El pasado 30 de agosto era rescatada una patera con diez inmigrantes a bordo que había sido avistada cerca de El Campello. Era la cuarta que llegaba al litoral de nuestra provincia en agosto y la octava de este 2019. En total son más de 80 personas las que tenemos constancia que han intentado entrar ilegalmente por mar a la Costa Blanca desde África durante este año. Quizás hayan sido incluso más.
Todos estos seres humanos se juegan la vida por entrar en nuestro país cruzando un mar Mediterráneo que, si bien resulta paradisiaco para muchos, puede convertirse en una trampa mortal para otros.
En este reportaje hemos querido conocer a los auténticos héroes de esta película, aquellos que se convierten en los ángeles de la guarda de estas personas durante las horas más críticas. Este periódico ha querido conversar con los integrantes que forman el equipo de Salvamento Marítimo en Alicante.
Durante una semana los tres tripulantes de Salvamento Marítimo no pueden alejarse más de 20 minutos del barco
Seis tripulantes para un barco
Su barco se llama Mirfak y está fondeado en el Puerto de Alicante, cerca del centro comercial Panoramis. Siempre hay tres tripulantes preparados para salir ante cualquier urgencia. Día y noche. Las 24 horas del día y los 365 días del año.
“No podemos estar nunca más lejos de 20 minutos del barco. Es nuestro tiempo máximo de salida. Nuestros turnos duran una semana seguida, así que la alarma puede pillarnos durmiendo. Tenemos que despertarnos y salir, no queda otra” nos cuenta Juan Carlos Rodríguez, patrón de la embarcación.
Nos atienden también sus compañeros, el marinero Elías Ortega y el mecánico Juan Pablo Casado. Dentro de una semana todos habrán rotado turno con sus otros tres colegas: el patrón José Antonio Alonso, el marinero Marcos Luis García y el mecánico Antonio Tonda.
Salvamento Marítimo de Alicante rescata personas en aguas españolas, internacionales e incluso argelinas
Búsqueda
La tripulación de Salvamento Marítimo en Alicante abarca un ratio que va desde Torrevieja hasta Altea. Ni mucho menos se limitan a la costa o a las aguas territoriales españolas, en muchos casos les toca adentrarse en aguas internacionales e incluso en las argelinas.
“Los guardacostas de Argelia no cuentan con los medios que tenemos en España, así que su gobierno ha llegado a varios convenios con el nuestro para que les podamos ayudar. El Mirfak tiene una autonomía de 300 millas, por lo que podemos adentrarnos hasta 150 millas desde Alicante para poder volver” nos explica Juan Carlos.
El Centro Nacional de Coordinación de Salvamento (CNCS) de Valencia es quien les da la alerta, normalmente a raíz de algún aviso de la Guardia Civil o de un particular. A veces disponen de las coordenadas exactas de la embarcación a rescatar, pero otras solo una zona aproximada. El trabajo se complica todavía más si es de noche.
“Para casos muy difíciles viene un helicóptero o un avión desde Valencia y nos ayuda en la búsqueda a través de cámaras térmicas. El tiempo es crucial, porque las personas en el agua pueden estar heridas, sufrir hipotermias y ahogarse” cuenta el patrón del barco Mirfak.
Atención primaria
Una vez que llegan al punto donde están los náufragos, son inmediatamente rescatados. El protocolo dice que las mujeres y los niños suben primero. “Lo cierto es que casi siempre son varones. De entre unos 20 a 40 años” matiza Juan Carlos Rodríguez.
A los inmigrantes se les ofrece mantas, comida y agua. Si presentan alguna complicación de salud, también se les atiende en la medida de sus posibilidades. “Entre el mareo, el sol, el agua salada y el frío, suelen estar en unas condiciones bastante malas. Más aún si su patera se ha hundido hace ya varias horas. De hecho, los que vienen suelen ser personas de constituciones fuertes y bien alimentadas. Alguien enfermo o débil sería muy difícil que sobreviviera a semejante odisea” nos explica el patrón alicantino.
Los tripulantes cuentan con conocimientos médicos básicos y de primeros auxilios. El propio marinero Elías, también es enfermero. Además tienen contacto directo vía UHF u onda media con el centro radiomédico que hay instalado en Pozuelo del Rey. Aún así, a veces se enfrentan a urgencias médicas tan graves que es preciso pedir una evacuación médica urgente por parte del SAMUR.
Rescate
Una vez que los inmigrantes rescatados están ya puestos a salvo, se inicia el viaje de regreso hacia las costas alicantinas. “Ellos son conscientes de que les hemos salvado la vida, y empatizan mucho con nosotros. Aunque normalmente son árabes y franco-parlantes, también chapurrean algo de español”.
Durante los viajes más largos, tripulantes e inmigrantes tienen tiempo de conocerse. Surge una empatía natural entre ellos y se sinceran. “Algunas travesías de regreso pueden durar hasta diez horas, y tenemos mucho tiempo de hablar. Nos cuentan que vienen a España porque han visto por televisión como vivimos. Ellos también quieren tener una gran casa, un coche, a sus niños en el colegio, etc. Hay muchos casos, recuerdo un marroquí que venía aquí porque había muerto un familiar en El Ejido y quería asistir a su entierro”.
La mayoría de los inmigrantes rescatados son repatriados durante las siguientes semanas
Repatriados
Llegados a la costa, las autoridades de la Guardia Civil o la Policía Nacional les esperan. Muy pocos lograrán realmente su sueño de quedarse en España. La mayoría serán repatriados de nuevo a sus países.
“Muchos lo vuelven a intentar. Algunos incluso nos reconocen cuando les volvemos a rescatar por segunda vez. Sinceramente, les entiendo. Yo si fuera uno de ellos también lo intentaría. He trabajado en África y he visto como viven. Si hubiera nacido allí, trataría de venir a España como fuera. Incluso a nado si hiciera falta. Me jugaría la vida por ello sin duda” nos asegura el patrón marino Juan Carlos Rodríguez.
El patrón alicantino recuerda la anécdota de un caso en el que una mujer rescatada por él sí logró su objetivo. “Recuerdo una chica africana, que años más tarde me la encontré en un supermercado de Alicante. Ella me reconoció y en seguida se acercó a saludarme”.
Los patrones de las pateras no se quedan en España, vuelven a África para proseguir con el negocio
Un ‘negocio’ que no cesa
Aunque las pateras suelen ser embarcaciones muy deplorables, en ocasiones ocurre que sí consiguen llegar a la costa española sin hundirse. En estos casos los inmigrantes tienen más posibilidades de quedarse en España, aunque sea ilegalmente. No así el marinero que dirige la embarcación, quien rápidamente intenta volver a África para su siguiente encargo.
“Los patrones de las pateras sí que viven realmente bien. No sabemos quién les paga, se habla de mafias que organizan todo esto. A ellos no les interesa permanecer en España. Suelen cogerse un ferry para volver a Marruecos y continuar con su negocio” nos indica Juan Carlos.
Así se produce una y otra vez este fenómeno migratorio que parece no tener fin. Aunque durante los peores años de la crisis económica descendieron las cifras, las llegadas han vuelto a aumentar desde 2014. Solo a la provincia de Alicante ya han arribado casi mil inmigrantes por mar durante estos últimos seis años.
«Muchos intentan entrar por Alicante ya que el Estrecho está más vigilado» J. C. Rodríguez
Aumento de llegadas
La mayoría de los africanos que intentan llegar a España lo hacen por el Estrecho de Gibraltar y Andalucía. Curiosamente las cifras han caído en lo que llevamos de 2019 respecto al año anterior, al tiempo que han aumentado en Alicante.
“Andalucía está bastante más vigilada. Yo estuve destinado durante varios años en Motril y allí se dispone de muchas más patrullas y medios. Por eso algunas pateras intentan dar rodeos y entrar por la Comunidad Valenciana, aunque la travesía sea más larga. Antes solo nos llegaban magrebís, pero ahora están empezando incluso a venir por aquí personas del África negra” nos relata el patrón alicantino.
Imprudencias de particulares
A pesar de todo, el equipo de Salvamento Marítimo de Alicante normalmente está acostumbrado a tener más carga de trabajo con las embarcaciones de recreo que con las pateras.
“Aquí hay mucha costumbre de cogerse un barco y pasar el día en alta mar. Lo hacen familias, amigos, personas de negocios, turistas… Muchas veces cometen imprudencias tales como no asegurarse de si tienen gasoil suficiente, revisar los filtros, las máquinas, etc. Al final acaban teniendo una avería y nos toca socorrerles” nos indica Juan Carlos.
Los tripulantes también nos cuentan que últimamente están teniendo mucho trabajo alrededor de Tabarca. “Se está poniendo muy de moda navegar hasta allí. El problema es que algunos navegantes se piensan que hay una gasolinera en la isla esperándoles. Luego se quedan tirados y acaban llamándonos”.
Narcos
Aunque Alicante no es una zona típica de tráfico de drogas, a veces sí recibimos la ‘visita’ de narcotraficantes. En este caso la competencia no pertenece a Salvamento Marítimo sino a la Guardia Civil. Pero aún así, en ocasiones les toca actuar.
“Ocurre que los narcos también pueden tener accidentes navales y quedarse tirados. Los cargamentos de droga suelen ser muy pesados, y pueden causar destrozos en la embarcación” nos explican.
Cuando esto pasa normalmente no llaman a Salvamento Marítimo directamente, sino que avisan primero a la mafia para la que trabajan. Sin embargo, cuando llega una nueva embarcación no socorre al tripulante sino que solo se lleva la droga. Las órdenes son de no tirar nada de mercancía por la borda, así que no hay sitio para nadie más.
“Una vez que se quedan solos, con el alijo ya lejos de allí, nos llaman a nosotros. A veces incluso sacan una caña de pescar antes de que lleguemos, para fingir que en realidad habían salido a practicar la pesca” nos cuenta Juan Carlos entre risas.
«Si yo hubiera nacido 150 km más al sur también me jugaría la vida por venir a España» J. C. Rodríguez (Salvamento Marítimo)
Las muertes del Mediterráneo
En definitiva, a las personas de Salvamento Marítimo en Alicante no les falta acción. Podrían contar historias para escribir un libro. “Es un trabajo muy sacrificado. Los horarios son tremendos. Trabajamos una semana seguida, en la que tenemos que estar preparados para navegar durante las 24 horas. Luego nos encontramos situaciones que nos parten el alma. Es imposible no empatizar con los africanos que rescatamos. Si yo hubiera nacido 150 kilómetros al sur, probablemente sería uno de ellos” nos aduce el patrón Juan Carlos Rodríguez.
El peor trago que sufren es cuando no pueden evitar la muerte de alguno de los inmigrantes. Normalmente los más delgados o enfermos son los primeros en sufrir una hipotermia y ahogarse. Aunque también la suerte impera, puede que al hundirse la patera alguien reciba un golpe mortal que acabe con su vida desde el primer minuto.
En 2018 fallecieron en el Mediterráneo más de 2.200 personas. Aunque la cifra resulte terrible, fue un 28 % más reducida que el año anterior. Todo ello gracias al enorme esfuerzo de los equipos de Salvamento Marítimo de los diferentes países que compartimos el Mare Nostrum, que han logrado aumentar el porcentaje de superviviencia hasta un 98 %. El equipo alicantino también se une a las voces que reclaman una mayor cooperación de los gobiernos a nivel europeo para poder evitar más desgracias.