Borja Martínez / Extremo del Elche C.F. (Alicante, 2-marzo-1994)
Borja Martínez ha picado piedra durante los últimos años en Segunda B, esperando una oportunidad que por fin le ha llegado en el Martínez Valero. Criado en la cantera del eterno rival, el extremo abandonó la comodidad de lo conocido en busca de un sueño.
Borja fue niño prodigio en la cantera herculana y futbolista precoz, pero siempre mantuvo los pies en el suelo y cuidó su formación académica. Una lesión en la rodilla interrumpió en diciembre, de forma inesperada, su brillante temporada, pero tras la artroscopia realizada inicia ahora un proceso de recuperación “con toda la fuerza del mundo” y “con ganas de volver para ayudar a mis compañeros a conseguir el objetivo”.
Educado y maduro, un rato de conversación con el extremo de San Blas ayuda a comprender su explosiva y ambiciosa forma de entender el fútbol.
¿Cuándo comenzó la historia de Borja con el fútbol?
Desde siempre. De pequeño ya jugaba con mi hermano en la urbanización. Él fue a hacer unas pruebas con el equipo de Tómbola y yo me fui con él. Me vieron y me ofrecieron jugar aunque aún era prebenjamín. Jugaba con los alevines, pero era tres años menor.
De siempre me acostumbré a jugar con mayores. Luego, cuando pasé a jugar con los de mi edad, en el Terra Alacant, me hinché a meter goles. Y de ahí me llamaron el Hércules y el Alicante.
Y se decidió por el Hércules.
Sí, no sé por qué no quería ir al Alicante. En casa no me impusieron nada porque mi padre es vasco y del Athletic a muerte, y mi madre es del equipo del que sean sus hijos. En el Hércules estuve desde alevines hasta que debuté en el primer equipo, en Segunda.
¿Cómo se vivió en su casa esa evolución?
Bien. Yo creo que a veces los padres se cargan el fútbol base, pero en mi caso mi padre fue todo lo contrario. Siempre fue muy sensato. Se ponía solo y siempre estaba callado en los partidos. Luego en casa sí me daba consejos. A lo mejor me decía que había estado mal en un partido en el que había marcado tres goles porque no había bajado a defender.
De hecho siempre fue contrario a que tuviera representante de pequeño. Decía que no hacía falta en esos momentos, que lo que tenía que hacer era jugar y disfrutar. “Eres un chaval. Si tienes que tener represente, ya llegará”, me decía.
¿Quién era su ídolo de infancia?
Siempre me fijé en los extremos, en los que jugaban en mi posición. Mis primeros recuerdos son del Mundial 2002 y me gustaban mucho Reyes y Joaquín. Messi, al ser zurdo, también me gustaba, Di María… Antes de los partidos me ponía vídeos de ellos para motivarme.
¿Cuándo decide dedicarse en cuerpo y alma a ser futbolista?
Pues poco a poco, es un proceso. De pequeño era el típico niño que destacaba metiendo goles en todos los equipos, pero al final nunca piensas que vas a ser profesional. Van pasando las etapas y te vas ilusionando hasta que ya te ves con el primer equipo.
Y de no haber salido el plan, ¿qué le hubiera gustado ser?
Es que lo tenía claro desde pequeño. Me acuerdo que la psicóloga del colegio me decía: ¿qué quieres ser de mayor? Y yo siempre le decía: futbolista. Lo tenía bastante claro. De todas formas nunca dejé de estudiar y ahora mismo estoy haciendo ADE.
¿Cómo lleva eso de mezclar balón y libros?
Bien, pero voy a mi ritmo. Sin dejarlo nunca y sacando asignaturas cuando puedo.
Usted asciende al primer equipo del Hércules con solo 16 años y con el club en Primera. Debió ser toda una experiencia.
Era juvenil de primer año y entrenaba con Trezeguet, Valdez, Farinós o Tote… Estuve a punto de ir convocado con el primer equipo, pero el entrenador, Djukic, me dijo que no quería ponerse la medalla de hacer debutar a un chico tan joven, con 16 años, con el equipo en una mala dinámica.
A pesar de que el equipo estaba ya roto, ¿le hubiera gustado?
Hombre, jugar con 16 años en Primera… Eran esas semanas en las que Drenthe ya no estaba en el equipo. Era impresionante ver esos jugadores que habían ganado Mundiales y Eurocopas entrenando.
De hecho, hay una anécdota de esa época muy curiosa, porque la primera semana que subo al primer equipo el entrenador puso a los jugadores un vídeo del partido anterior, ante el Mallorca, y yo me veía en las imágenes sentado en la grada.
Dos años más tarde llega su debut en el fútbol profesional, de nuevo en un contexto complicado. ¿Qué recuerda de aquel día?
Que el equipo estaba mal, muy abajo en la clasificación. Ya había estado en alguna convocatoria, pero cuando llegó Quique Hernández me hizo debutar con el Lugo. Me hizo una ilusión grande.
No tuve mucha continuidad porque no era una situación fácil y el entrenador me comentó que no era lo mejor jugar en esos momentos, aunque al final jugué seis partidos.
Y ese verano decide hacer las maletas y salir de casa. ¿Por qué?
Llegó una oferta del Espanyol y el Hércules me traspasó. Pasé al filial y el primer año lo jugué casi todo, pero en el segundo me marché cedido a la Cultural.
Tuve un buena temporada, pero cuando regresé a Barcelona no entré en los planes del filial y apenas jugué. Lluís Planagumà, ahora entrenador del Hércules, me dijo que prefería otro tipo de futbolista.
¿Cómo se lo tomó?
Son cosas de entrenadores, cada uno tiene sus gustos y su forma de jugar. Quería futbolistas más hechos. A pesar de todo no me vino mal la experiencia, porque fue un año de aprendizaje fuera de los terrenos de juego.
Hasta ese momento estaba acostumbrado a jugar siempre y cuando llega un momento así aprendes a hacerte fuerte. El fútbol profesional también tiene esta parte menos atractiva.
Fuera de casa y sin jugar. ¿Se arrepintió de haber dejado Alicante?
Tenía 21 años. Ahora es fácil pensar qué si me hubiera quedado… En el Espanyol habían apostado fuerte por mí, pero si luego no te ponen…
¿Cómo le fue en lo personal su primera experiencia fuera de casa?
Bien, pero cambia todo. Pasas de tenerlo todo hecho a tener que buscarte la vida. El primer año me tocó vivir en un piso con Robert Correa, que también jugó en el Elche, y luego ya solo. De todas formas siempre estaba en contacto con mis padres.
Y de Barcelona al Lorca, en Segunda B.
Fue un buen año. Ascendimos y jugué 28 o 29 partidos. Era un equipo peculiar, con un dueño chino que se gastó mucho dinero en la plantilla. Acabamos con David Vidal de entrenador. Subimos fácil. Con lo que le cuesta a los históricos salir de Segunda B y nosotros lo hicimos sencillo.
¿Qué tal con Vidal, viejo conocido de la afición ilicitana?
Muy bien, es una persona peculiar y bastante graciosa. Estuvo cinco jornadas de Liga, en las que nos hizo campeón, y luego en la promoción ante el Albacete.
Pero tras el ascenso, otra vez a hacer las maletas…
Sí, no me renuevan y toca buscarse la vida. Mi representante me decía que estuviera tranquilo, que tras lograr un ascenso alguien me llamaría seguro, pero era un momento complicado porque ya no era sub 23. Los clubes me podían ver aún joven para una ficha profesional.
El que más interés mostró fue Ander Garitano, director deportivo del Ebro, y le dije a mi representante que no buscara más. Yo quería ir al sitio en el que apostaran por mí de verdad. Quiero estar donde me sienta valorado.
Firma una temporada brillante en el conjunto maño. ¿Cuándo nota que ha llegado el momento de dar el salto?
El equipo iba de menos a más y yo me sentía cómodo. Pensaba, a ver si lo hago bien y me puedo volver cerca de casa. Y en eso me llama el Elche. Me acuerdo que estaba entrando en un Mercadona cuando me sonó el móvil.
Pensé, si me llama un club como el Elche, que está a punto de ascender, es porque lo estaré haciendo bien. Y cuando hablé con el club se hizo todo muy rápido, porque yo estaba encantado y deseando jugar en un equipo tan grande.
«Desde que se hizo el fichaje, mi padre fue a Elche a ver todos los partidos que quedaban de Liga y a animar en la promoción»
¿Cómo se lo tomaron en casa?
Fue una alegría enorme. Desde que se firmó la operación mi padre vino a Elche a ver todos los partidos que quedaban de Liga y a animar al equipo en la promoción para que lograra el ascenso.
«Con mis vecinos de Alicante hay las típicas bromas, pero en el fondo se alegran de que sea feliz y de que me vaya bien»
Me imagino que en su urbanización habría cierto mosqueo con su fichaje por el Elche…
Claro. Los vecinos de toda la vida me decían: ¿pero cómo te vas al Elche? Ya sabes, las típicas bromas, pero en el fondo se alegran de que sea feliz y de que me vaya bien.
Firma por el Elche, pero de repente llegan curvas. Hay problemas con el límite salarial, varios fichajes salen del club y usted se queda sin ficha. ¿Cómo vivió esas semanas?
Bueno, a mí siempre me dijeron en el club que estuviera tranquilo. Leí que Borja tenía que convencer a Pacheta, pero eso no era lo que me comentaban a mí desde el club. Yo solo sabía que era un fichaje más y que si entrenaba bien, jugaría. Como en cualquier equipo del mundo.
«A pesar de no ser inscrito en las dos primeras jornadas, el club siempre me dio tranquilidad»
A pesar de no ser inscrito en las dos primeras jornadas el club siempre me dio tranquilidad. Quizás se hizo más ruido fuera que dentro del Elche con este tema.
Le cuesta entrar en el equipo, pero cuando lo logra ya nadie lo saca.
Debuto en Soria, en la cuarta jornada. Y desde entonces, salvo por la lesión en la rodilla, ya jugué siempre.
Y después de tanto perseguir el sueño, ¿cómo se siente de nuevo en el fútbol profesional?
No tiene nada que ver con la anterior experiencia. Yo la había vivido como un juvenil que subía de forma ocasional al primer equipo. Ahora ya soy un profesional. Todos los jugadores pasamos por momentos mejores y peores. Yo no me considero que haya trabajado más que nadie para llegar hasta aquí.
«Sé lo que me ha costado todo y llegar hasta aquí, pero soy una persona ambiciosa y ahora quiero más»
Hay millones de niños que quieren ser futbolistas, pero solo cuarenta equipos entre Primera y Segunda. Ya he llegado aquí, pero no me conformo. Sé lo que me ha costado todo, pero soy una persona ambiciosa y ahora quiero más.
¿Qué más?
No solo estar en la plantilla o entrar en las convocatorias. Quiero jugar, meter goles, asentarme en el club, ser importante y ayudar al equipo. Aquí vengo feliz a entrenar en unas instalaciones increíbles. Estoy a gusto con los compañeros y la gente del club.
La Segunda de este año se parece poco a la que usted conoció. Esto ahora es casi una Primera B.
Desde luego, de los 22 equipos 18 quieren subir. Para el futbolista es un aliciente, porque uno siempre quiere jugar ante grandes clubes repletos de historia. Ahora me enfrento a equipos que veía en la televisión. Todos, aunque no sean históricos, tienen jugadores que han estado toda su vida en Primera o Segunda.
«Pacheta me ha ayudado mucho en lo personal y lo profesional; no es fácil apostar por un jugador de Segunda B que viene de un equipo que no era puntero»
¿Qué importancia ha tenido Pacheta en su carrera?
Es una persona que me ha ayudado mucho en lo personal. No es fácil apostar por un jugador de Segunda B que además viene de un equipo que no era puntero en la categoría. Yo no estaba el año pasado y, en teoría, era un poco una incógnita.
Le tendré que estar agradecido toda la vida, tanto a él como al club, por darme la oportunidad de estar en el fútbol profesional. Es una persona encantadora, muy cercana, tanto para lo personal como para lo profesional, que potencia tus virtudes.
Da la sensación de que usted valora mucho lo que le ha costado llegar hasta aquí.
Por supuesto. Llevo tiempo peleando por esta oportunidad. Estar en el Elche y en Segunda es un sueño para mí. El Elche me ha permitido estar en el fútbol profesional y me voy a agarra con uñas y dientes a esta oportunidad.
El equipo franjiverde no termina de alejarse de la cola. ¿Cómo está viendo la temporada?
La Segunda es una categoría muy exigente y ya sabíamos que íbamos a sufrir un poco. Aquí todo el mundo quiere subir y nadie quiere bajar, por lo que hay que afrontar los 42 partidos a muerte sabiendo que si no estamos en cada uno de ellos al 100% es posible que no nos alcance. Pero que nadie dude de que con ilusión lograremos el objetivo.
Hacen mucho en el césped para los pocos puntos que suman. ¿Cómo lo explica?
La idea del entrenador es tener el balón y atacar. Salvo en algún partido, siempre hemos tenido más ocasiones y opciones que el rival para ganar. Estamos en una buena línea y seguro que llegarán partidos en los que haremos mucho menos y sumaremos los puntos.
«Prefiero crear muchas ocasiones a crear pocas; si ya es difícil ganar generando seis o siete, imagina si solo llegas una o dos veces»
¿Qué opina cuando oye aquello de que el Elche debería ser más práctico y menos vistoso?
Prefiero crear muchas ocasiones a crear pocas. Si ya es difícil ganar generando seis o siete, imagina si solo llegas una o dos veces. Ahora chutamos en el palo y al larguero, pero llegará algún partido en el que le daremos con el culo y entrará el balón.
Antes ha dicho que hay que sufrir. ¿Firma la permanencia en la penúltima jornada?
Por supuesto, aunque ojalá la consigamos a diez jornadas del final para ver luego hasta dónde llegamos.
Cuénteme un secreto, ¿cómo logró que le dejaran tirar las faltas?
Una de mis virtudes es el balón parado. El día del Málaga tenía la corazonada de que la metía. Gonzalo Villar me dijo que estaba muy lejos. Y el míster, también. Pero yo tenía muy claro que la metía. Lo sentía dentro. Y fue un golazo. A partir de ahí, a pesar de que las jerarquías las marca el entrenador, ya resultó más fácil lanzarlas.