéndome que tenía que dar lo mejor de mí mismo.
El cambio de pabellones a reventar a otros casi vacíos debió ser duro.
Sí, hay días que te cuesta meterte en el partido, por eso la concentración tiene que ser máxima, sino es un desastre. Yo siempre intenté demostrar que no vine a Elche porque no podía jugar en Primera División, sino por circunstancias que yo decidí.
¿Qué necesita la sección de fútbol sala para crecer?
Estabilidad. Por suerte o por desgracia, dependemos de lo que suceda en el fútbol. Cuesta mucho encontrar patrocinadores privados o públicos para el sala.
Por suerte, este año contamos con el apoyo de Axa Hita Port. Ves el potencial de Elche, con su liga amateur, y te das cuenta que en esta ciudad se vive y se ama el fútbol sala, aunque aún nos faltan cosas para que el Elche tenga una sección firme e importante en el panorama nacional.
¿Le gustaría pilotar la sección en un futuro?
Es fácil que si me quedo en Elche pueda ser una cara visible dentro del fútbol sala, aunque lo más importante, insisto, sería estabilizar la sección. Me gustaría que el fútbol sala no tuviera que estar pendiente de si el Elche está en Primera o Segunda, que no dependa tanto del fútbol, pero hay que pelear mucho para eso.
Usted anticipó hace años la gran crisis económica en la que podía caer el fútbol sala español. ¿Qué detectó?
Eran proyectos que se veían que tenían vida a corto plazo. Nunca me ha gustado que vengan empresas fuertes y pongan x millones de euros de golpe. Y si no se consigue el objetivo, al año siguiente desaparecen. Ese no es el objetivo. No me des dinero a corto plazo, sino apuesta por un proyecto a medio o largo plazo.
Ha habido empresas que han inflado la burbuja y han provocado que otros clubes modestos no pudieran competir en igualdad de condiciones. Yo quiero que las empresas apuesten, pero de verdad, a medio o largo plazo para poder crear una estructura.
Elche es un ejemplo, pero hay otros como Barcelona, Levante, Córdoba o Betis. ¿Le parece bien que los clubes de fútbol comiencen a tener presencia en la élite del fútbol sala?
Para mí es positivo, pero siempre y cuando el club de fútbol crea en la sección. No puede ser pan para hoy y hambre para mañana. El miedo de estas secciones es qué pasara conmigo cuando las cosas le vayan mal al equipo de fútbol.
Es el único pero que le veo, pero que los clubes de fútbol se involucren es bueno para la afición porque aumenta la rivalidad y bueno para las secciones porque genera publicidad e ingresos.
Usted estuvo en la Selección en una época en la que España no se bajaba del primer puesto del podio. Pero ahora ya no reina. ¿Qué ha pasado?
Los rivales han mejorado mucho. Quizás ahora se comienza a valorar más lo que conseguimos. Antes jugábamos un pre Europeo o pre Mundial y se daba por hecho que teníamos que golear. Pero con el paso de los años se iguala todo y sube el nivel. Todo se ha profesionalizado y ahora a veces toca perder, aunque el nivel de la Selección sigue siendo excelente.
Muchos de los adversarios de España crecieron regalando pasaportes a jugadores brasileños. ¿Qué le parece esta práctica?
No me gusta. Cuando le ganamos el Mundial a Italia, ellos tenían 11 jugadores nacionalizados brasileños. De los tres que no lo eran, uno era portero y el otro un jugador que nunca salía. Estoy en contra de eso.
Es verdad que tener gente de calidad te ayuda a crecer, pero tiene que haber un equilibrio. Yo puedo entender que en España juegue algún brasileño nacionalizado, pero siempre que tenga arraigo español, que viva y sienta España. Tiene que ser algo más que ponerte una camiseta.
En España teníamos la norma no escrita de cómo máximo dos no nacidos aquí. Prefiero perder con gente que sienta lo que hace que ganar por ganar. Representar a un país es mucho más que ganar un título. Ponerte la camiseta de España con tus estrellitas es lo más grande.