Entrevista > Juanjo Soriano / Escritor y presidente de la Asociación Isabela (Elche, 4-mayo-1982)
Uno de los colectivos más vulnerables, y no sólo en el ámbito de la violencia, es el de los menores. Concretamente, en los casos de violencia dentro del núcleo familiar, o fuera de él, son invisibles en un porcentaje alto de ocasiones de cara a la sociedad.
Por tanto, una mayor sensibilidad pública conduce a una mayor dotación de recursos, como programas de intervención, o servicios y centros de información y de atención directa. A esa conclusión llegó Juanjo Soriano, movido por su propia experiencia personal de pequeño y por la indefensión que sintió durante demasiados años, por una situación de violencia de género en su familia.
Hoy se siente satisfecho de haber puesto en marcha la Asociación Isabela, con el objetivo de que cualquier menor en situación de desamparo no se sienta solo y sepa donde recurrir para pedir ayuda. Isabela es la única asociación en la Comunidad Valenciana de estas características.
«Sentí la necesidad de escribir como vehículo para sacar al exterior todo lo que llevaba dentro»
¿Cómo nace Isabela?
Isabela es el nombre de mi madre y de mi abuela, las dos mujeres que más he querido en mi vida y esto, de alguna manera, es un homenaje a ellas. Todo empezó cuando escribí mi primer libro. Sentí la necesidad de escribir como vehículo para salir de una depresión, soltar todo lo que llevaba dentro y sacarlo al exterior, pero pensé que no era suficiente, que había que hacer algo por todos esos niños y niñas que sufren algún tipo de violencia y que no se saben defender.
Mi libro empezó a venderse muy bien, y decidí utilizar todos los beneficios que estaba obteniendo de las ventas para montar la asociación. Alquilé un despacho, me puse en contacto con psicólogos y otros profesionales y me puse en marcha.
¿Tenéis ya algún caso?
Sí. En el poco tiempo que llevamos funcionando ya tenemos cinco casos de muy diferente índole. Casos de acoso escolar y de violencia familiar principalmente. También recibimos muchísimas llamadas pidiendo información sobre nuestra asociación.
«Nuestro objetivo es ser mediadores, hacer un seguimiento y que se actúe con rapidez»
¿Qué mecanismos ponéis en marcha?
Depende de cada caso. Si el menor viene solo, como nos ha ocurrido en uno de los casos, hay que ponerlo en conocimiento de la policía, de asuntos sociales o de quien corresponda. Cada caso es diferente y, por lo tanto, el protocolo a seguir también lo es.
Nuestro objetivo es actuar como mediadores y que se actúe con rapidez para, posteriormente, hacer un seguimiento con el menor en nuestra asociación, donde tendrá el apoyo de nuestros profesionales.
¿Que reflejan tus libros?
El primer libro refleja cómo se vive un caso de violencia de género desde dentro y desde los ojos de un niño. Es una novela cuya historia comienza en los años 60. Una época en la que el miedo, la vergüenza y la hipocresía social convertían a las mujeres maltratadas en víctimas en silencio. Una época en la que la mujer casada no podía ni firmar un documento sin el consentimiento de su marido.
No había información, no existían recursos y no se hablaba de ello en los medios de comunicación. Ahora, afortunadamente, las cosas son distintas y una mujer puede salir de su casa y pedir ayuda. Eran unos años en los que, en la mayoría de los casos, ir a comisaría era una pérdida de tiempo.
¿Duró mucho tiempo esa situación?
Hace unos días una conocida me contaba que ella, en los 80, fue a denunciar a su marido por malos tratos y la respuesta fue que se fuera a su casa y le pidiera perdón a su marido, que algo le habría hecho. El libro acaba en las fechas actuales y con un final aceptablemente feliz. Ahora he publicado otro libro que es, de alguna manera, la continuación del primero.
«Los niños son los grandes olvidados en los casos de violencia de género»
¿Los niños son los grandes olvidados en los casos de violencia de género?
Desgraciadamente, en muchísimos casos, sí. Afortunadamente cada vez hay más información; ya no es como antes. Es cierto que se ocupan siempre de apoyar y ayudar a la mujer, que es, desde luego, lo que hay que hacer, pero se nos olvida que los niños que viven en su casa una situación de violencia de género sufren mucho. Les puede producir importantes secuelas psicológicas que deben ser tratadas.
¿Cómo se pueden comunicar con vosotros las personas interesadas?
Estamos en la calle María de Maeztu, 10, en Elche. También en Facebook e Instagram. Sabes que hoy los niños se manejan muy bien por las redes sociales y es una forma muy fácil para ellos contactar con nosotros, tanto si es a título personal o para denunciar, de forma anónima o personal, otros casos que conozcan.
¿Y cómo se puede colaborar con vosotros?
Una forma de colaborar es comprando mis libros. ‘Ningún mal dura cien años’ y ‘Sigo estando aquí’ se pueden adquirir en las librerías o en la sede de Isabela. También se pueden hacer socios de Isabela. Además, tenemos camisetas y pulseras en nuestra sede. Me gustaría contar con vuestra colaboración para conseguir que ningún niño pase por lo que yo pasé.