Entrevista > Fidel Chaves / Jugador del Elche C.F. (27-octubre-1989)
Nacido en Minas de Riotinto, la cuna del fútbol español, Fidel Chaves regresa en plena madurez personal y deportiva a Elche para recuperar la gloria perdida. Familiar, educado y agradecido, el extremo onubense rememora sus inicios en el fútbol sala y se siente afortunada de poder vivir de lo que fue su sueño de niñez.
Asegura que aún tiene mucho camino por delante y una asignatura pendiente en Primera, a la que llegó demasiado joven. “Ojalá pueda regresar a ella otra vez desde aquí”, afirma.
¿Cómo llegó Fidel al fútbol?
Soy de un pueblo muy pequeñito y como todos los niños comencé a jugar con los primos, vecinos y los amigos. Al ser un pueblo pequeño había una pista de fútbol sala. Mi padre había estado ligado al fútbol, pero no de forma profesional. Y la verdad es que le echábamos horas a esa pista.
Luego empecé con el fútbol base del Zalamera La Real y cuando comencé a destacar en categoría infantil se fijaron en mí en el Recreativo de Huelva.
Dicen que el que se inicia en el fútbol sala siempre queda marcado en su juego por ese deporte.
Totalmente cierto. A mí me ha gustado más el fútbol sala que el fútbol. Hace mucho que no juego, pero es que al final me crie en una pista de fútbol sala. Allí me divertía porque es un deporte un poco diferente. En el fútbol pasas tiempo sin tocar la pelota, pero en el fútbol sala estás en contacto permanente y tu influencia en el juego es mayor.
Ahora no puedo practicarlo, porque las superficies no son compatibles, pero en el futuro, aunque sea a nivel amateur, seguro que seguiré jugando con amigos y compañeros.
¿Cuándo se dio cuenta de que podía dedicarse al fútbol?
Siempre fue un sueño, algo lejano que ves en el horizonte. Quizás cuando pasé al filial del Recreativo. Cuando estás ahí tienes esa ilusión de hacerlo bien y de que te llamen al primer equipo, que estaba en un momento complicado.
Raúl Acné era el entrenador y tuve la oportunidad de debutar y marcar en Córdoba. Salió todo perfecto porque fue el debut soñado. Eso me dio mucha confianza para crecer y tener el privilegio de vivir de lo que más me gusta, que es el fútbol.
¿Qué se dejó en el camino por ser futbolista?
Supongo que horas de sueño, cansancio y los estudios. Hubo una persona que luchó para que yo fuera futbolista, que fue mi padre, que me llevaba cinco días a la semana en coche desde mi pueblo a Huelva, que está a 80 kilómetros. Y por carretera nacional. Es la persona que más ha confiado en mí y la que sacrificó cinco años de su vida.
«De no ser futbolista a lo mejor estaría trabajando en la mina»
Y de no haber sido futbolista, ¿cuál era su plan B en la vida?
Nunca tuve plan B. El sueño siempre fue intentar llegar a ser jugador profesional. Vengo de una familia humilde y trabajadora. Mi padre trabaja en un supermercado, mi madre es limpiadora de un hospital y mi hermano trabaja en la mina del pueblo.
De no ser futbolista estaría trabajando en la mina o en cualquier otro oficio. Hay que ser realistas, porque no era un gran estudiante. Era de los que se sentaba en la parte de atrás de la clase, esperando a salir para jugar. Si no me hubiera ido bien tendría que haberme formado de otra forma.
Se lo jugó todo a una carta.
Sí, pero ahora que soy padre, no lo haría. Ahora entiendo el miedo de mis padres a mí futuro y la importancia de los estudios. Si pudiera volver atrás estudiaría mucho más, aunque por suerte nunca es tarde. Tengo años por delante para hacerlo. Mi idea es sacarme algo relacionado con el fútbol para enseñar a los chavales.
¿Quiénes eran sus ídolos futbolísticos?
El que siempre me gustó de pequeño era Rivaldo. Era zurdo, con ese disparo y elegancia. Era fantástico. Y luego Ronaldinho, que es el que nos ha marcado a todos los de mi generación.
Vamos, que le tira el azul y grana.
No soy fanático y si el Madrid merece ganar lo reconozco. Pero sí, de siempre me ha gustado más el Barcelona.
¿Y cómo le fue a su pandilla de partidos de fútbol sala?
Ahí los tengo, gente humilde y trabajadora. Mileuristas. Por suerte para mí tuve un camino diferente, pero cada vez que tengo la oportunidad me gusta disfrutar de ellos.
A Fidel se le asocia, inevitablemente, con el juego de banda. ¿Siempre fue extremo?
En juveniles, con Manolo del Valle, uno de los mejores entrenadores que he tenido en mi carrera a nivel de formación, jugaba algo más centrado, pero después siempre fui extremo.
«Los buenos vestuarios los hacen los buenos resultados»
Volvemos al fútbol profesional. Tras destacar en el Recre llega la oferta del Elche. Y lo que sucede es historia…
Llevaba diez años en la cantera del Recreativo y era la primera vez que salía de casa. Y no podían haber salido mejor las cosas. Llegué a un equipo con aspiraciones de estar arriba pero nadie podía sospechar lo que pasó. Había otras plantillas, como Villarreal o Almería, con mayor potencial jugador por jugador. Pero nosotros montamos un grupo sensacional.
Hay una frase hecha que dice que los buenos vestuarios los hacen los buenos resultados. Y es así. No era una plantilla muy larga, pero cada vez que le tocaba entrar a un reserva lo hacía fenomenal, como Héctor Verdés. No fue casualidad el ascenso o el récord de puntos.
¿Qué destaca de aquel Elche de los récords?
Que era muy difícil batirnos. Todas las semanas sumábamos. La primera vuelta fue espectacular y luego era imposible recortarnos puntos dos semanas seguidas. Si no estábamos bien, todo el mundo arrimaba el hombro y sabía sufrir. A nivel individual he tenido años mejores, con más asistencias o goles, pero nunca en lo colectivo.
Con 20 años llega a Primera, ¿qué recuerda de su primera experiencia en la élite?
Creo que podía haber dado algo más, sobre todo en ese primer año en el Elche. Fui de más a menos. Al final fue una temporada fantástica, porque jugué treinta y tantos partidos y el equipo se salvó, que era el objetivo.
Su salida fue un poco extraña. Era un icono del equipo, pero en la pretemporada se cocinó su salida al Córdoba. ¿Qué pasó?
Ellos acababan de subir a Primera y me ofrecieron tres años de contrato, cerca de casa. Yo no había acabado bien la temporada y en el Elche habían cambios. Y entre todos, representante y director deportivo, decidimos que era el momento de salir de un sitio en el que estaba feliz, por eso he regresado.
La cosa salió mal en lo deportivo y de nuevo a Segunda. ¿Cómo metabolizó ese paso atrás?
Son momentos complicados, pero al final la realidad es que he jugado más partidos en Segunda que en Primera.
Pasa por Almería y llega a Las Palmas para formar un súper equipo que, sin embargo, no arranca y en el que apenas participa. ¿Qué pasó en la isla?
Es la grandeza del fútbol. Era el mejor equipo en el que jugué en Segunda. A nivel de talento, calidad y nivel de plantilla era superior al que batió los récords en el Elche, pero este deporte no son matemáticas. Nos costaba competir y allí la presión es altísima. Fue un año difícil y complicado. Fui feliz allí, pero no pudo ser.
«Este año buscamos estabilidad y estar un pasito más arriba»
Y decide volver a Elche para un proyecto diferente, sin urgencias.
Nosotros no tenemos esa presión de Las Palmas, por ejemplo. Después del ascenso y de la permanencia del pasado año el equipo busca estabilidad y estar un pasito más cerca de los de arriba.
«No hay mejor sitio para volver a ser el jugador que soy»
Tenemos los pies en el suelo y sabemos que es una carrera de fondo. No empezamos bien, pero cada vez tenemos mejores sensaciones. Vamos a intentar estar cerca de ese equipo que tocó el cielo. No había mejor sitio que Elche para intentar ser el jugador que creo que soy.
La afición franjiverde tiene un recuerdo inolvidable de usted. Ya la tiene en el bolsillo.
Bueno, ya sabemos que el fútbol no tiene memoria y el rendimiento hay que actualizarlo semana a semana. Mi objetivo es mejorar mi primera etapa, aunque admito que a nivel colectivo será complicado. Aquí lo tienes todo para triunfar. Y no solo espero cumplir mi contrato (tres años), sino estar mucho más.
«Ahora soy un futbolista más regular y sin altibajos»
¿En qué ha cambiado Fidel en estos últimos años?
Soy más maduro. He crecido y soy más regular, que es lo que busca y desea todo entrenador: un jugador que sea fiable y no tenga altibajos.
¿Qué hace Fidel cuando llega a casa?
Ver un poco de cine y de series y jugar con mi hija pequeña, que tiene dos años. También suelo ver fútbol. Puedo ver tres o cuatro partidos en un fin de semana, aunque ahora está más repartido con los dibujos animados. Y sobre todo estar pendiente de mi mujer, que siempre ha estado conmigo y gran parte del éxito y la estabilidad que tengo es gracias a ella.
Usted ha compartido vestuarios con infinidad de jugadores. ¿Qué compañero le impresionó más como jugador?
Tengo muy cerca el recuerdo de Rubén Castro. Creo que es el que más goles tenía en España después de Messi y Cristiano. Cuando lo ves entiendes perfectamente cómo ha estado tantos años en la élite, a pesar de que tenga 38 años. Aquí también conocí jugadores de gran calidad, como Damián Suárez, Ferrán Corominas o Alberto Rivera.
¿Y como rival?
Messi es el mejor. Y a pie de campo aún impresiona más que por la televisión. Juega a otras revoluciones.
¿Y entrenadores?
He tenido la suerte de tener muy buenos entrenadores. Luis Miguel Ramis, José Luis Oltra, Pepe Mel, Fran Escribá, Manolo Jiménez, Álvaro Cervera… De todos aprendes.
Con 29 años ya ha ascendido a Primera, jugado en la élite y bajado a Segunda. ¿Qué tarea pendiente le queda por cumplir en el fútbol?
La espina que tengo es volver a jugar en Primera. La tengo clavada porque creo que podía haber dado un poco más. En Segunda, salvo el pasado año, he sido bastante regular. La madurez te va dando ese punto.
También es verdad que la Primera la toqué muy joven y que el equipo en Córdoba, por ejemplo, no acompañó. Tengo el sueño de volver a intentarlo y que mis hijos me vean en la mayor categoría. Creo que puedo conseguirlo, he estado cerca otros años, y ojalá sea de nuevo en el Elche.
Sería fantástico, pero si no se da tampoco pasa nada. Hay que ser realista y estos años he sido un jugador más de Segunda que de Primera. Los números lo dicen y no se me caen los anillos, pero el sueño de volver siempre está ahí.
«Mi forma de golpear el balón es algo que se entrena»
Y para finalizar, dígame un secreto. ¿Su forma de golpear el balón es algo que sale natural o esconde mucho trabajo?
Hay una parte natural y de talento, pero es algo que se trabaja. Lo más importante es la concentración. Cuando llegué la primera vez a Elche no era lanzador de faltas, pero tras muchos años he aprendido de los mejores. Te fijas dónde golpean, en el posicionamiento, en darle siempre a la misma parte de la superficie del balón, en colocar la pelota con concentración…
Seguro que hay otros a los que le sale de forma natural, pero a mí me sale así porque tengo una mecánica de golpeo y mucha concentración. Para un equipo de Segunda la estrategia, faltas y saques de esquina es clave porque te puede dar muchos puntos.