La Guerra Civil española ha sido uno de los periodos históricos del siglo XX que más interés ha suscitado en el mundo. Prueba de ello es que existen innumerables novelas y películas ambientadas en esta época, tanto españolas como extranjeras. Valgan los ejemplos de ‘Por quién doblan las campanas’, ‘Homenaje a Cataluña’, ‘Los girasoles ciegos’, ‘Soldados de Salamina’ y un largo etcétera.
Para todos los amantes del turismo histórico y cultural, en la provincia de Alicante albergamos varios lugares que fueron muy significativos durante esta contienda bélica. Cabe señalar que precisamente la guerra acabó en las tierras alicantinas, pues fue la última provincia conquistada por el bando sublevado, en marzo de 1939.
La casa natal del poeta Miguel Hernández está ubicada en Orihuela y se conserva como en la época
Casa de Miguel Hernández
Damos comienzo a esta ruta guerracivilista por las raíces de uno de los más grandes poetas que ha dado jamás España. Estamos hablando evidentemente del oriolano Miguel Hernández, quien combatiera como soldado en la guerra, para acabar siendo detenido por las autoridades franquistas hasta su fallecimiento por enfermedad en prisión.
Orihuela fue la cuna del ‘poeta universal’, y su casa es hoy un museo que recibe numerosos visitantes. De hecho se trata de una visita de doble interés histórico, pues por un lado conocemos el lugar donde Miguel diera sus primeros pasos y escribiera sus primeras poesías, al tiempo que también descubrimos cómo era una vivienda típica de una familia agrícola de la época.
Porque los Hernández no eran sino una familia campesina de la comarca de la Vega Baja. Al visitar esta casa realmente nos cuesta creer que un chico de orígenes tan humildes llegara a ser años más tarde uno de los grandes poetas referentes de su generación.
También es posible conocer la cárcel donde falleció Miguel Hernández, que está ubicada en Alicante. El poeta fue condenado a pena de muerte por su condición de soldado republicano y su pertenencia al Partido Comunista, aunque su pena finalmente fuera reducida a cadena perpetua. Sin embargo, el oriolano acabó falleciendo fruto de una tuberculosis en 1942. Hoy en día este mismo edificio constituye la sede de los Juzgados.
En Albatera y San Isidro se ubicó uno de los mayores campos de concentración de España, que albergó presos de ambos bandos
Campo de Albatera
Si bien el hogar de Miguel Hernández es uno de los lugares más agradables de nuestro recorrido, la siguiente parada resulta mucho más dolorosa. Hablamos de Albatera, donde se ubicó uno de los mayores campos de concentración establecidos en toda España, y por el que pasaron presos de ambos bandos. Según las investigaciones más de 20.000 personas llegaron a estar recluidas en este lugar.
El campo se abrió en 1937, sirviendo como prisión y campo de trabajos forzados para derechistas, sacerdotes o personas consideradas subversivas por las autoridades republicanas. Con el fin de la guerra las tornas cambiaron, aquellos prisioneros que aún quedaban aquí fueron liberados y el campo de Albatera se llenó de republicanos e izquierdistas. Fue clausurado en noviembre de 1939, cuando todos los recluidos supervivientes ya habían sido asignados a otras prisiones.
Actualmente la finca, ubicada en la zona de Saladares, pertenece al término municipal de San Isidro y es propiedad privada. Poco queda del antiguo campo de concentración, más allá de una pequeña caseta de la época. También hay instalados un monolito y una placa en recuerdo de todos los fallecidos en este lugar. Para completar esta conmovedora visita, recomendamos también leer el bellísimo y emotivo poema escrito por el sacerdote prisionero Saturnino Ortuño durante la Navidad de 1938.
Los dos últimos consejos de ministros de la Segunda República sobre suelo español se celebraron en Petrer
Últimos consejos de ministros
Dado que Alicante fue la última provincia conquistada por el bando nacional, aquí dieron lugar los dos últimos consejos de ministros oficiales de la Segunda República celebrados sobre suelo español. Concretamente se llevaron a cabo en la localidad de Petrer, nuestra siguiente parada.
El 25 de febrero y el 6 de marzo de 1939 el presidente Juan Negrín reunió a sus ministros en la finca de El Poblet, donde estuvieron residiendo durante varios días. Antes de albergar al gobierno republicano, este lugar había servido de hospital para los heridos en el frente de guerra.
Básicamente las deliberaciones que se discutieron en estos consejos de ministros, celebrados en Petrer, versaron sobre si tenía sentido proseguir con una guerra que tenían ya perdida luego de la dimisión de Manuel Azaña como jefe de estado, el reconocimiento internacional al régimen de Franco y el golpe interno del coronel Casado. El presidente Negrín era partidario de una resistencia hasta el último metro, falsamente esperanzado en que las democracias europeas socorrieran a la República tras el inminente estallido de la Segunda Guerra Mundial.
En Monóvar estaba el aeródromo desde el que despegó el avión con el que Negrín y el gobierno republicano marcharon al exilio
Lo cierto es que el propio Negrín junto a sus ministros acabaron abandonando también España, antes de acabar la guerra, para partir al exilio en Francia y Argelia. Lo hicieron utilizando varios aviones que despegaron desde Monóvar, en concreto desde el aeródromo ubicado en la pedanía de El Fondo.
Una buena opción para conocer todos estos emblemáticos lugares es apuntarse a la ‘Ruta del Vinalopó al exilio’, que incluye una visita guiada a El Poblet de Petrer, el aeródromo de Monóvar, los refugios antiaéreos y varios edificios de Elda donde se establecieron otros miembros del gobierno.
La prisión donde José Antonio Primo de Rivera vivió sus últimos meses y fue fusilado está en Alicante
La prisión de José Antonio
Nuestro recorrido termina en la capital de la provincia, una localidad repleta de lugares históricos relacionados con la Guerra Civil pues fue la última ciudad conquistada por las tropas franquistas.
En Alicante fue donde estuvo preso, y más tarde fuera ejecutado, José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador Miguel Primo de Rivera y fundador de la Falange. Quizás fuera la personalidad política (no militar) más destacada dentro de los cabecillas del golpe de julio de 1936 contra el gobierno republicano.
Aunque José Antonio participase en la organización de dicho golpe de estado, desde unos meses antes ya había sido arrestado por tenencia ilícita de armas y trasladado a la cárcel de Alicante. Su plan era que el alzamiento también triunfara en la ciudad alicantina para salir liberado de la prisión con honores, pero no ocurrió así.
Durante los siguientes meses el fundador de la Falange moderó bastante su discurso, llegando incluso a pedir vía carta el fin de la guerra y la reconciliación de ambos bandos. Nada de ello le evitó ser juzgado y condenado a pena de muerte. Su fusilamiento tuvo lugar el 20 de noviembre de 1936. Algunos historiadores determinan que José Antonio Primo de Rivera habría tenido muchas posibilidades de haber gobernado España tras el fin de la guerra en lugar del general Francisco Franco, por lo que lo sucedido en este lugar pudo ser crucial para la historia del país.
Hoy en día este edificio sigue siendo conocido en Alicante como ‘la prisión de José Antonio’, y está ubicado en el barrio de la Florida. Los curiosos pueden visitarlo libremente pues ha sido reconvertido en un albergue juvenil.
En toda la provincia se construyeron numerosos refugios antiaéreos. El más impactante es el de la Plaza Séneca de Alicante
Refugios antiaéreos
Una de las experiencias más impactantes, que pueden vivir todos aquellos interesados en esta trascendental parte de la historia española, es entrar en los antiguos refugios antiaéreos de Alicante. Sin duda el más grande e impresionante es el ubicado en la plaza de Séneca.
La ciudad alicantina llegó a sufrir hasta 71 bombardeos aéreos durante los tres años que duró la Guerra Civil. Es difícil que la piel no se nos ponga de gallina cuando escuchamos a los guías locales explicarnos cómo cientos de vecinos pasaban horas allí resguardándose de las bombas.
Las visitas guiadas también incluyen el refugio antiaéreo ubicado en la Plaza Balmis (más pequeño que el anterior), así como al Centro de Interpretación de la Guerra Civil ubicado en la propia Plaza Séneca. Actualmente el Ayuntamiento está restaurando algunos refugios más (se llegaron a construir hasta 94 por toda la ciudad) y se espera que estén abiertos al público en breve.
El bombardeo aéreo más dramático de toda la Guerra Civil se produjo sobre el Mercado de Alicante
Bombardeo del Mercado
Precisamente esta ciudad mediterránea sufrió el bombardeo aéreo más dramático de toda la Guerra Civil española. Ocurrió un 25 de mayo de 1938, cuando las bombas arrojadas por la aviación fascista italiana dejaron más de 300 víctimas mortales.
El epicentro de este trágico bombardeo fue el Mercado de Alicante, edificio que hoy en día está totalmente reconstruido aunque conserva la misma apariencia que en los años 30. En la plaza colindante (denominada ‘Plaza 25 de mayo’ en homenaje a los fallecidos) se ubica un monumento artístico en recuerdo a este horripilante suceso.
Hoy en día es una de las plazas más animadas de la ciudad, un lugar muy indicado para tomarse un aperitivo. Además sentado sobre un banco encontramos otro monumento dedicado a Gastón Castelló, destacado artista alicantino que vivió también la Guerra Civil e incluso estuvo encerrado en prisión durante 18 meses en la Posguerra por su afinidad con la República.
Recomendamos a todos los interesados que completen esta visita visualizando el cortometraje de animación ‘El olvido’, un excelente trabajo de recopilación de los últimos minutos antes del susodicho bombardeo. Dicho corto fue nominado a los Premios Goya el pasado año.
Desde el Puerto de Alicante partió el último barco con refugiados republicanos hacia el exilio
Barco Stanbrook
Durante los últimos días de la Guerra Civil, muchas personas significadas con la República huyeron en dirección a Alicante por medio a las represalias que el nuevo régimen franquista pudiera tomar contra ellas. Así la ciudad se llenó de familias y refugiados sin hogar, ansiando subirse a un barco para escapar de España.
Algunos afortunados lo consiguieron, pero el 28 de marzo de 1939 (apenas dos días antes de la llegada de las tropas nacionales) todavía quedaban alrededor de 15.000 personas que abarrotaban los muelles del Puerto de Alicante.
Aquel día apareció casi milagrosamente un barco comercial británico llamado Stanbrook, cuyo capitán Archibald Dickson accedió a renunciar al transporte de su carga de mercancías y bajó la pasarela para que pudieran subir cuantas personas cupieran.
Sobre 2.800 refugiados acabaron embarcando en el Stanbrook, un barco en principio preparado para una tripulación de unos 50 marineros. El capitán Dickson puso destino hacia Orán (por aquel entonces colonia francesa) y milagrosamente logró burlar la vigilancia de los buques de guerra franquistas que navegaban por el Mediterráneo. Pasadas 22 interminables horas de travesía, acabaron llegando a su destino.
Hoy en día un monumento recuerda la proeza del marinero galés Archibald Dickson, situado en el punto exacto del muelle donde estuviera anclado el barco Stanbrook. Entre todos los pasajeros que salvó había familias con niños, políticos, jornaleros, artistas, periodistas, masones, etc. Éste fue por tanto el último barco de refugiados que partiera desde suelo republicano.
Campo de los Almendros
La mayor parte de los miles de refugiados republicanos que no tuvieron la suerte de embarcar en el Stanbrook fueron hechos presos el 31 de marzo de 1939, cuando las tropas fascistas conquistaron la ciudad comandadas por el general italiano Gastone Gambara, poniendo fin definitivamente a la Guerra Civil que había durado casi tres años.
Para todos ellos se improvisó un campo de concentración en una finca de almendros ubicada dentro de la propia ciudad, al pie de la montaña conocida como la Serra Grossa. Por el Campo de los Almendros llegaron a pasar unas 19.000 personas según determinan algunos historiadores, si bien apenas estuvo en funcionamiento durante una semana.
Las condiciones de vida aquí fueron durísimas, las autoridades vigilaban a los presos con gran represión y apenas disponían de comida y agua. Se calcula que más de 1.000 recluidos perdieron la vida en estos pocos días.
En la actualidad no queda rastro alguno de lo que fuera este improvisado Campo de los Almendros, si bien el lugar puede visitarse pues está completamente abierto al público. Un pequeño monumento recuerda a todos los presos que pasaron o fallecieron en este lugar. Desde aquí, además, se puede continuar hacia la subida de la Serra Grosa, que ofrece una de las mejores vistas de la ciudad de Alicante.