Entrevista > Dolores Miñán Niñoles / Vecina del barrio de San Antón
Dolores Miñán nació en Alicante, pero lleva toda la vida viviendo en San Antón. Tiene 40 años, es madre de un hijo, casada y divorciada. Trabaja en una fábrica de calzado y los fines de semana en el sector de la hostelería.
Creció en casa de su madre junto a sus hermanos. Se casó y compró una vivienda en ´La Liada` frente a San Antón. En 2007, Dolores volvió al barrio y adquirió un piso viejo en San Antón. Por aquella época ya se hablaba de la reconstrucción y renovación de las casas de la zona. Después de 10 años de espera, por fin puede disfrutar de su nuevo hogar.
¿Cómo te ha cambiado la vida desde que te mudaste?
Estos dos años que he estado viviendo en mi nueva casa no han sido los mejores de mi vida por cuestiones personales y laborales, pero ha sido el momento que más he ansiado desde hace muchos años.
Antes de entrar a vivir lo tenía todo planificado, los planos, la distribución del mobiliario, todo diseñado al milímetro para aprovechar el máximo espacio. He sido la única vecina en cambiar la cocina, ya que he añadido un mueble más grande para poner más armarios y tener la bancada más amplia, un sofá cama de matrimonio, una mesa plegable en el salón, etc.
«Los acabados son una ´pasada` y la vivienda está totalmente insonorizada»
Todos los vecinos coinciden en la buena calidad de los acabados
¡Son una pasada! Las ventanas son de PVC y la vivienda está totalmente insonorizada. No se oye nada, ni a los vecinos. El aislamiento es fabuloso, en verano no pasas calor y en invierno no hace frío. Tiene calefacción por toda la casa y termo eléctrico, los azulejos del baño son muy bonitos, las puertas son buenas, el suelo es de parqué, las paredes son lisas… ¡todo genial!
«Tengo una paz y tranquilidad que no la tenía antes»
¿Qué ventajas tiene vivir en un noveno piso?
Tengo unas vistas alucinantes. Te asomas al balcón y ves la playa. Me siento por las noches a fumarme un cigarrillo y tengo una paz y tranquilidad que no la tenía antes. No se oye nada desde aquí arriba.
¿Qué gran diferencia hay entre tu antigua vivienda y esta?
El aislamiento, la insonorización, el olor a nuevo, la amplitud… son muchas las diferencias. Sinceramente, en la otra casa no me cabían las piernas cuando me sentaba en el inodoro.
¿Cómo vivías en tu antigua casa?
Las paredes son muy finas y se oye todo, al vecino roncar o pelearse. Un día, en la habitación de mi hijo hicimos un agujero en la pared con el taladro y salió por la otra habitación. En invierno hace mucho frío, el suelo y las paredes estaban helados y entra aire por la ventana; y en verano te asfixias de calor.
Hay muchas cucarachas, olor a desagüe, la instalación es penosa, la luz se dispara constantemente, etc. Por mucho que limpiara siempre estaba sucia, con esa sensación de viejo.
¿Qué cosas puedes hacer en tu nuevo piso que era imposible de hacer en el otro?
No podía invitar a gente a cenar porque no cabíamos, tenía que pasar el sofá al balcón; no cogíamos dos personas a la vez en el baño; la televisión a ciertas horas molestaba; la ropa y los zapatos no me cabían por ninguna parte, etc. Ahora puedo hacer todo eso sin problema.
«Una reforma en el otro piso me hubiese costado más que comprar este y seguiría siendo una casa vieja»
Tu casa es de las más pequeñas con 48m2, dos habitaciones, un baño, cocina-comedor, balcón y garaje. ¿Crees que el precio que has pagado por ella es razonable?
Restando las subvenciones y la venta de la vivienda antigua, he pagado una diferencia de 23.500 euros. Una reforma en el otro piso me hubiese costado más y seguiría siendo una casa vieja. La cifra está muy bien. Pago 22 euros de comunidad con la plaza de garaje y los vecinos que no tienen garaje pagan 19 euros.
¿Cómo valoras la intervención y la atención por parte de Pimesa, la empresa constructora?
Se ha portado muy bien. Consiguieron solventar algunas incoherencias económicas que propusieron y resolvieron rápidamente pequeños contratiempos que fueron surgiendo, pero cosas sin importancia. Se han movido mucho y no tenemos ninguna queja.
El aspecto ruinoso del barrio ha ido empeorando velozmente
Antiguamente los propios vecinos arreglaban la fachada y pintaban la escalera, pero después de 20 años diciendo que los pisos se van a tirar, los vecinos no quieren invertir dinero en reformas. La gente va muriendo, las viviendas se vacían, se desatienden y se meten ocupas que destrozan las casas y tiran basura a la calle además de armar jaleo.
En el piso de mi madre he tirado yo misma a cuatro ocupas. El Ayuntamiento debería hacer algo con este tema. A eso hay que sumarle la intervención de los palomos, que cagan las calles, los coches, los tejados… ¡es asqueroso!
¿Qué perfil de gente vive en el barrio de San Antón?
Hay de todo: gente joven, mayores, ocupas y trabajadores.
¿Qué consecuencias positivas traerán estas nuevas edificaciones al barrio?
Será un lavado de cara. No solo estéticamente, sino que toda la ´gentuza` que vive de ocupa no tendrá más remedio que irse cuando echen a bajo las casas.
«Esperemos que después de habitar los dos bloques se muevan los negocios de los bajos»
Los nuevos bloques de pisos tienen locales para alquilar o comprar en sus plantas bajas. ¿Hay negocios funcionando en la zona?
Hay movimiento de gente comprando, en los bares jugando al domino, por la mañana también hay niños en el parque jugando pero poco más. Los comercios están arruinados. Los bares y estancos son lo único que funciona, no fallan, pero tiendas no hay ninguna a día de hoy.
Esperemos que después de habitar los dos bloques se muevan los negocios de los bajos. Sería un buen impulso de renovación y mejora para el barrio.
¿Cómo podría mejorar la calidad de vida de los vecinos?
Una vez que todos los vecinos tengan un hogar digno donde vivir, es necesario tener un colegio en condiciones y un mercado de abastos donde poder comprar carne y pescado principalmente. Hay supermercados en la zona, pero ninguno vende carne y pescado y son alimentos básicos. Yo no como casi pescado porque para comprarlo tengo que irme muy lejos, imagina la gente mayor los problemas que tendrá.