Entrevista > Raquel del Val Serrano / Pianista (Alicante, 12-enero-1966)
Concertista, profesora e investigadora musicológica, Raquel del Val Serrano lleva toda su vida unida al piano. Habiendo realizado numerosas giras por el extranjero y tras haber grabado para la compañía londinense St. Giles Foundation y Radio Nacional de España, es una de las instrumentistas más reconocidas del panorama musical.
Se inició en el piano a los seis años
¿Imaginaste en algún momento el éxito actual?
Soñaba de pequeña con ello. Me inicié a los seis años con el piano y, aunque en mi familia no había antecedentes musicales, sentían pasión por la música. Dos años más tarde, entré en el Conservatorio de León, donde viví los momentos más felices de mi vida.
Mi primer concierto fue a los once años. Lo recuerdo como si fuese hoy mismo. Esa ilusión, esa ausencia de nervios… estaba verdaderamente feliz. Con trece años ya era profesora de piano, lo cual representaba un caso anómalo porque, por norma general, hasta los dieciocho años no lo puedes ser.
Más tarde, como mi abuela vivía en la capital, decidí trasladarme a Madrid a realizar el Grado Superior de Piano con Guillermo González. También hice la carrera de Derecho que, aunque no pega con la música, me llamaba la atención.
¿Qué cualidades debe tener un buen pianista?
Muchas de las que los pianistas de hoy en día no tienen. Ser un buen artista implica constancia, más que estar diez horas diarias trabajando. Posteriormente, la concentración, ya que no se toca con las manos, sino con la cabeza y el corazón. Por último, la sencillez de cara al público.
Los pianistas de hoy en día creen que lo saben todo, les fascina el postureo. Lo que hay que tener es sencillez y muchas ganas de complacer al público. Al final, los espectadores no quieren ver un divo barato, sino una persona que transmita.
«Mi perfil está alejado del pianista que hace gestos circenses»
Tras tantos años en el mundo de la música, ¿cuál es tu propio perfil como pianista?
Recientemente actué en la Federación Navarra de Coros, con ocasión de la entrega de la medalla de oro a Federico Moreno Torroba. Un señor del público me comentó que le recordaba a Alicia de Larrocha de la Calle, quien junto a Daniel Barenboim representan mis referentes del piano.
Hay mucha gente que dice que toco obras dificilísimas, pero que, por mi forma de tocar, parece que no me cueste trabajo. Por ello, podría decirse que mi perfil está alejado del pianista que hace gestos circenses e incluso estúpidos. No es que haya que ser un robot tocando, pero por más gestos que hagas las personas no van a entender que tengas mejor o peor técnica.
Además, otra de tus facetas como artista es la de investigación en el ámbito musical. ¿Cómo surge esta iniciativa?
Siempre he sentido interés por la investigación en general. Mi paso por la universidad me vinculó aún más con esta labor. Llevo muchos años de visitas a bibliotecas, a bases de datos e incluso viajando al extranjero. A lugares como Nueva York o Londres, donde he conocido a personas que me han permitido tener acceso a más información.
Esta labor de investigación es muy larga, pero muy satisfactoria porque las digitaciones o articulaciones que se ponían en el siglo XIX no tienen nada que ver con las de la actualidad. Es como volver a crear la obra de nuevo.
¿En qué repertorio te sientes más cómoda?
Últimamente, por la investigación y edición de obras, me he metido mucho en la música española romántica del siglo XIX y principios del siglo XX que apenas nadie conoce. Obras abandonadas que son una verdadera maravilla y que estoy incorporando a mi repertorio. Pese a eso, interpreto prácticamente cualquier repertorio que no sea contemporáneo vanguardista.
«He cumplido todos mis retos profesionales»
¿Te quedan aún retos por cumplir?
Cada vez que surge un nuevo concierto es una nueva ilusión. Aún no me ha acostumbrado a lo gratificante que es, pese a ser algo que llevo haciendo toda la vida. Me gustaría volver a Nueva York para tocar el piano o ir al Auditorio Nacional de Música de Madrid.
En definitiva, sitios puntuales en los que me pueda hacer especial ilusión interpretar. Sin embargo, creo que ya he cumplido todos mis retos profesionales. A día de hoy no imagino mi vida sin la música.
Pianista única
Con tan sólo catorce años fue becada por la Doral Chennings School de Nueva York, ciudad donde en 2010, tras la publicación de su álbum ‘Paisajes de España’, impartió una master class de música española en la Manhattan School of Music.
Tal es su éxito que actualmente es la única pianista que recupera y estrena obras de tres generaciones de una importante saga de compositores: Federico Moreno-Torroba Larregla, su padre Federico Moreno-Torroba Ballesteros y su abuelo Joaquín Larregla.