Cuando el viento arrecia y las olas se envalentonan hasta convertirse en espumosas montañas de agua, hay pocas sensaciones más gratificantes que las de dejar la luz verde de la bocana a la banda de estribor y, así, encontrar la seguridad y el refugio de un puerto seguro. Sobre todo, si el temporal que le persigue a uno cada vez más cerca de la popa, se alía con la oscuridad de la noche.
Incluso cuando la embarcación está firmemente amarrada al pantalán, las amarras crujen bajo la presión de un mar que intenta arrancar al cascarón de nuez de su tranquilo letargo y las drizas golpean alocadas con su sonido metálico, cualquier navegante siente esa mezcla de tranquilidad por la seguridad conseguida y de zozobra en el alma, por aquellos que no han podido llegar a tiempo y se baten en una lucha desigual unas millas mar adentro.
La literatura y el cine nos han dejado auténticas obras maestras gracias a las que, incluso el lector más alejado de la línea de costa, puede sentir como el aire gélido del viento arrastra a los labios restos de salitre que, con los años, se convierten en una parte más de la piel, el sudor y la sangre del marinero. Algo que nadie supo hacer mejor que Rafael Alberti con su maravilloso ‘Marinero en tierra’, publicado en 1924 durante una larga estancia en San Rafael (Segovia).
Las 200 millas a 2 de Altea unen, en un intenso viaje de ida y vuelta, la Villa Blanca con Ibiza
Lucha desigual contra el mar
Las 200 millas a 2 de Altea, que cada año une, en un intenso viaje de ida y vuelta, la Villa Blanca con la isla de Ibiza, concentra, en poco más de 48 horas –dependiendo de las condiciones de viento y mar en cada edición–, todas esas emociones, alegrías, temores y decepciones que el mar proporciona a aquellos que, como es el caso de esta regata, se aventuran en él por pasión.
Prueba clasificatoria para la Copa de España de cruceros, la regata alteana volverá en 2020 para celebrar su 34ª edición entre los días 28 y 29 de febrero y 1 de marzo, con la incertidumbre habitual de esta cita invernal provocada por las condiciones que los dioses del mar y el viento presentarán a las distintas tripulaciones que, compuestas por dos personas, deberán enfrentarse a un Mediterráneo que, en cualquier caso, siempre presenta un duelo desigual entre el hombre y los elementos.
De hecho, la aleatoriedad del clima de la zona ha provocado que, durante las más de tres décadas que lleva celebrándose la prueba, hayamos asistido a ediciones dominadas por días soleados y encalmadas antológicas de viento, con otras en las que Eolo y Poseidón se aliaron para convertir la batalla en una lucha épica ya no por conseguir el triunfo sino, en última instancia, por llegar sanos y salvos a puerto.
En 33 ediciones nadie ha podido hacerse con el Desafío 24 horas
Desafío 24 horas
Desde que las 200 millas a 2 celebrara su primera edición, en 1987, el Club Náutico de Altea, entidad organizadora de la competición, trata de entregar el trofeo del Desafío 24 horas, una competición dentro de la propia competición destinado a aquel que consiga completar el recorrido en un tiempo inferior a un día completo de navegación.
La dificultad del reto queda plenamente ratificada si atendemos al hecho de que, en las 33 ediciones que ya se llevan celebradas, ese trofeo sigue acumulando polvo en alguna estantería, a la espera de encontrar a la primera tripulación capaz de hacer se viaje relámpago de ida y vuelta entre la península y Baleares.
Todo ello, sin olvidar los lingotes de plata que esperan a los vencedores de la prueba. En concreto, el primer clasificado se llevará a casa dos lingotes de un kilo de ese metal precioso; el segundo hará lo propio con dos lingotes de medio kilo y el tercero se tendrá que conformar con dos lingotes de 250 gramos.
Alberto De Castro y Axel Rodger fueron los vencedores hace casi doce meses
La noche es la clave
Alberto De Castro y Axel Rodger, a los mandos de ‘Brujo’, fueron los vencedores, hace casi doce meses, de la 33ª edición de las 200 millas a 2. En su caso, invirtieron un tiempo de 35 horas y 23 minutos en completar ese recorrido que, traducido a distancias terrestres, rebasa por poco los 370 kilómetros.
Respecto a aquella experiencia, recuerdan que “realizamos una buena salida, pero cuando llegamos a Ibiza todavía no nos habíamos colocado en el liderato e íbamos cuartos en el tiempo compensado”. Sin embargo, fue cuando llegó el turno de poner de nuevo rumbo hacia la península cuando las tornas cambiaron. “La clave estuvo en la isla. Llegó la noche y ese es el momento en que más despierto tienes que estar. Supimos aprovechar bien el viento y poco a poco abrimos distancia respecto a la flota”.
Rodger explica, de forma muy gráfica, el reto de seguir navegando y compitiendo cuando el cielo cambia del azul al negro. “Siempre decimos que este tipo de regatas se pierden de noche. Por eso, descansamos mucho durante el día. Normalmente, cuando es de día uno está ansioso y le gusta mucho navegar, pero nosotros lo hicimos al revés. Estuvimos haciendo guardias como si fuera de noche, lo que nos permitía descansar. Nuestro objetivo era afrontar la noche con mucha energía, y ahí fue donde libramos una batalla muy intensa con nuestro principal rival”.
200 millas a 2
Ganador 33ª edición: ‘Brujo’ – Alberto De Castro y Axel Rodger (RCN Valencia).
Fecha: 28 y 29 de febrero y 1 de marzo 2020.
Salida y llegada: Club Náutico de Altea.
Recorrido: Altea – Ibiza – Altea.