En plena canícula, cuando repasamos en nuestra memoria aquellos calores que pasábamos en nuestra infancia y juventud e intentamos compararlos con los de ahora, sinceramente, creo éstos no tienen que envidiar a aquellos. Con la salvedad que en ese pretérito ni existía ni imaginábamos la existencia del aire acondicionado, ni intuíamos el temido cambio climático.
La solución de antaño
Todo se solucionaba con alguna ducha, o los que podían con un baño en las playas, mientras que los que no se desplazaban de Orihuela quedaban al amparo de sesiones a la fresca en la Glorieta de Gabriel Miró por las noches, disfrutar de la tertulia en las puertas de los bares o cafés, o buscando refrescarse con una horchata o un limón helado en alguna de las heladerías o a la espera del carro de ´Los Manolés`.
También, aunque no estaba del todo permitido, los niños acudían a bañarse al río, a las acequias o alguna de la basas en la huerta.
Feria de Agosto
En aquellos años, cargados con la cena, se buscaba la distracción en los cines Riacho y Cargen, e incluso en la Plaza de Toros, en cuyas sesiones se esperaba alguna brisa mientras que los ojos se deleitaban con dos películas, dando cuanta de algún bocadillo que entraba auxiliado por una gaseosa.
Pero esto, era lo generalizado en un porcentaje elevado de la población que no se desplazaba a Torrevieja, a la Torre de la Horadada, o al campo de La Murada. Todo ello a la espera de la llegada de la Feria de Agosto, en la que era obligado algún concierto de la Unión Lírica Orcelitana, una novillada o una becerrada con el tradicional sorteo un novillo, una máquina de coser o un pavo.
Y por las noches, en el disfrute de los artilugios mecánicos como las barcas o el tiovivo, y alguna vez la montaña rusa o la noria, o bien recorriendo los puestos de baratijas en los que se vendía de todo, desde juguetes a abanicos, pasando por la bisutería. Por las mañanas, era obligada la visita a la Feria de Ganado, en la que efectuaban transacciones de vacuno y caballar.
«Una vez que llegaba el 15 de agosto, para los oriolanos no veraneantes era todo una fiesta»
Los amigos de lo ajeno
Desde el ´Día del Pájaro` el 17 de julio hasta la inauguración de la Feria, se vivía o, mejor dicho, se sufría en esos días el calor con aquellos elementos a los que hacíamos referencia. Y una vez que llegaba el 15 de agosto, para los oriolanos no veraneantes era todo una fiesta.
Actualmente, desde hace varios años, desapareció la Feria de Agosto de Orihuela, algo que en varias ocasiones estuvo a punto de ocurrir con anterioridad a esta última. Sin ir más lejos, en 1929, debido a la precariedad de los festejos programados. De hecho, lo más significativo fue la instalación de una tómbola benéfica organizada por las cofradías de Monserrate, el Perdón y los Dolores, y los conciertos de la bandas de música de Bigastro, Rafal y Benejúzar y, como algo especial en el programa se indicaba que, “durante los festejos la Glorieta no estará completamente a oscuras”.
Sin embargo, al amparo de la Feria, organizada con más o menos lucimiento, era la llegada de los amigos de lo ajeno que aprovechaban la ocasión para cometer sus fechorías en las viviendas deshabitadas de los que fuera de Orihuela pasaban el veraneo.
«La Feria presentaba alicientes suficientes para que los sufridos oriolanos de la ciudad, la huerta y el campo gozasen a pesar del calor»
Años 40
Por el contrario, en los años cuarenta del pasado siglo, la Feria de Agosto vivía momentos de esplendor, como en 1949, en que fueron ocho días los que los oriolanos pudieron gozar de numerosas actividades.
Así, la música estaba a cargo de la banda de cornetas y tambores del Frente de Juventudes con las dianas, y de la Unión Lírica Orcelitana que dirigía Eduardo Lázaro Tudela que, con sus conciertos, amenizaron ´el juego de la tarjeta` y ´el baile de la lotería`. Los festejos se inauguraron el domingo día 14, con una carrera ciclista, a la que en días sucesivos se celebraba una ´yihanna` en el Campo Municipal de ´Los Arcos`, una carrera pedestre de ´cros conntry` y una carrera de cintas a caballo.
No faltó una novillada el día de la Virgen, en la que cuatro ejemplares de la ganadería de doña Teresa Oliveira ´Cruce del Conde de la Corte` de El Escorial, se las vieron con los diestros José Poveda ´Platerito` y Desiderio Pérez. El programa no dejó en olvido a los fuegos artificiales, desde una alborada disparada desde la ´Cueva del Tío Paco`, cohetería y fuegos acuáticos en los azudes del río en el Puente de Levante y, como final, una traca de 4.000 metros seguida de un castillo de artificio y ´una potente bomba atómica`.
Sufriendo el calor de la ciudad
En ese año de 1949, se eligió a ´Miss Feria` y se celebró un concurso de belleza infantil acompañado de la elevación de globos grotescos y de la dulzaina. Se programaron dos partidos de fútbol entre el Orihuela Deportiva y potentes equipos de Segunda División, tiradas oficiales de pichón a caja, bando de la huerta y bailes populares en la Plaza de Toros. El día 15, se inauguró la tradicional Feria de Ganados, en la que se otorgaron diversos premios.
Así, desde aquel 1929, en que la Feria de Agosto vivía momentos decadentes, veinte años después presentaba alicientes suficientes para que los sufridos oriolanos de la ciudad, la huerta y el campo que no podían desplazarse a las playas, gozasen a pesar del calor (porque entonces también lo hacía) de unos días de diversión en el mes de agosto.