Manuel Sánchez / Subcampeón del mundo de Culturismo (Elda, 15-julio-1977)
Esfuerzo, dedicación, constancia y sacrificio son probablemente las palabras más adecuadas para definir la dificultad que requiere convertirse en un deportista de élite. Evidentemente, a todo esto hay que añadirle la importantísima dosis de pasión, capaz de sostener a un campeón en los momentos de dificultad.
«De los últimos doce meses, nueve los he pasado a dieta extrema»
El culturismo es un deporte sobre el que la gente piensa, equivocadamente, que el entrenamiento físico es la única condición para poder llegar a competir. Manuel Sánchez es un culturista que ha cumplido con todas y cada una de las cualidades que mencionábamos anteriormente. Todo en busca de un sueño que persigue desde que era niño, con la fuerza y voluntad que solo los campeones son capaces de demostrar.
Este pasado 2018 ha sido un año increíble. Has sido campeón de Europa y subcampeón del mundo. ¿Qué valoración haces?
La verdad es que es un sueño, he superado con creces todas mis expectativas. En un principio nos lo jugamos este año a dos competiciones, aunque al principio era a una, porque dependía del resultado del europeo y que ganase alguna medalla que me permitiera ir al mundial. Pero todo esto empezó el año pasado, porque al ganar el campeonato de España se abrió la posibilidad de ir a la preselección, ir con la selección…
¿A qué sabe esta plata?
A mí esta plata me sabe a oro, a platino y a un regalo divino. Cuando yo empecé esto para mí era inimaginable, porque ahora mismo en mi modalidad solo se puede ir con la selección en amateur, cuando saltas a profesional no existen las selecciones.
Como amateur lo máximo a lo que puedes aspirar es a ir a un mundial. Después, lo que es el campeonato en sí, ha sido muy duro sobre todo a nivel mental. A 15 días del campeonato llegue a creer que no podría llegar.
¿Cómo trabajaste esa preparación mental?
Con hambre de ganar y de superarme, y eso, cuando llegan los días duros y aparecen las típicas preguntas que se te pueden venir a la cabeza, se hace complicado. Porque a nivel físico es una preparación más, pero, cuando falta un mes, la mente juega un papel fundamental.
Y claro, al final la medalla lo vale todo.
Efectivamente, cuando uno gana la medalla te das cuenta. Pero en el europeo, que fue la primera vez que fui a un campeonato internacional, solamente el hecho de oír el himno fue algo inexplicable.
Imagino también que será un orgullo representar a tu país y dejarlo en tan buena posición.
A nivel deportivo, para mí, es lo máximo a lo que podía aspirar.
«Tengo una espina muy dulce clavada, que es un subcampeonato, y algún día, por qué no, intentar ir a por el mundial»
¿Cuándo comienza tu pasión por este deporte?
Pues desde que tengo uso de razón, porque mi padre ya lo practicaba y desde pequeño he estado viviendo eso, yo no tenía cómics de superhéroes, yo tenía revistas de culturismo y las conservo todavía.
Recuerdo que de pequeño me metía bajo la sábana con una linterna y yo veía a aquella gente musculosa y yo quería ser como ellos. Ya, con 16 años, le dije a mi padre que o me llevaba con él al gimnasio o me iba yo. Y los dos primeros años empecé con él en el gimnasio.
Y hasta el día de hoy.
Sí, desde los 16 años hasta los 41 que tengo ahora. También es cierto que todo esto es cíclico, no siempre estas compitiendo, pero en definitiva siempre estas ligado a este mundo.
En este 2018 tan exigente que has tenido, ¿cómo ha sido tu preparación física?
Pues empiezas a entrenar y todo es muy estricto. Para mí el entrenamiento es lo de menos, porque yo no tengo problema en ir al gimnasio a entrenar, el problema viene después.
Este deporte no entiende de horas, te ocupa las 24 horas del día. Yo de los últimos doce meses, nueve los he pasado a dieta extrema: peso la sal, mido el agua que bebo, no hay fines de semana, no hay celebraciones… No existe nada. Y cuando se acerca la competición, yo personalmente, no dejo de entrenar.
«La gente se cree que por el hecho de ir solamente al gimnasio ya podemos competir y eso no es real»
Y compaginarlo con el trabajo tiene que ser complicado…
Sí, al final tú día a día lo montas entorno a tus entrenamientos, a tus comidas y al objetivo que te has fijado. Ahí está realmente la dureza de este deporte; la gente se cree que por el hecho de ir solamente al gimnasio ya podemos competir y eso no es real. Ir a entrenar al final solo es una pequeña parte, imprescindible, pero no es la más dura.
¿Qué planes tienes en mente a corto o largo plazo?
Ahora mismo a corto plazo lo que quiero es descansar, porque empecé la preparación en el 2016 y hasta ahora no he parado. Además, físicamente mi cuerpo ya me lo pide, hay varios factores a los que te tienes que ir escuchando. Y bueno, tengo una espina muy dulce clavada, que es un subcampeonato, y algún día, por qué no, intentar ir a por el mundial.